Los estadounidenses siguen abandonando sus trabajos de manera masiva: prepárate para la 'Gran Renuncia Perpetua'

El número de estadounidenses que abandonan sus puestos de trabajo no solo se ha disparado a niveles récord durante la pandemia, sino que puede ser un problema prolongado en el tiempo.
El número de estadounidenses que abandonan sus puestos de trabajo no solo se ha disparado a niveles récord durante la pandemia, sino que puede ser un problema prolongado en el tiempo.

El verano pasado, Clayton Hopkins formó parte de la 'Gran Renuncia', un fenómeno social que ha sacudido Estados Unidos en el que 47 millones de personas han abandonado voluntariamente sus trabajos. 

Hopkins, aunque acababa de empezar a trabajar en San Luis como diseñador de productos en una startup, se puso a buscar un nuevo empleo. Y gracias a la implementación masiva del teletrabajo provocada por la pandemia de coronavirus, pudo elegir entre empresas de todo el país. 

A las pocas semanas de comenzar su búsqueda, consiguió un puesto a distancia en el Comité Nacional Demócrata, cumpliendo así su sueño de trabajar para una gran causa, sin tener que salir de su pueblo natal. Tampoco fue difícil dejar a sus compañeros de trabajo en la empresa, ya que solo los conocía a través de Zoom y Slack.

Un año después de la 'Gran Renuncia', los ejecutivos de las empresas de EEUU observan sus elevadas tasas de dimisiones y se preguntan: ¿cuándo va a terminar todo esto? 

Al no cubrirse los puestos, se han retrasado proyectos importantes. Los costes de contratación y los salarios se han disparado. Y como los solicitantes de empleo tienen la sartén por el mango, las empresas se han visto obligadas a ofrecerles una gran variedad de costosas ventajas y beneficios para superar a la competencia.

Pero, ¿y si la 'Gran Renuncia' no termina nunca? 

Un nuevo informe de la empresa de investigación Gartner pronostica que los altos niveles de dimisiones serán un elemento permanente del mercado laboral. Gartner estima que la rotación voluntaria seguirá siendo casi un 20% más alta que antes de la pandemia en Estados Unidos. En una gran empresa con 25.000 empleados, eso podría traducirse en la renuncia de 1.000 personas más cada año. 

Esta nueva normalidad supondrá una gran ayuda para millones de trabajadores de cuello blanco como Hopkins. 

"Cuando los empleados tienen más opciones, tienen más poder", apunta Brian Kropp, jefe de investigación de recursos humanos de Gartner. "Con más opciones, tienen más posibilidades de encontrar algo que les encaje mejor". 

También será una pesadilla para los empleadores, que tendrán que dirigir sus organizaciones de una manera totalmente nueva —y pagar salarios y beneficios más altos durante años— si quieren seguir siendo competitivas.

Ante esta perspectiva, puede ser tentador para los ejecutivos seguir repitiendo su mantra actual de "esto es solo una fase". Pero con la tasa de abandono del trabajo a nivel nacional superando los máximos prepandémicos desde hace 13 meses consecutivos —un récord de 4,5 millones de estadounidenses dejaron su trabajo en marzo, según anunció la Oficina de Estadísticas Laborales la semana pasada—, cada vez está más claro que el cambio de empleo ha llegado para quedarse. 

Es hora de que las empresas empiecen a prepararse para la 'Renuncia Perpetua'.

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¿Por qué hay tantas personas que renuncian? 

En un año cualquiera, decenas de millones de estadounidenses renuncian a su trabajo. Algunos odian a sus jefes. Otros se aburren, o se sienten desmotivados por ese ascenso que nunca consiguieron, o llegan a un punto de agotamiento que ninguna vacación podría arreglar. 

Todos los departamentos de recursos humanos prevén que una parte de su plantilla —incluso los empleados de alto mando— presente su dimisión en busca de algo mejor. 

La magnitud de esa tasa de dimisión depende en gran medida de la salud de la economía. En una recesión pocas personas abandonan sus puestos de trabajo porque nadie los contrata. Pero en una época de bonanza, muchos renuncian, atraídos por la perspectiva de un salario más alto, incluso si están contentos en su trabajo actual. 

