Cómo Putin y Xi han sometido a sus países a su voluntad para convertirse en presidentes de por vida

Xi Jinping y Vladímir Putin, líderes de China y Rusia, durante una recepción en Moscú en marzo del año pasado.
Xi Jinping y Vladímir Putin, líderes de China y Rusia, durante una recepción en Moscú en marzo del año pasado.PAVEL BYRKIN/SPUTNIK/AFP via Getty Images
  • Vladímir Putin y Xi Jinping están acercando posturas tras la guerra de Ucrania. 
  • Comparten viejos rencores hacia el poder occidental y ambiciones imperialistas.
  • Han seguido caminos extrañamente paralelos, superando los límites de mandatos para hacerse con un poder indefinido. 

Cuando Putin pronunció su discurso de victoria tras las elecciones rusas (un discurso tachado de intrascendente), hubo un hombre al que elogió: el autoritario líder chino Xi Jinping.

Putin se deshizo en elogios hacia los nexos de Rusia con China, afirmando que se estrecharían aún más en su quinto mandato presidencial, apuntalados por sus "buenas relaciones personales" con Xi.

Según Reuters, el primer viaje al extranjero de Putin en su nuevo mandato consistirá en visitar a su aliado.

Se trata de una amistad forjada entre líderes cuyas carreras han seguido notables paralelismos.

Ambos llegaron al poder en países que se suponía que tenían protecciones contra el poder absoluto, con límites de dos mandatos para sus líderes.

En la última década, Putin y Xi han aplastado lo poco que quedaba de oposición interna en su camino hacia el poder absoluto.

Como parte de ese proceso, ambos han remodelado el sistema político para mantenerse en el poder: ambos son presidentes vitalicios.

Graeme Thompson, analista del Eurasia Group, explica a Business Insider que ambos líderes comparten ahora la ambición global de reducir el poder de Estados Unidos.

"Ambos pretenden devolver a sus respectivos países a lo que consideran el lugar que les corresponde entre las grandes potencias mundiales", afirma, tratando de desplazar a Estados Unidos como centro del poder mundial.

"Y ambos recurren a la política del nacionalismo y el resentimiento hacia Occidente, señalando períodos pasados de debilidad e inestabilidad —el llamado "siglo de humillación" de China en el siglo XIX y el colapso postsoviético de Rusia en la década de 1990— para justificar su represión interna y sus objetivos de política exterior".

Xi Jinping

Los caminos hacia el totalitarismo

Cuando Putin comenzó su carrera política, se presentó a sí mismo como un reformador, comprometido con la liberalización de Rusia tras el colapso de la Unión Soviética. Incluso se codeaba con famosos de Hollywood para cimentar su imagen.

Pero dos décadas después, la situación no podría ser más diferente, y el líder ruso ya no intenta disimular su autoritarismo.

Putin ha destruido lo que quedaba de la oposición rusa, y las relaciones con Occidente se han hundido hasta su punto más bajo en décadas.

En muchos sentidos, el indiscutible poder interno de Putin se parece cada vez más al que ejerce Xi al este.

Nacieron con un año de diferencia: Putin en 1952 y Xi en 1953. Ambos salieron de la oscuridad burocrática para gobernar y más tarde dominar sus países.

Putin en el acto del lunes en Moscú.
Putin en el acto del lunes en Moscú. Contributor via Getty Images

Robert Dover, catedrático de seguridad internacional en la Universidad de Hull (Reino Unido), afirma que Xi y Putin comparten la habilidad de construir redes de poder leales.

"Tanto la carrera de Putin como la de Xi se han forjado como agentes muy eficaces en la trastienda, forjando relaciones de dependencia y clientelismo", explica.

El experto destaca los inicios de la carrera de Putin como agente del KGB y político local, y los de Xi como funcionario del Partido Comunista, sorteando el peligroso mundo de la política de cada país.

Xi ha ido incluso más lejos que Putin en su búsqueda del poder total.

En los primeros años del siglo XXI acabó con las esperanzas de que China pudiera encaminarse hacia la apertura y la liberalización.

Ha trabajado para destruir la oposición interna, encarcelando a la minoría musulmana uigur en campos de prisioneros y reprimiendo duramente las muestras de independencia en Hong Kong.

En 2018 promulgó una ley que lo declaraba presidente vitalicio.

Más recientemente, suprimió una de las pocas posibilidades que le quedaban al Gobierno chino de someterse a un mínimo escrutinio cuando puso fin a la conferencia de prensa anual del primer ministro chino, Li Qiang, en 2024.

