Beber media copa de alcohol a la semana durante el embarazo es suficiente para modificar el cerebro del feto, según un estudio

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  • Solo una bebida alcohólica a la semana durante el embarazo implica un riesgo potencial de alterar la forma del cerebro del bebé.
  • Un nuevo estudio concluye que incluso el consumo ocasional ralentiza el desarrollo cerebral del feto y altera una parte involucrada en la cognición y el lenguaje.

Las recomendaciones oficiales son claras: no se debe beber durante el embarazo. La razón es que la exposición prenatal al alcohol es una de las principales causas de defectos congénitos prevenibles. Se estima que los trastornos asociados con el consumo durante la gestación afectan a entre el 0,1% y el 0,3 % de los bebés nacidos en España.

Sin embargo, suelen asociarse a un consumo elevado o diario, mientras que cuando se trata de beber una copa de vino ocasionalmente o una ingesta más moderada, la ciencia y la creencia popular no son tan claras.

Ahora una nueva investigación sugiere que el consumo de menos de una bebida alcohólica a la semana durante el embarazo es suficiente para alterar la estructura cerebral del feto y retrasar su desarrollo.

Las imágenes cerebrales muestran cambios en la estructura cerebral y un desarrollo más lento

El estudio, que se presentará en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Estados Unidos, ha utilizado la resonancia magnética fetal para evaluar en tiempo real cómo beber podría afectar a regiones clave del cerebro en desarrollo. 

En total se analizaron imágenes de 24 fetos con exposición prenatal al alcohol. Los fetos tenían entre 22 y 36 semanas de gestación.

Un cerebro fetal expuesto al alcohol (izquierda) tiene una corteza más lisa en los lóbulos frontoparietal y temporal. En el control sano (derecha), el surco temporal superior (señalado por flechas) son más definidos.
Un cerebro fetal expuesto al alcohol (izquierda) tiene una corteza más lisa en los lóbulos frontoparietal y temporal. En el control sano (derecha), el surco temporal superior (señalado por flechas) son más definidos.

Los resultados muestran que los cerebros fetales se desarrollan de forma significativamente más lenta que los de las no bebedoras de la misma edad gestacional. Además, el surco temporal superior derecho, que interviene en la cognición social, la integración audiovisual y la percepción del lenguaje, es menos profundo.

"17 de las 24 madres bebían alcohol con relativa poca frecuencia, con un consumo medio de menos de una bebida alcohólica a la semana", señala Patic Kienast, uno de los autores principales. "No obstante, pudimos detectar cambios significativos en estos fetos a partir de la resonancia magnética prenatal".

 

No se sabe cómo afectarán a los bebés estos cambios

Según los investigadores, estos cambios en el desarrollo del cerebro podría estar relacionado específicamente "con un retraso en la etapa de mielinización y una girificación menos marcada en los lóbulos frontal y occipital".

La mielina protege las células nerviosas, permitiéndoles transmitir la información más rápidamente. Importantes hitos del desarrollo de los bebés, como darse la vuelta, gatear y procesar el lenguaje, están directamente relacionados con este proceso.

La girificación se refiere a la formación de los pliegues de la corteza cerebral. Amplía la superficie de la corteza con un espacio limitado en el cráneo, lo que permite aumentar el rendimiento cognitivo. Por ello, cuando esta disminuye, la funcionalidad se reduce.

Pero por el momento no está claro cómo estos cambios estructurales afectarán en el desarrollo cerebral después del nacimiento, recalcan los autores. 

"Sin embargo, podemos suponer firmemente que los cambios que descubrimos contribuyen a las dificultades cognitivas y de comportamiento que pueden producirse durante la infancia", asegura Gregor Kasprian otro de los investigadores principales.

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