El año pasado, la friolera del 33% de los estadounidenses dejó su trabajo, frente a una media del 23% en la década de 2010. Gartner atribuye aproximadamente la mitad de ese pico de dimisiones en 2021 a un mercado laboral en pleno auge, basándose en las encuestas de salida de unas 300 organizaciones.

Pero la consultora Gartner ha encontrado algo más en esas encuestas de salida: la gente menciona razones para irse que eran exclusivas de la pandemia. El 10% del aumento de las dimisiones se atribuye al cambio de prioridades de la gente durante la pandemia: un empleado de banca de inversión, por ejemplo, decidió fundar una protectora de animales tras darse cuenta de que la vida era algo más que dinero. Y casi el 40% de la elevada rotación se atribuye al aumento del trabajo a distancia e híbrido, que permitió a la gente encontrar nuevos empleos sin tener que desplazarse.

Lisa Dare es una de esas personas que cambian de trabajo. Como redactora de marketing en un barrio de Baltimore, no tenía muchas opciones locales entre las que elegir, y con hijos pequeños y un padre enfermo al que cuida, no podía desplazarse muy lejos. Pero en la pandemia, la localización no fue un obstáculo. 

El año pasado, consiguió un puesto a distancia en una agencia de Londres que había admirado durante años. La pandemia hizo que la agencia estuviera más abierta a la contratación de empleados a distancia. "Se abrieron muchas más oportunidades", comenta Dare. Y su nuevo empleador ni siquiera le exigía trabajar en el horario de Londres, lo que le permitía adaptar su horario a las necesidades de su familia.

Es fácil pensar que la 'Gran Renuncia' se desvanecerá cuando llegue una recesión que frene el mercado laboral. Y tarde o temprano, todas las personas que están trabajando en sus epifanías pandémicas se asentarán en sus nuevas carreras. Así que la ola de dimisiones alimentada por los grandes sueldos y los grandes sueños acabará disipándose. Pero es probable que el cambio generalizado hacia el trabajo desde casa perdure. 

Una encuesta del WSF research ha descubierto que, incluso después de la pandemia, los estadounidenses esperan pasar el 29% de sus días de trabajo en casa, frente a solo el 5% antes de la pandemia. Entre las personas con estudios universitarios, esa cifra es del 39%. Hace unos días, Airbnb se convirtió en la última gran empresa en permitir a su personal trabajar desde cualquier lugar, para siempre. Eso sugiere que la 'Gran Renuncia' no va a terminar. Solo será un poco menos grande.

"Esa elevada rotación de personas que dicen: 'No habría renunciado y aceptado este otro trabajo si tuviera que mudarme', esa parte se mantendrá mientras tengamos trabajo remoto e híbrido", asegura Kropp. "Y la única manera de que eso desaparezca es si volvemos a un mundo de 'todo el mundo tiene que venir a la oficina de 9 a 5'". Por eso, Kropp espera que los empleados sigan abandonando sus puestos de trabajo casi un 20% más que antes de la pandemia. "La tasa de rotación va a seguir subiendo y bajando en función de las condiciones económicas", dice. "Pero va a subir y bajar a un nivel más alto que el que hemos visto antes".

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Adaptarse a la 'Renuncia Perpetua'

Entonces, ¿qué debe hacer una empresa ante la 'Renuncia Perpetua'? 

Para empezar, no basta con ofrecer privilegios de trabajo desde casa para retener a los empleados. Hoy en día, eso es lo mínimo necesario para que los candidatos acepten una entrevista. "El error que cometen muchas empresas es decir: 'Vamos a ofrecer trabajo remoto e híbrido, así que a la gente le va a encantar y eso va a evitar que renuncien'", dice Kropp. "Eso solo es cierto si eres la única empresa que ofrece trabajo remoto e híbrido, pero no cuando todo el mundo lo ofrece". 

Irónicamente, permitir que los empleados trabajen desde casa hace que sea más difícil, en cierto modo, retenerlos. 

