Criar malvas (literalmente): el último grito es convertirte en compostaje para plantas después de muerto

Compostaje humano

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  • En los últimos tiempos se han puesto de moda los entierros verdes, como el uso de ataúdes biodegradables. 
  • Un método que gana adeptos en Estados Unidos es el compostaje humano.
  • En seis estados del país norteamericano es legal convertirte en abono para plantas después de la muerte: California fue la última en aprobarlo tras Washington, Colorado, Vermont, Nueva York y Oregón.

Polvo eres... y en abono te convertirás. Cada cultura tiene su propia noción del Más Allá —los cristianos aspiran a ir al Cielo, los vikingos a entrar en el Valhalla y los budistas aguardan a su próximo renacimiento o reencarnación—. Pero una cosa está clara: si quisieras ser pasto de los bosques y alimento para las plantas, en algunos lugares del mundo ya es posible hacerlo.

El compostaje humano —del término anglosajón, human composting— consiste, como el vocablo adelanta, de reciclar nuestros propios desechos orgánicos para nutrir a la tierra. O lo que es klo mismo, transformar un cadáver humano en fertilizante o abono. Según WebMD, a veces se conoce como reducción orgánica natural (NOR, por sus siglas en inglés).

Además de ser una alternativa mucho más económica que un entierro tradicional. La ventaja más significativa del compostaje humano es la de reducir con creces la huella ambiental. Añadir materia orgánica al suelo también beneficia a la riqueza de su composición, retiene el agua, ayuda a prevenir la erosión y a generar menos CO₂ y metano, un gas tremendamente nocivo para el cambio climático.

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Por lo pronto, en España no podrás convertirte en compost después de la muerte: por el momento, esta modalidad de entierro verde solo está aprobado en seis estados de Estados Unidos: California fue la última en sumarse a la práctica tras Washington, Colorado, Vermont, Nueva York y Oregón.

"Con el cambio climático y el aumento del nivel del mar como amenazas muy reales para nuestro medio ambiente, este es un método que no contribuirá con las emisiones a nuestra atmósfera", decía en su aprobación la congresista Cristina García, redactora del proyecto de ley en California, tal y como recogía The Guardian.

Y es que el planeta paga caros los entierros de siempre: la cremación de un cadáver emite 233 kilos de dióxido de carbono, y un enterramiento en hormigón tradicional, tres veces más: cerca de 833 kilos de CO₂. Cuando lleva monumento, las emisiones se multiplican hasta 1.252, según datos de los Servicios Funerarios de la ciudad de París recogidos por Caitlin Doughty en The New York Times.

En España, la incineración ha ganado popularidad en las últimas décadas: el 55% de las personas se entierran y el 45%, se incineran, según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef) en el reciente informe Radiografía del Sector Funerario 2023. 

Cómo volver a la tierra convirtiéndote en abono

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La idea del compostaje humano fue inventada por Katrina Spade, a quien se le ocurrió la idea mientras investigaba la industria funeraria como estudiante de posgrado en arquitectura. Lo que se hace ees imitar el proceso del material orgánico muerto de la primera capa del suelo y su interacción con un cadáver.

Funciona colocando un cuerpo sobre un lecho de astillas de madera, alfalfa y paja, manteniéndolo durante varias semanas en un recipiente con temperatura y humedad controladas para acelerar la descomposición natural. Así, queda abono humano para unas dos carretillas.

Una de las compañías con más solera en la nueva tendencia incipiente del compostaje humano es Recompose. Poco después de que alguien muere, el personal de la startup brinda respeto y atención personalizada mientras el cuerpo se transforma en tierra.

A continuación, el cadáver se deposita en un recipiente rodeado de astillas de madera, alfalfa, y paja cuidadosamente calibrada y adaptada para cada cuerpo. La transformación comienza en el suelo: el cuerpo y el material vegetal permanecen en el barco durante cinco a siete semanas, creando un cubo de tierra rico en nutrientes que puede usarse para la conservación de tierras, bosques o jardines.

 

"El suelo creado devuelve los nutrientes de nuestros cuerpos al mundo natural, restaura los bosques, secuestra carbono y nutre nueva vida", señala su web. Por cada persona que elige Recompose en lugar de un entierro o cremación convencional, se evita que una tonelada métrica de dióxido de carbono entre a la atmósfera. 

Su enfoque usa solo una octava parte de la energía de la cremación o el entierro tradicional: la incineración emite muchas partículas contaminantes: se libera mercurio, monóxido de carbono y dióxido de azufre a la atmósfera. Investigadores de Columbia descubrieron que cremar un solo cuerpo equivale al consumo de energía mensual promedio de un hogar, destaca The Independent.

Mientras, el entierro convencional contamina el suelo y consume terreno urbano, además de requerir un uso intensivo de recursos destinados a ataúdes, lápidas o monumentos de tumbas.

Los más jóvenes son los segmentos más propicios a ver con buenos ojos un entierro verde: la Generación Z y los millennials están dispuestos a probar alternativas ecológicas, y startups dedicadas al compostaje humano como Return Home tiene más de 617.000 seguidores en TikTok, donde sus empleados responden las preguntas, dudas e inquietudes de los internautas. 

Ser árbol

Hay muchas más ideas: como la de Transcend, una startup de entierros ecológicos con sede en Nueva York que promete transformar los cuerpos humanos en árboles después de la muerte, un paso más para cumplir con el objetivo de reforestación masiva.

Su compañía convierte en árbol a la gente enterrándola en lino orgánico biodegradable junto con una mezcla única de tierra enriquecida con hongos, y plantando un árbol joven en el suelo, justo encima de él. Los hongos hacen su magia para asegurar "una conexión directa entre el cuerpo rico en nutrientes y el sistema de raíces del árbol", señala su fundador en un reportaje para The Guardian.

En España, toca esperar a los que desean una segunda vida como abono tras la muerte, aunque sí que ya existen empresas que convierten tus cenizas mortuorias, las de tu ser querido o las de tu mascota en un árbol, como la barcelonesa Bios

Para la arborificación o "reencarnación" en árbol, se crea un objeto de papel biodegradable en el que se depositan las cenizas, mezcladas con fibra de coco, tierra y la semilla de un árbol. Como en el episodio final de David el Gnomo, se trata de volver a la tierra en armonía con la naturaleza.

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