Este experto quiere reenfocar el debate sobre trabajo e IA: no va de qué empleos desaparecerán, "sino de qué tareas podrán hacer los humanos"

Daniel Susskind, experto en futuro del trabajo e IA.
Daniel Susskind, experto en futuro del trabajo e IA.

Universidad de Oxford

  • Daniel Susskind es uno de los mayores expertos en IA y futuro del trabajo. Economista en la King's College de Londres, tiene una visión optimista sobre el futuro.
  • Su último libro se titula Un mundo sin trabajo, lo que da algunas pistas. Cree que muchos debates sobre la irrupción de la IA en el mundo laboral se enfocan mal.

Inevitablemente, hablar de inteligencia artificial (IA) es hablar del futuro del trabajo.

Precisamente la irrupción de los modelos fundacionales fue uno de los factores que llevó a que Hollywood se declarase en huelga este año, con paros y piquetes protagonizados en los últimos meses por guionistas, actores y actrices —aunque algunos de estos últimos hayan sido útiles para entrenar los sistemas que diseñan las grandes tecnológicas—.

Hace unos días habló claro Vinod Khosla, un prominente inversor cuyo fondo fue uno de los primeros en respaldar a OpenAI, la compañía de Sam Altman que desarrolla el modelo de generación de textos GPT 4 y, en consecuencia, ofrece ChatGPT. En un foro del The Wall Street Journal, Khosla enfatizó que la IA será capaz de "hacer el 80% del 80% de los trabajos que hoy conocemos".

Hace unos días Daniel Susskind, catedrático de Economía en la King's College de Londres e investigador asociado del Instituto de Ética en la IA de Oxford, visitó Madrid precisamente para abordar cómo sería el futuro del mundo laboral teniendo en cuenta el impacto que esta tecnología está teniendo en el mismo.

Lo hizo en el contexto del enlightED, un evento que exploraba esa intersección entre IA, ética, trabajo y educación y que reunió durante 2 días a más de 2.500 personas en el Espacio Fundación Telefónica de la capital española. Durante su charla, Susskind, también autor de Un mundo sin trabajo, llamó la atención en cómo las IA está amenazando profesiones que hasta ahora se sentían intocables.

Durante su charla, Susskind, que también detalló cuáles son a su juicio los 3 grandes problemas y los 3 desafíos a los que se enfrenta el mundo ante el despliegue de la IA en el mercado laboral, llamó la atención en cómo el auge de las IA generativas habían puesto en el brete, por primera vez, a las profesiones de cuello blanco.

Esos oficios white collar son aquellos que se definen por su menor penosidad: profesionales de oficina y todo tipo de tareas más cómodas frente aquellas profesiones blue collars que históricamente se ha asociado con la minería, la albañilería, y ese tipo de actividad profesional.

Un ejemplo está en el caso de los guionistas de EEUU, que durante meses han protagonizado una histórica huelga en el país. "No puedo deciros la cantidad de veces en los últimos 10 años que he estado entre profesionales que me han dicho que la IA jamás sería capaz de sustituirles en sus puestos de trabajo por no contar con la creatividad de los humanos".

Sin embargo, el discurso de Susskind sobre el fin del trabajo no es tan apocalíptico. No cree que de la noche a la mañana la IA vaya a hacer desaparecer profesiones: llama la atención, más bien, en cómo muchas de las tareas más automatizables están siendo eliminadas, permitiendo a los profesionales humanos centrarse en aspectos más relevantes de su oficio.

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Aunque tampoco sobreestima las expectativas que pueden tener muchos profesionales sobre la necesidad de contar con empatía humana en determinadas relaciones o círculos profesionales. "Una vez estuve reunido con un grupo de gestores y asesores y uno de ellos me dijo que sus clientes acudían a él porque querían mirarle a los ojos, contacto personal y empatía".

"Esa es una de las razones por las que tus clientes acuden a ti", le espetó Susskind. Pero lo que muchos clientes quieren sencillamente es que "le hagan la declaración de impuestos de la forma más eficiente y efectiva, y pueden encontrar maneras más rentables de hacerlo sin contar contigo".

Pero para el experto, uno de los mayores problemas a la hora de asumir la irrupción de la IA en el mundo del trabajo es, en primer lugar, cómo concebimos el trabajo.

"Creo que una de las cosas que obstaculiza la reflexión sobre el futuro del trabajo es la forma en que hablamos de los empleos. Yo lo he hecho hoy también. Hablamos de abogados y médicos y profesores y consejeros y esas cosas, pero esas profesiones no son elementos monolíticos o indivisibles de cosas", apuntó.

En ese sentido, se refería que "cuando se mira de cerca cualquier trabajo" lo que se ve es que cada profesión y cada oficio en realidad está compuesto por "una amplia variedad de tareas y actividades diferentes". "Por eso hablar con claridad sobre el futuro del trabajo es hablar en realidad de cómo enmarcamos el futuro".

"No se trata de preguntarnos qué trabajos corren el riesgo de ser automatizados o qué trabajos son penosos, sino qué tipo de tareas y actividades individuales podría realizar la gente", apuntó. La pregunta, así, no es qué trabajos dejará la IA a los humanos, sino qué tareas podrán hacer los humanos porque la IA no es capaz de ello.

"Y la pregunta a la inversa, ¿qué tareas y actividades podrían ser automatizadas?". "Simplificando, veo 2 tipos de tareas. Aquellas en las que los humanos pueden competir eficazmente con la tecnología y aquellas que implican a los humanos para que construyan estas tecnologías".

Por supuesto, el catedrático de la King's College no abrió la puerta a debates morales de mucho más calado, como por ejemplo si estaríamos preparados para que sistemas automatizados fuesen los que tomasen las decisiones finales sobre, por ejemplo, desconectar a pacientes en estado terminal. O si una máquina serviría para acompañar a un ser humano en sus últimos momentos.

Pero sí animó a que el debate empezara a centrarse en una visión más optimista sobre cómo se va a transformar el trabajo. "Un recién llegado a la abogacía, por ejemplo. ¿Cómo son sus 5 o 10 primeros años profesionales? Revisar, editar, redactar. Actividades rutinarias. Tareas en las que las tecnologías ya son muy buenas", resumió.

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