No, seguramente no nos vayan a crecer cuernos en la cabeza por usar el móvil: esto es lo que dice la ciencia

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Business Insider España
Un estudio llevado a cabo en 2018 sugiere que nos están creciendo pequeñas protuberancias en el cráneo (la zona amarilla de la fotografía) como medida evolutiva de adaptación al smartphone.
Un estudio llevado a cabo en 2018 sugiere que nos están creciendo pequeñas protuberancias en el cráneo (la zona amarilla de la fotografía) como medida evolutiva de adaptación al smartphone.Scientific Reports

¿Si seguimos usando el smartphone a todas horas, acabaremos con una protuberancia en el cráneo como la de la imagen superior?

Esta pregunta lleva circulando en redes toda la semana, tras la publicación de un artículo en The Washington Post con el titular "Nos están creciendo cuernos en el cráneo, y la culpa la tienen los teléfonos móviles, según un nuevo estudio".

Dicha investigación se publicó el pasado año en la revista Scientific Reports, y su principal hallazgo es la aparición de pequeñas protuberancias occipitales externas (de material óseo) en usuarios de dispositivos móviles de edades comprendidas entre 18 y 30 años. 

Los investigadores señalan que el motivo de su aparición es la mala postura, "que guarda una relación directa con el uso desmedido de dispositivos móviles como smartphones y tablets."

La comunidad científica se muestra, sin embargo, muy escéptica respecto al resultado de la investigación, y varios expertos aseguran que el estudio carece de suficientes datos y de una metodología de investigación rigurosa.

"El estudio está lejos de ser riguroso" declaraba William Harcourt-Smith, un antropólogo de la Universidad de Lehman de Nueva York, a Business Insider. "La forma en que los medios están haciendo uso de la palabra «cuerno» es absolutamente horrible."

David Shahar, el científico a la cabeza de la investigación, aclaraba a Business Insider que el término "cuerno" es una invención de los medios, y que no figura en el paper. No obstante, en sus declaraciones a The Washington Post, el científico reconocía que "la protuberancia guarda cierto parecido con el pico de un ave, con un pequeño gancho o con un cuerno".

Dejando a un lado las analogías, no debería preocuparte acabar con una pequeña protuberancia en la parte posterior del cráneo, y te contamos por qué. 

Los cuernos en el cráneo no son ninguna novedad

En la publicación de 2018, David Shahar y Mark Sayers, coautores del estudio, hacían referencia al crecimiento de masa ósea como "una característica degenerativa muscular y esquelética", una terminología normalmente asociada al deterioro y la pérdida de la actividad cerebral.

No obstante, estas protuberancias son bastante comunes en las personas de edad avanzada, y también benignas (en la mayoría de los casos).

"Son más comunes en los hombres que en las mujeres, hasta tal punto que ésta constituye una de las herramientas de los científicos forenses a la hora de determinar el género de una persona fallecida", explicaba el antropólogo John Hawks en un artículo.

Teniendo en cuenta que las protuberancias occipitales externas (EOPs, por sus siglas en inglés) se presentan en su mayoría con un tamaño muy reducido, en el estudio sólo se tomaron como significativas aquellas que sobrepasaban los 10 milímetros, según contaba Shahar a Business Insider.

Entre el año 2016 y el año 2018, el equipo de científicos publicó un total de 3 papers sobre protuberancias de considerable tamaño en adolescentes. En uno de ellos, analizaron una amplia muestra de imágenes de rayos X del cráneo de distintos pacientes, tomadas todas ellas de forma lateral (para así poder apreciar claramente la curvatura del cuello y la parte posterior del cráneo).

Según los resultados de la investigación, un 35% de los hombres y más del 40% de las mujeres de menos de 30 años mostraban una de estas protuberancias, de más de una pulgada de longitud.

Sin embargo, este tipo de protuberancia sólo aparecía en menos de un 15% de los pacientes de edades comprendidas entre los 30 y los 50 años.