Durante su década en el poder, ha impuesto un sistema de vigilancia distópico en China, donde la vida de los ciudadanos está exhaustivamente vigilada en busca de signos de disidencia.

Aunque no se puede reemplazar el dólar de la noche a la mañana, puede erosionarse a través de un esfuerzo conjunto.

En Rusia, Putin fue presidente durante dos mandatos y luego pasó a ser primer ministro durante cuatro años, lo que le permitió eludir la prohibición de ejercer más de dos mandatos seguidos.

En 2021, fue más allá. Putin aprobó una ley que, en teoría, endurecía los límites de los mandatos presidenciales rusos a un máximo de dos en toda la vida.

Pero tenía una laguna: la ley también restablecía el cómputo, lo que significaba que podía presentarse dos veces más, suficiente para mantenerse en el cargo hasta 2036, cuando tendría 83 años.

Ambos líderes han situado la lucha contra las amenazas extranjeras en el centro de sus ideologías, ya sea en forma de influencias culturales "decadentes" (como el odio de Xi a las bandas de K-pop coreanas) o de complots de Estados Unidos y sus aliados para "cercar" a sus países.

Grabación de vídeo en directo de Xi durante la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 5 de marzo.
Grabación de vídeo en directo de Xi durante la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 5 de marzo. GREG BAKER via Getty Images

Dover considera que sería un error considerar a Putin y a Xi simplemente como dictadores que actúan por decreto arbitrario.

Ambos han creado redes eficaces de leales capaces de responder a las crisis y poner en práctica sus ambiciosas estrategias para hacerse con más poder global.

Disponen del "margen de planificación a largo plazo para impulsar proyectos militares y tecnológicos muy ambiciosos hasta mediados de siglo", añade.

Xi y Putin coinciden en su odio al poder occidental

Es en el plano mundial donde la sinergia entre los líderes es cada vez más significativa y alarma cada vez más a los dirigentes occidentales.

Xi y Putin comparten una visión imperialista de los destinos de sus naciones y la determinación de acabar con el dominio occidental.

Ambos líderes, dice Dover, han desarrollado una aguda comprensión de hasta dónde pueden llegar para socavar a Occidente, sin provocar una guerra.

Xi, Putin
GREG BAKER/POOL/AFP via Getty Images

"Rusia y China han tratado de influir en las sociedades y la política occidentales a través de agresivas operaciones de influencia, al ejercer su influencia en antiguos grupos de opinión de élite y mediante una sofisticada manipulación de las plataformas de radiodifusión y redes sociales", asegura.

"Tanto Putin como Xi han adquirido una aguda comprensión del tipo de acciones altamente agresivas que no provocarán una respuesta occidental unificada: esto es particularmente peligroso para Occidente".

Su estrategia global no sólo consiste en socavar Occidente de forma encubierta mediante la propaganda y el espionaje, sino también en la invasión de Ucrania.

China ha proporcionado a Rusia un apoyo diplomático y económico crucial. Es probable que Xi crea que una derrota ucraniana supondría un duro golpe para el prestigio de Estados Unidos y un impulso para China.

Xi está estudiando de cerca la guerra, dicen los expertos, porque si la resolución de Estados Unidos de proteger a sus aliados se ve debilitada por la derrota de Ucrania, entonces su propia ambición de recuperar el control de Taiwán sería mucho más fácil.

Los expertos militares y económicos coinciden: Estados Unidos no está ni mucho menos preparado para una guerra con China

Pero hay problemas

No obstante, parece haber límites claros a la asociación supuestamente "sin límites" de Putin y Xi que podrían poner en peligro la relación en los próximos años.

"Es casi una verdad universal que los países autoritarios no pueden confiar los unos en los otros, y como mínimo tanto Putin como Xi harán en última instancia lo que sea mejor para ellos mismos y sus regímenes", dice Thompson.

Putin parece recelar del nuevo poder económico de Xi sobre Rusia. Xi ha tratado de aprovechar ese poder buscando influencia en las repúblicas de Asia Central que durante mucho tiempo se han considerado parte de la esfera de influencia de Rusia.

Un posible foco de tensión en el futuro, según Thompson, serían las provincias del extremo oriental de Rusia, que los nacionalistas chinos consideran desde hace tiempo territorio legítimo de China.

Incluso contempla un futuro lejano en el que Rusia podría volver a buscar lazos más estrechos con Occidente para contrarrestar el creciente poder y ambición de China.

"Tal vez una Rusia después de Putin, temerosa del creciente poder chino en Asia Oriental, acabe incluso pivotando de nuevo hacia Occidente para equilibrar la balanza frente a Pekín, aunque eso queda muy lejos", sentencia.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.