A finales de 2020, el 65% de los nuevos trabajadores remotos dijeron al Pew Research Center que se sentían menos conectados con sus compañeros de trabajo que cuando trabajaban juntos en una oficina. Para los responsables de RRHH, esta es una estadística especialmente preocupante porque la desconexión es uno de los mayores factores de rotación; por eso muchas empresas realizan encuestas periódicas sobre el compromiso de los empleados para intentar detectar las oleadas de dimisiones antes de que se produzcan. 

Pero la respuesta no es prohibir el trabajo desde casa, como algunos ejecutivos siguen intentando hacer en nombre de la "cultura corporativa". Eso solo animará a más empleados a marcharse a competidores más alejados.

En cambio, según Kropp, los empresarios deben hacer más para profundizar en las relaciones entre los empleados que trabajan a distancia. Fomentar la camaradería a través de Zoom es más difícil que en una oficina, pero no es imposible. 

Hopkins, el diseñador de productos que ahora trabaja en el DNC, dice que se siente mucho más conectado con sus compañeros de trabajo en su nuevo equipo que con los de su anterior empleo, aunque ambos sean totalmente remotos. 

La diferencia clave, dice, radica en lo mucho que hace su nuevo empleador para facilitar esos lazos: celebrando noches de juegos con regularidad, u organizando un "sitio virtual" trimestral, en el que los empleados participan en un día de actividades y debates. También ayuda el hecho de compartir un propósito común con todos los demás miembros de su organización: vencer a los republicanos.

En la 'Renuncia Perpetua', los ejecutivos también tienen que aprender a gestionar con mayor eficacia en un mundo de rotación permanentemente mayor. No sólo tienen que contratar a más reclutadores para cubrir más vacantes, sino que también tienen que sobrecontratar. Esto, contraintuitivamente, significa construir equipos menos eficientes, lo suficientemente grandes como para seguir funcionando durante un estado constante de rotación, en lugar de paralizar el trabajo más importante o hacer que todos trabajen horas extras mientras esperan que lleguen las nuevas contrataciones.

"Históricamente, hemos construido organizaciones muy eficientes que son muy frágiles cuando se ven afectadas por las interrupciones", dice Kropp. "A medida que aumente la rotación de personal, habrá más choques. ¿Cómo se puede crear una capacidad de absorción para que, cuando se produzca esta rotación, no se detenga todo? 

Ambas medidas —la contratación de más personal y la sobrecontratación en general— significan que la contratación de personal costará más a las empresas a largo plazo. Pero dadas las nuevas realidades del trabajo, señala Kropp, pueden permitírselo. Al reducir la plantilla o deshacerse de sus oficinas, las empresas se ahorran tanto dinero en costes inmobiliarios que saldrán adelante.

La única desventaja que puedo imaginar para los empleados es que, en una época en la que la rotación de personal es interminable, las empresas se ven incentivadas a recortar sus esfuerzos de desarrollo profesional. ¿Qué sentido tiene invertir todo este tiempo y dinero en los empleados, argumentarán los ejecutivos, si se van a marchar de todos modos? 

Según Kropp, las empresas inteligentes deberían reasignar parte de sus presupuestos para el desarrollo de habilidades de los empleados a programas que promuevan una cultura de colaboración en el lugar de trabajo, algo que me parece mucho menos útil que, por ejemplo, recibir un reembolso de mi empresa por asistir a una conferencia u obtener un certificado profesional.

Pero, en general, los beneficios de la 'Renuncia Perpetua' serán mucho mayores para los profesionales. La nueva era de las renuncias significa que millones de empleados como Hopkins y Dare pueden abandonar rápidamente los trabajos que no son adecuados para ellos, en lugar de quedarse atrapados tras un escritorio durante años. 

Pueden conseguir el tipo de trabajo que siempre han querido, sin tener que desarraigar sus vidas. Y pueden disfrutar de un nivel de confianza que nunca han tenido como candidatos a un puesto de trabajo, sabiendo que los empleadores estarán deseosos de hacerse con sus servicios.

"Es más poder de negociación del que he sentido nunca", cuenta Emily Gentry, una analista de negocios de Louisville que cambió de trabajo en marzo. "La pelota estaba en mi tejado, y podía tomar las decisiones en mi carrera que nunca había sentido que podía hasta ese momento. Y eso me hizo sentir muy bien".

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