Tu forma de caminar por una curva puede ser una señal de deterioro cognitivo temprano

Curva

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  • Un pequeño estudio de Florida Atlantic University realiza un análisis de la marcha para buscar diferencias entre adultos mayores sanos y aquellos que padecen deterioro cognitivo leve.
  • Uno de los principales hallazgos es que la dificultad para caminar por una curva se asocia con un deterioro cognitivo temprano.

Alrededor del 20% de la población mundial tiene deterioro cognitivo leve, y de ellos, entre el 10% y el 15% de los cuales desarrollará demencia. Aunque no existe cura, el diagnóstico precoz y la intervención temprana pueden ayudar a ralentizar su avance y a mejorar la calidad de vida de quien lo padece.

Según la Clínica Mayo, algunos de los síntomas del deterioro cognitivo leve son los olvidos más frecuentes, la dificultad para seguir el hilo de conversaciones, libros o películas, los problemas para tomar decisiones o los problemas de orientación. La ansiedad, la depresión, el mal genio o la apatía también son frecuentes.

Una investigación ha desarrollado una forma de utilizar el análisis de la marcha para evaluar el deterioro cognitivo temprano. Este estudio del movimiento del cuerpo humano cuantifica e interpreta datos de la marcha —como la velocidad, el paso, la longitud de la cadencia— para diagnósticar problemas de salud y plantear estrategias de intervención. 

Tras examinar la forma de andar de 55 adultos mayores —25 con deterioro cognitivo leve y 30 sanos—, los autores de la Florida Atlantic University descubrieron que la dificultad para caminar por un camino curvo se asociaba con un deterioro cognitivo temprano. 

 

La investigación, publicada en el Journal of Alzheimer's Disease Reports, sugiere que el análisis de la marcha es una herramienta objetiva y no invasiva para evaluar las habilidades motoras y completar de forma significativa las evaluaciones cognitivas de los pacientes, centradas en aspectos como la memoria, la atención o la resolución de problemas.

"El análisis de la marcha ofrece una ventana única a la salud neurológica de un individuo al cuantificar los cambios en los patrones de marcha, el equilibrio y la coordinación", explica a Medical News Today el doctor Behnaz Ghoraani, principal autor del estudio. Estos cambios pueden ser la antesala de síntomas cognitivos notables y ser un indicador temprano de deterioro.

A diferencia de caminar erguido con un movimiento lineal —que requiere un menor nivel de cambios de dirección o navegación espacial compleja—, caminar en curva requiere un ajuste continuo del equilibrio, la dirección y la velocidad, exigiendo mayor coordinación cognitiva y motora para mantener la estabilidad al girar.

"Esto requiere la integración de información visual, vestibular y propioceptiva para negociar con éxito la curva, lo que impone una mayor demanda de recursos cognitivos y mecanismos de control del equilibrio", explica el principal autor del estudio. 

Los patrones de marcha cambiaron en personas con deterioro cognitivo

Con una cámara de profundidad se rastrearon 25 articulaciones del movimiento corporal durante estas pruebas, lo que les dio un total de 50 marcadores de marcha para cada prueba. 31 de los 50 —o lo que es lo mismo, el 62%— aumentaron en el grupo con deterioro cognitivo leve cuando pasaron de caminar recto a caminar en curva. 13 de estos marcadores cambiaron significativamente. 

Según el doctor Choraani, al caminar en curva mostraban una longitud promedio de paso más corta y una velocidad de caminata reducida, puesto que es un movimiento que requiere más desafíos en la habilidad motorra. Otra diferencia fue que pasaban más tiempo con ambos pies en el suelo, una fase conocida como "tiempo de doble apoyo".

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Las personas con deterioro cognitivo leve también mostraron una mayor variabilidad en los parámetros de su marcha durante la caminata en curva, lo que revela a patrones de marcha más inconsistentes.

La detección temprana a través de herramientas como los hallazgos del presente estudio pede facilitar intervenciones —que incluyan tratamientos farmacológicos, cambios en el estilo de vida, terapia cognitiva y planificación de necesidades de atención futura, así como asesoramiento psicológico al paciente y a las familias— que ralenticen el deterioro y mejoren la calidad de vida.

Los autores enfatizan que una evaluación de la marcha es un excelente complemento a una evaluación neuropsicológica detallada, tomando un enfoque holístico que no solo se centre en la cognición, sino también en los cambios físicos, sensoriales, anímicos y conductuales de la enfermedad.

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