Dejé mi trabajo en BMW para ser niñera: así puedes ganar hasta 80.000 euros cuidando niños

Dejé mi trabajo en BMW para convertirme en niñera.

Anne-Sophie Mey

  • Anne-Sophie Mey renunció a su carrera en BMW para convertirse en niñera y fue ridiculizada por muchos.
  • Pero según Mey, el cambio no supuso una gran pérdida económica: como niñera se pueden ganar hasta 80.000 euros al año.
  • Hace un año, Mey fundó la startup Nanny Network para transmitir sus experiencias a otras personas y mejorar las condiciones laborales de las niñeras.

Anne-Sophie Mey tomó la insólita decisión de dejar un trabajo bien pagado y con estabilidad económica en BMW para convertirse en niñera autónoma. Al principio, se encontró con mucha incomprensión y burlas, pero ahora afirma que "muchos de mis antiguos compañeros están impresionados por mi trayectoria, porque seguí mi intuición y encontré un trabajo que me hace feliz".

La singular carrera de Mey empezó en 2010 como vendedora de automóviles en BMW. "Me fascinaban los coches y la idea de estar detrás de un producto premium. Quería formar parte de eso", explica. Tras años de aprendizaje y experiencia, se convirtió en asistente de equipo y trabajó para el Grupo durante casi seis años.

Aprendió mucho durante este tiempo, asegura Mey. "Reconocer las necesidades de los clientes y responder a ellas, por ejemplo, o crear un vínculo emocional entre las personas y una marca". Sin embargo, no estaba realmente satisfecha en su supuesto trabajo soñado. "Me sentía como un número y no podía desarrollar mis puntos fuertes en absoluto".

Sobre todo, echaba de menos el componente humano de trabajar en la oficina, afirma esta mujer de 32 años. "Era una contradicción total con la persona que soy en realidad". Para llenar ese vacío, empezó a trabajar como niñera. "Trabajar con los niños provocó en mí algo completamente distinto a trabajar en la oficina: era totalmente satisfactorio".

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Renunció a la empresa de sus sueños

Mey tardó un año hasta que finalmente se decidió a dimitir. "Me sentía culpable por tener un trabajo en la empresa de mis sueños y, aun así, no ser feliz". Al final, fueron razones familiares las que llevaron a Mey de Múnich a su casa de Berlín. Como un traslado dentro de la empresa no era una opción, dio el paso y decidió cambiar de carrera.

Al principio, su entorno social era muy escéptico, recuerda Mey. "Mi madre casi se cae de la silla. Muchos compañeros y amigos también se reían de ello o lo veían como un paso atrás", recuerda. "No entendían por qué renunciaba a mi carrera y a mi buen sueldo para dedicarme 'solo a cuidar niños', como decían".

Pero Mey no se amilanó, se formó en puericultura y pronto encontró un trabajo a tiempo parcial como niñera. En lugar de estar horas y horas sentada en la oficina, ahora se pasa el día asistiendo a grupos de niños pequeños, dando paseos, preparando la comida, recogiéndolos de la guardería o el colegio y concertando citas con los padres.

"Para mí fue una liberación poder utilizar por fin mis habilidades sociales", explcia Mey. Aunque el trabajo conlleva mucha responsabilidad, también implica algo nuevo cada día. "Los niños siempre hablan con el corazón y dan opiniones sinceras. Es una forma estupenda de mostrar aprecio, que apenas existe en otras profesiones".

Hasta 80.000 euros brutos al año

Pero el cambio de trabajo tampoco supuso "una gran pérdida" económica, porque había trabajado para muchas familias adineradas y era algo que sacaba a la luz en las negociaciones salariales. Mey subraya que quiere acabar con el tópico de que trabajar de niñera es, en el mejor de los casos, un trabajo a tiempo parcial. Dependiendo de las cualificaciones y la experiencia, se pueden ganar unos 45.000 euros brutos al año con un horario a tiempo completo.

Mey cree que esto "sigue siendo demasiado poco para responsabilizarse de una vida humana". Si se está dispuesto a dejar de lado la vida privada y acompañar a la familia en viajes largos, por ejemplo, se pueden ganar fácilmente 80.000 euros brutos al año. "Es absolutamente razonable para las altas exigencias", asegura.

Trabajar de niñera requiere muchas habilidades sociales, como empatía, paciencia y flexibilidad. "Hay que saber reconocer las necesidades de la familia y responder espontáneamente a las nuevas situaciones". Hay que saber trabajar en estrecha colaboración con la familia como parte de un equipo, pero también hay que tener capacidad de reflexión para diferenciarse.

Mey cree que esto debería reflejarse en el sueldo. "Algunas personas se gastan cantidades enormes en vehículos, casas o relojes caros, y luego regatean con la niñera como en un bazar. Son prioridades mal alineadas". Para cambiar esta situación, los políticos y la sociedad deben mostrar más aprecio por el cuidado de los niños.

Puesta en marcha para mejorar las condiciones de trabajo

Durante su tiempo como niñera, trabajó para más de 20 familias, y según ella, adquirió una valiosa experiencia. "Un gran aprendizaje para mí fue que, por muy rica que fuera la familia para la que trabajara, todas se ponían el pantalón de chándal al final del día". También se dio cuenta una y otra vez de que "la compatibilidad real solo funciona con guarderías de alta calidad que no hagan sentir mal a los padres".

Sin embargo, el fomento de las habilidades sociales se han venido descuidado durante años, critica Mey. "No estamos dispuestos a pagar por la humanidad. Ahora tenemos una enorme escasez de mano de obra cualificada en estas profesiones". Además, la profesión de niñera no está protegida: muchas trabajan en malas condiciones y por muy poco dinero porque no hay un corrector externo, asegura.

Con estas preocupaciones, hace aproximadamente un año decidió dejar su trabajo en el cuidado activo de niños para crear una empresa que ayude a otras niñeras. "Disfruté mucho del trabajo hasta el último día", comenta Mey, "pero cuanto más me ocupaba de mi vida privada y daba prioridad a otras cosas, más dividida me sentía entre el trabajo y mi propia vida".

nanny

Al mismo tiempo, quiso transmitir sus propias experiencias a otras niñeras y hacer campaña para mejorar las condiciones y los salarios en el cuidado de los niños. Por eso creó la red de niñeras, cuyo objetivo es ponerlas en contacto entre sí, ofrecerles formación continua y establecer nuevas normas de calidad.

"Quería crear una empresa en la que las niñeras recibieran lo que necesitan para trabajar bien y de forma fiable", afirma Mey. También quiere ayudar a personas de otras profesiones sociales que no están satisfechas con su trabajo a seguir desarrollándose y, al menos, permanecer en el sector.

Además, se ha propuesto que las guarderías privadas sean accesibles a toda la sociedad, y no solo para las familias privilegiadas, logrando el reconocimiento político y la subvención del Estado. "No lo hago solo por las niñeras y canguros", asegura Mey, "sino por todas las profesiones en las que se trabaja tan estrechamente con la gente".

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