Mucho se ha escrito sobre las redes sociales en las últimas semanas. Que están muertas, que se están viniendo abajo, que nunca han sido tan peligrosas. Incluso hay millennials tristes por su declive. Pero, ¿desactivarías tu cuenta de TikTok durante 4 semanas si a cambio te diesen 60 euros? ¿Y qué pasa con Instagram? ¿Lo harías a cambio de 50?

Una nueva investigación publicada por la Oficina de Investigaciones Económicas  de VoxEU desvela que una gran cantidad de usuarios de las redes sociales estarían dispuestos a acabar con sus hábitos usándolas y scrolleando, pero eso sí, a cambio de un precio.

La investigación, que todavía tiene que ser revisada por pares, detalla que los usuarios "requerirían de una compensación adecuada a cambio de acabar con sus hábitos de consumo de redes". Y el precio, en especial, se fijaría por un hecho muy simple: ellos se irían de las redes "pero otras personas de su entorno las continuaría usando".

¿Qué pasaría si hubiera otra opción? ¿Una opción con la cual todo el mundo, además de ti, también dejaría de usar las redes? Es aquí donde las cosas se ponen interesantes.

Los investigadores han comprobado que muchos usuarios estarían dispuestos incluso a pagar ellos mismos y de su bolsillo 10 euros para que "los demás" abandonaran Instagram y así no temer perderse nada nuevo de sus círculos. Si fuese para que los demás dejaran TikTok, la gente estaría dispuesta a pagar 28 euros.

Esto es un síntoma: el mercado de las redes sociales está lleno de productos-trampa, plataformas que consumimos solo porque nuestro entorno también están en ellas.

La investigación expone también que el 48% de los usuarios de Instagram y el 64% de los usuarios de TikTok experimentan algún tipo de "malestar" por el mero hecho de que la plataforma exista, y sin embargo, para dejar de usarla necesitarían algún tipo de compensación económica.

Las redes sociales siguen siendo un recurso clave para gente que quiere estar conectada con sus amigos, estando al día de las novedades de su entorno. Esa necesidad es la que les lleva a acabar prendados de sus pantallas, haciendo doomscrolling —viendo contenidos sin parar y sin ningún propósito fijo—.

Dicho esto, los resultados de este análisis revelan que la gente se siente obligada a utilizar estas plataformas a pesar de lo mal que les hacen sentir las redes sociales.

Sorprendentemente, las personas que han participado en esta investigación y no tienen cuentas ni de TikTok ni de Instagram también estarían dispuestos a pagar un precio medio de 67 dólares o de 39 dólares para que "otros usuarios" desactivaran sus cuentas de esas redes.

"Nuestra investigación evidencia que las redes sociales son un producto-trampa para un enorme número de consumidores, que ven la herramienta útil a pesar de que les suscite malestar", concluye el estudio.