Uno de los autores del estudio sugiere que la causa se encuentra en la mala postura, muchas veces debida al uso de smartphones.
Uno de los autores del estudio sugiere que la causa se encuentra en la mala postura, muchas veces debida al uso de smartphones.Onfokus/Getty

En base a estas averiguaciones, los autores concluían que la aparición de la protuberancia se debe al uso excesivo de nuestros dispositivo móviles, que nos hace encorvar la cabeza más de lo debido. Esto ocurriría de forma similar a las protuberancia en la parte trasera del pie, que aparecen debido a la presión que ejercen los zapatos de tacón alto.

En un mundo en el que la preocupación de los padres sobre el mal uso de la tecnología no deja de aumentar, y los desarrolladores de aplicaciones usan trucos psicológicos para mantenernos pegados a la pantalla, la noticia de que nuestra anatomía está cambiando para adaptarse a las nuevas tecnologías no nos resultan tan descabellada.

Sin embargo, Shahar y Sayers no han establecido una asociación directa entre la presencia de protuberancias (EEOP) y el uso de la tecnología móvil, según el propio paper.  

En lugar de ello, los autores del estudio simplemente señalan que las protuberancias tienen como causa directa una mala postura con la cabeza encorvada hacia delante, una postura que generalmente se asocia al uso de tecnología móvil. De esta manera, estas protuberancias podrían surgir también a raíz de una mala postura al sentarse, al permanecer de pie, al dormir o incluso al montar en bici con un manillar muy bajo. 

Los cuernos no se componen de hueso 

El antropólogo Hawks señala también en el artículo el problema de denominar estas protuberancias como "cuernos", puesto que los cuernos se componen de keratina, el mismo material que las uñas de las manos, mientras que las protuberancias del artículo son masas óseas. "Personalmente, creo que es muy importante que los científicos se esfuercen por evitar el uso de ciertas palabras en relación a sus estudios, puesto que lleva a la desinformación", en palabras de Hawks a Business Insider.

Los cuernos se componen de keratina, no de hueso, con lo que carece de sentido referirse a las protuberancias como "cuernos".
Los cuernos se componen de keratina, no de hueso, con lo que carece de sentido referirse a las protuberancias como "cuernos".Chung Sung-Jun/Getty

Según Hawks, los datos del estudio de febrero de 2018 no se sostienen. En el paper, los científicos aseguran que más del 40% de las mujeres y cerca del 35% de los hombres de edades inferiores a 30 años mostraba la presencia de una protuberancia. No obstante, en el texto se indica también que los hombres son 5.48 veces más propensos a desarrollar la protuberancia.

Los autores no ofrecen además ninguna tabla de resultados, con lo que los lectores no tienen forma de saber realmente cuántos casos de protuberancias se observaron a través de las imágenes de rayos X. 

El estudio no evaluó el uso de dispositivos móviles

David J. Langer, el presidente de neurocirugía del hospital de Lenox Hill, en Nueva York, hacía público también su escepticismo respecto al artículo de The New York Times.

"No tiene ningún sentido", comentaba Langer, y añadía que de ser ciertas las conclusiones del estudio, afectarían también a los cirujanos, quienes son conocidos por mantener una postura poco saludable, y desarrollar problemas de disco.

"Hay más probabilidades de desarrollar una enfermedad degenerativa de disco o desviación del cuello que una protuberancia en el cráneo", contaba Langer a The Times. "No he visto nada parecido, y trabajo con rayos X constantemente. Odio ser yo quien agüe la fiesta, pero me parece bastante complicado que esto ocurra."

No es el único problema de la investigación de 2018; el equipo de científicos no evaluó el uso de dispositivos móviles de los entrevistados.

Shahar admitió que no se trató de un ensayo controlado aleatorio, puesto que un estudio así requeriría un periodo de investigación de entre 10 y 20 años, y métodos de análisis más invasivos. 

Si bien las conclusiones del estudio de Shahar y Sayers sobre la mala postura corporal no nos sorprenden lo más mínimo, para determinar que el uso de la tecnología juega un papel fundamental en nuestros hábitos se necesita una investigación más exhaustiva al respecto. "No estamos en contra de la tecnología moderna (más bien lo contrario), pero creemos necesario resaltar la importancia de mantener una buena postura en todo momento", concluía Shahar en un email.

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