Estos presos están entrenando a una inteligencia artificial (y no es un capítulo de Black Mirror)

Ilustración sobre inteligencia artificial.

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  • En Finlandia, el concepto de "cárceles abiertas" ha favorecido que el sistema penitenciario apueste por todo tipo de fórmulas para la reinserción de la población reclusa.
  • Metroc, una startup finlandesa que ha conseguido 2 millones de euros en su primera de financiación, ha comenzado a entrenar a su modelo de IA mediante las respuestas de los presos.

Finlandia ha logrado durante 6 años consecutivos ser considerado como el país más feliz del mundo, según el Informe Mundial de la Felicidad, que elabora un listado con 150 países basándose en la Encuesta Mundial de Gallup.

Fruto de su herencia luterana, enraizada en la idiosincrasia de la sociedad finlandesa, nació también el concepto Sisu, un compendio de valores que impregnan la determinación de sus ciudadanos y, cómo no, el sistema de creencias de las decisiones políticas.

Más allá de la felicidad mostrada entre la sociedad "normal", Finlandia cuenta con un modelo carcelario merecedor de estudio, puesto que las prisiones del país cuentan con un sistema conceptualmente diferente al del resto del mundo.

Un tercio de sus cárceles mantienen las puertas de las habitaciones de reclusos abiertas y, además, los presos tienen la opción de acceder a todo tipo de formación que pueda contribuir a su reinserción. Se trata de un sistema que contrasta con la historia de la mayoría de cárceles del resto del mundo, donde el ruido, las lágrimas y la destacada ausencia de higiene son habituales.

"La cárcel es el lugar donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido tiene su habitación", resumía hace siglos Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de la Mancha, sobre su estancia en la Cárcel Real de Sevilla en 1597 tras haber sido acusado de apropiarse de parte de los impuestos cuando trabajaba como recaudador de impuestos. 

"Es un apeadero de necios, república confusa, infierno breve, muerte larga, puerto de suspiros, valle de lágrimas, casa de locos donde cada uno grita y trata de su sola locura", sentenció Cervantes.

 

Desde entonces, el sistema de prisiones ha acometido grandes reformas para favorecer la reinserción de los presos, aunque el país más avanzado en este sentido es Finlandia, a través del rompedor concepto de "cárceles abiertas", como ya contó Business Insider.

En estas, los reclusos pueden acudir en sus vehículos al trabajo o a la escuela e, incluso, pueden acoger a huéspedes que pasen la noche allí. 

No obstante, uno de los movimientos más revolucionarios de Finlandia ha sido el de apostar por la educación en nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial o la realidad virtual, con el objetivo de que los reclusos puedan usar su conocimiento en el futuro.

La startup finlandesa que entrena a la IA con reclusos

Generalmente, se suele relacionar una mayor cantidad de fuerzas de seguridad con la seguridad —valga la redundancia— en un país. Pero Finlandia da fe de todo lo contrario.

En el país, incluso los reclusos son felices, ya que por lo general pueden entrar y salir de su habitación sin problema alguno, pero también desarrollar conocimientos que favorezcan su reinserción en el mercado laboral.

Así, algunas startups, como la finlandesa Metroc, una plataforma de datos de construcción con una extensa base de propiedades y proyectos, se interesan por relacionar su objetivo de negocio con la formación de la población reclusa.

De esta forma, la startup recaudó 2 millones de euros en su ronda de financiación inicial el pasado mes de agosto para entrenar a su IA mediante las respuestas de los presos

En una entrevista a Wired, una reclusa conocida como Marmalade relata que usa un portátil de HP, durante turnos de 3 horas y por un salario de 1,54 euros por hora, programado para realizar preguntas sobre bienes inmobiliarios.

Lo que quizá Marmalade no sepa es que está entrenando un modelo de IA gracias a sus respuestas, para afinar mucho más la base de datos de activos inmobiliarios de Metroc. Esto se debe a que la IA generativa necesita de un etiquetado humano en un principio para "aprender".

Un trabajo que contrasta con el anterior que Marmalade realizó, limpiando, lavando ropa o cosiendo, actividad por la que recibía unos 6 euros. 

De momento, la habitación dedicada al entrenamiento de la IA de Metroc tan solo ha convencido a 3 reclusos, un hecho que contrasta con la colindante sala de costura repleta. Aunque la startup ya ha confirmado que podría extenderse a otros países nórdicos.

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