¿Desayunar fuerte puede ayudarte a perder peso? Esto es lo que dice la ciencia

desayuno

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Uno de los mayores mitos respecto a la nutrición es asegurar que el desayuno es la comida más importante del día, afirmación que ha causado gran controversia por varias razones. 

La primera, porque si lo que comes en esa comida son dulces, cereales azucarados, galletas, etcétera, no es importante, de hecho, deberías eliminarla de tu día a día o desayunar muy ocasionalmente.

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Y lo segundo, porque todas las comidas que hagas en tu día son igual de importantes. Pero sí es cierto, que se ha demostrado que hacer un comida más calórica y abundante como la primera del día, hará que luego no tengas tanta hambre en las comidas posteriores.  

Esto es importante, porque pese a que el resultado que importa son las calorías totales ingeridas en todo el día y hacer el balance respecto al gasto energético, tu cuerpo sí sigue el ciclo de los ritmos circadianos y estos también tiene un efecto sobre él. 

En eso se basa la crononutrición, en ver cómo afecta lo que comes a la hora que lo ingieres. Varios estudios en 2013 sugerían que consumir más calorías por la mañana y menos por la noche ayudaba a las personas a perder peso. 

Pero otros estudios posteriores han contrastado que, si bien el tamaño del desayuno y de la cena influye, no tiene ningún efecto sobre el metabolismo y la pérdida de peso. Es decir, no funcionaba por el momento de hacer la comida, sino por las calorías totales ingeridas.

Para investigar el vínculo entre el tamaño del desayuno y la cena y su efecto sobre el hambre, un equipo de investigadores de las universidades de Aberdeen y Surrey ha realizado un estudio controlado en personas sanas con sobrepeso, recogido por la revista Science.

Los participantes recibieron 2 dietas durante 4 semanas: un gran desayuno y una pequeña cena, y un pequeño desayuno con una gran cena, con los almuerzos iguales para ambos.

Todas las comidas fueron medidas para poder conocer los datos de exactos de calorías consumidas. También midieron el metabolismo de los participantes y su gasto energético.

Todos los participantes del estudio llevaron a cabo ambas condiciones (tanto desayuno grande con cena pequeña, como al revés) para poder comparar el efecto de los patrones de comidas en las mismas personas.

 

¿Crees que cuando las personas desayunaban fuerte perdían más peso?

Claro, es lo que te han hecho pensar durante mucho tiempo, porque se demonizan las cenas y la ingesta de calorías a esa hora, ya que se piensa que después "no quemas nada porque te vas a dormir", pero el cuerpo no funciona así. 

De hecho, los resultados del experimento no encontraron diferencias en el peso corporal ni ninguna medida biológica del uso de energía entre los 2 patrones de comidas.

Tampoco se han encontrado diferencias en los niveles diarios de glucosa en sangre, insulina o lípidos. Esto es importante porque los cambios de estos factores en la sangre están asociados con la salud metabólica.

La investigación especifica que la forma en que el organismo procesa las calorías por la mañana, en comparación con la noche, no influye en la pérdida de peso de la manera que se había informado previamente en otros estudios.

La única diferencia que se ha encontrado ha sido un cambio en la sensación de hambre que tenían a lo largo del día y los factores relacionados, como la cantidad de comida que querían comer.

Es decir, el patrón de comidas de un gran desayuno y una cena pequeña sí consigue que te sientas más saciado durante todo el día.

 ¿Puede esto hacer que pierdas peso de manera más eficiente? Claro que sí, porque serás capaz de gestionar mejor el hambre. Pero recuerda, no es determinante. 

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