Cómo tributan los depósitos bancarios en la declaración de la Renta

Una mujer hace cuentas con su ordenador y su calculadora
  • Tu declaración de la Renta incluye tus depósitos bancarios y su rentabilidad se considera rendimiento de capital mobiliario, formando parte de la base del ahorro.
  • Al integrarse en la base del ahorro, es posible utilizar esa rentabilidad para compensar otros gastos y pérdidas
  • La retención que se te aplicará por esa rentabilidad, que oscila entre un 19% y un 23%, dependerá de la cantidad o los regalos que hayamos recibido por parte de la entidad bancaria.

Aunque pueda parecer que han pasado de moda, hay contribuyentes que todavía optan por los depósitos bancarios como una forma de preservar sus ahorros. Sin embargo, la rentabilidad de estos productos ha ido cayendo en picado en los últimos años, hasta situarse en una media ínfima del 0,05%, como constata el Banco de España en su último informe anual.

Este fenómeno se explica por los tipos de interés del 0% que aplica el Banco Central Europeo desde marzo de 2016, que se plantearon para incentivar el consumo y que motivan que la banca no encuentre ningún motivo para bonificar las imposiciones de efectivo en sus arcas.

Dado que es improbable que el BCE eleve los tipos hasta finales de año, todo parece indicar que esta situación se mantendrá durante la campaña de la Renta del año próximo. 

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Cómo tributan los rendimientos bancarios

Los depósitos se diferencian del resto de productos financieros en que implican inmovilizar una cantidad de dinero pactada previamente durante un plazo concreto a cambio de una remuneración proporcional al importe aportado. Pese a estas diferencias, su fiscalidad es la misma que la de las cuentas bancarias y está sometido a los mismos tramos de tributación.

De este modo, la rentabilidad obtenida por un depósito bancario figura en la declaración de la Renta como rendimiento de capital mobiliario y forma parte de la base del ahorro.

Además, están sujetos a una retención, que oscila entre un 19% y un 23%, dependiendo de la rentabilidad recibida durante 2018.  Desde la reforma fiscal de 2015, los impuestos sobre el ahorro se han reducido considerablemente, configurándose tres topes de rentabilidad:

  • Un 19%, si has recibido hasta 6.000 euros en 2018.
  • Un 21%, si has recibido hasta 50.000 euros.
  • Un 23%, a partir de 50.000 euros.

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Hay que tener en cuenta que estas retenciones son progresivas, por lo que si has recibido una rentabilidad en 2018 de 55.000 euros, pagarás un 19% por los primeros 6.000 euros, un 21% por los 44.000 euros que superan el primer tope y un 23% por los 5.000 euros que superan el segundo.

Una de las peculiaridades de los depósitos bancarios es que puedes compensar la remuneración que recibes por ellos con pérdidas que hayas podido sufrir en otros productos de ahorro, lo que permite que solo pagues impuestos por tus ganancias reales y no por el total invertido.

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