Dejé mi carrera como abogada para dedicarme a la escritura y al pódcast, y es lo mejor que podría haber hecho

Kwan Wei Kevin Tan
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Ling Yah Wong, de 33 años, trabajó como abogada durante 10 años hasta que decidió dejarlo. Ahora es estratega de marca personal, podcaster y escritora.
Ling Yah Wong, de 33 años, trabajó como abogada durante 10 años hasta que decidió dejarlo. Ahora es estratega de marca personal, podcaster y escritora.Ling Yah Wong
  • Ling Yah Wong trabajó como abogada durante 10 años tras licenciarse en Derecho.
  • Decidió dejarlo cuando se dio cuenta de que no le gustaba ser abogada. Wong se metió de lleno en el mundo del pódcast y ahora trabaja como estratega de marca personal.

Este artículo se basa en una conversación con Ling Yah Wong, que dejó el sector legal para convertirse en estratega de marca personal y podcaster. El texto ha sido modificado por razones de extensión y claridad. Business Insider ha verificado su historial laboral.

No sabía qué quería estudiar en la universidad. Mis especializaciones en bachillerato fueron Matemáticas, Historia y Literatura inglesa.

Al principio pensé que en especializarme en Literatura inglesa porque me parecía una asignatura fácil. No tenía que estudiar. Sentía que era solo como leer historias y podía sacar sobresalientes.

Seguí el consejo de los orientadores de mi facultad, que decían que la gente que tenía mis especializaciones solía estudiar Derecho. Me dijeron que Derecho era un campo prestigioso que además ofrecía flexibilidad. Si no te gustaba, podías cambiarte a otra carrera.

Así que pensé: "Bueno, ¿por qué no intentarlo?".

Trabajar como abogada fue al principio algo emocionante

Empecé a trabajar en un bufete internacional tras licenciarme en Derecho en la universidad London School of Economics. Trabajaba en el bufete Malaysian office, y me dedicaba a litigios relacionados con la propiedad intelectual.

Al principio, disfrutaba con el trabajo que me tocaba hacer. Aunque lo que había estudiado en la facultad no tenía nada que ver con ello, podía ver las repercusiones prácticas de nuestra labor. 

Tenía que atender las llamadas de los clientes y trabajar directamente con colegas de alto nivel y socios del bufete. Me dieron mucha libertad.

Pero el estilo de vida no era lo que yo quería

Mi malestar con la profesión se intensificó tras comprender mejor la naturaleza del trabajo jurídico.

Por ejemplo, como abogada litigante, tenía que leer jurisprudencia todo el tiempo, y no me gustaba.

Tenía un compañero que se pasaba los fines de semana leyendo jurisprudencia. Para él, eran como cuentos para dormir. Hablaba de jueces que no conocía como si fueran sus mejores amigos. Entonces pensé: "Yo no soy así. Eso sí que parece pasión y amor".

No existen las vacaciones en un bufete de abogados. Siempre son negocios. Siempre es trabajo. Si te vas de vacaciones, tienes que llevarte tu portátil del trabajo. Si hay un correo electrónico de un cliente, debes responder lo antes posible. Probablemente, estarías trabajando medio día, todos y cada uno de los días de tus vacaciones.

Los abogados veteranos a menudo me decían que seguían trabajando esas largas horas porque de verdad les encantaba el trabajo. Pero recuerdo que miraba a mi jefe y pensaba: "Yo no quiero ser tú. Y si no quiero ser tú, ¿por qué estoy aquí y por qué trabajo tanto?".

No tenía ningún problema con trabajar muchas horas. Simplemente, no me veía esforzándome tanto para hacer un trabajo que no quería hacer.

Lucía Goy

Un cambio de aires dentro del Derecho

No estaba segura de si mi resentimiento era hacia el ejercicio de la abogacía o hacia las largas horas que tenía que trabajar como litigante. Fue entonces cuando decidí trabajar como abogada interna en un conglomerado internacional.

Tuve la suerte de trabajar a las órdenes de un consejero general que me brindó oportunidades para abrirme paso. Pude trabajar en la renovación de la marca de la empresa y participar en conferencias sobre liderazgo.

Hacía muchas cosas diferentes en este puesto, y fue entonces cuando lo vi claro: El Derecho no era algo que me apasionara.

Me costó aceptarlo porque no sabía qué más había aparte del derecho. No tenía respuesta a esa pregunta. Era como un espacio en blanco.

Todos mis amigos y colegas eran abogados. No parecía haber otra alternativa.

Escuchar pódcast me cambió la vida

Wong empezó su podcast "Así que este es mi porqué" en junio de 2020
Wong empezó su podcast "Así que este es mi porqué" en junio de 2020Ling Yah Wong

Sabía que tenía que salir al mercado y adquirir nuevas habilidades. No sabía exactamente lo que quería hacer, pero sabía que quería crear algo que significara algo para mí.

Fue entonces cuando descubrí los pódcast. Me acordé de aquella vez en la que escuché un pódcast y me dio la impresión de que dos desconocidos al otro lado del mundo parecían haberse convertido en mis mejores amigos tras ese episodio.

Eso me abrió un mundo de posibilidades. Si ellos podían hacerlo, yo también. Decidí lanzar mi pódcast. Pensé que podría usar el pódcast para hablar con la gente, crear una red y averiguar qué quería hacer con mi vida.

Empecé a grabar en 2020, durante la pandemia. Seguía trabajando como abogado interno, pero tenía mucho más tiempo porque podía trabajar desde casa.

Hacer el pódcast era esencialmente como un segundo trabajo. Me ponía a grabar después de cada jornada laboral y trabajaba hasta la una o las dos de la madrugada.

Dando el paso y dejando la abogacía

Wong (en la derecha) grabando un pódcast con su invitada, la artista malasia Red Hong Yi (en la izquierda)
Wong (en la derecha) grabando un pódcast con su invitada, la artista malasia Red Hong Yi (en la izquierda)Ling Yah Wong

Cuando empecé con el pódcast, ya sabía que quería dejar mi trabajo. Pero no veía el camino hacia ello porque no sabía cómo monetizar lo que parecía un hobby.

Las cosas cambiaron cuando empecé a promocionar mi pódcast en LinkedIn. Uno de mis posts se hizo viral y obtuvo casi 700.000 impresiones. Fue muy emocionante y decidí redoblar esfuerzos.

Fue entonces cuando la gente empezó a fijarse en mí y a ponerse en contacto conmigo. Los clientes se acercaban a mí para crear contenidos, pero yo tenía que decir que no a los proyectos porque seguía siendo abogada. Pero como sabía que había potencial, decidí arriesgarme. Dejé mi trabajo en abril de 2023.

La verdad es que ahora gano mucho más de lo que ganaba como abogada. En todo caso, el último año me ha enseñado que ser abogado no es lucrativo. Cuando aceptas un puesto asalariado, tu sueldo tiene un límite. Pero el límite está en el cielo cuando tienes tu propio negocio.

 

No me arrepiento de haber hecho Derecho primero

No me arrepiento de haber empezado primero siendo abogada. Parte de la razón por la que mis clientes se dirigen a mí en primer lugar es mi formación jurídica.

Si no fuera así, no destacaría tanto. Y tampoco entendería tan bien a las personas con las que trabajo.

Una cosa que me hubiera gustado hacer antes es empezar a escribir en Internet. No tienes ni idea de las puertas que se te pueden abrir una vez que te das a conocer.

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