He conducido un prototipo eléctrico de Cupra con unas gafas de realidad virtual y me he sentido una auténtica piloto profesional

Cupra Rebel

Cupra

  • Me he subido al concept car Urban Reel de Cupra para experimentar la adrenalina que supone correr en un circuito urbano con las indicaciones de un piloto profesional, como si estuviera dentro de un videojuego.
  • Mis manos estaban en el volante del coche en el mundo real, pero mis ojos y mi mente estaban dentro de unas gafas de realidad virtual. Me sentí una auténtica piloto de carreras acelerando a más de 300 kilómetros por hora.

Mario Kart, Gran Turismo, Fórmula 1… Hay mil videojuegos en el mercado que pueden hacer sentirte como un piloto. Sin embargo, todo se queda en el mundo del 2D, es decir, solo puedes controlar esos coches de carreras a través de un mando. Así que, con el paso de las vueltas, esta sensación se puede quedar corta para la mayoría de los mortales.

Con el espíritu de hacer posible lo imposible nace la Exponential Experience de Cupra, la primera experiencia de competición eléctrica donde se combina el mundo virtual y el físico. 

"Cupra Exponential Experience da vida a algo que la mayoría de los conductores no experimentaría normalmente: la increíble sensación de conducir un coche de carreras eléctrico. Un concepto de competición único que fusiona los mundos virtual y físico, y que permite a cualquiera vivir las carreras de una manera diferente", explica Xavi Serra, responsable de Cupra Racing.

Pero, ¿es esto real? Para averiguarlo he viajado hasta el aeropuerto de Girona, donde Cupra ha instalado durante una semana su propio circuito de carreras. Allí, me prometieron, me sentiría como una auténtica piloto profesional de carreras.

A 300 km/h con Jordi Gené de copiloto

El Urban Rebel durante la prueba.

Cupra

Nada más llegar al circuito, lo primero que me llamó la atención fue ver el coche. A pesar de que el Urban Rebel todavía es un concept car, que no saldrá al mercado hasta 2025, nadie lo diría atendiendo a su aspecto exterior.

Sin embargo, la primera sorpresa la tuvimos antes de subirnos al coche. En una especie de hospitality, es decir, una estructura donde las personas que están presentes en el circuito pueden pasar a comer algo, beber o simplemente descansar un poco, nos estaba esperando Jordi Gené, piloto profesional ganador de varios campeonatos. 

El piloto aprovechó para explicarnos en qué consistiría la experiencia de conducir un coche en el terreno real, pero viendo una realidad virtual. Además, si algo hizo aún más especial esta actividad fue el hecho de tener a Jordi Gené como copiloto, que ayudó a meternos aún más en la piel de un piloto de rallies.

Con todo claro, solo quedaba montarse en el coche.

Cupra Rebel VR

Cupra

Antes de poder arrancar, lo más importante es la seguridad. Aunque por fuera pudiera parecer un coche normal, por dentro estaba equipado como un coche de carreras. Es decir, el asiento era de piloto, con el cinturón de seguridad de cinco puntos, algo parecido al de los retenedores infantiles y que son los que se utilizan en carreras. Además, el interior del coche era una jaula. Igual que un coche de carreras de verdad.

Eso hubiera bastado para correr en el mundo real, pero aquí se sumaba el virtual. Así que, una vez el equipo me dejó bien fijada al asiento, quedaba la parte digital. Para ello, me tenía que poner las gafas de realidad virtual Reality Loop. A partir de ese momento lo virtual y lo físico se comenzaba a entremezclar. 

Quizás, este fue el punto más incómodo. No por lo que se veía a través de las gafas, sino por el hecho de llevarlas, ya que, si no queríamos perder visión una vez comenzase la prueba, estas deberían estar muy apretadas, lo que me dejó dolorida la nariz hasta después de quitadas.

El último elemento para sentirme una verdadera piloto de carreras era el sonido. Aunque el motor del Urban Rebel ya tiene un sonido bastante deportivo, no era lo suficiente. Por eso, junto con las gafas, llevábamos unos cascos que combinaban sonidos reales de motor en coches de competición juntos con neumáticos y otros elementos, creando una atmósfera perfecta para la experiencia. A través de estos cascos también escuchaba las indicaciones y comentarios de Jordi Gené.

Una vez preparados, solo quedaba cerrar la puerta y arrancar motores.

La experiencia consistía en dos vueltas de warm up y otras cuatro de carreras. Una vez comenzamos con la actividad, el aparcamiento vacío se borró de mi vista y mi alrededor se convirtió en un verdadero circuito urbano ubicado en Barcelona. De hecho, había dos escenarios: uno de noche y otro de día, donde el trazado cambiaba ligeramente.

Como se puede apreciar en el vídeo, la visión era muy parecida a la de un videojuego. Con el volante debía seguir la línea marcada en el suelo. Si estaba en verde es que iba a la velocidad adecuada, mientras que si aparecía de color naranja o rojo significaba que debía frenar porque el coche se podría salir del circuito.

Además, para darle un toque aún más de juego, por el trazado había unos boost tokens, es decir, unos logos de Cupra que si capturabas te daban un extra de propulsión momentánea. Algo bastante parecido a cuando te toca una seta en una de las cajas misteriosas del Mario Kart. Por el contrario, si te salías de la calzada y pisabas el piano, automáticamente el coche perdía velocidad hasta que volvías al carril.

Esa primera vuelta de calentamiento fue un poco extraña, ya que era plenamente consciente de que lo que estaba viendo era algo imaginario. Sin embargo, según iban pasando las curvas, junto con las indicaciones de Gené y el sonido del motor, todo eso se me iba olvidando y realmente me pensaba que estaba disputando un gran premio como el de Mónaco

Cuando llegó la primera vuelta de carrera cronometrada yo ya estaba completamente metida en mi papel de piloto intentando buscar los límites del coche en cada vuelta. Aunque en la vida real no pasase de los 40 km/h, el clima era tan real que parecía que estuviera circulando a 300. Además, el coche también simulaba baches, teniendo que corregir la posición del vehículo.

Estuve apenas 10 minutos dentro de la experiencia, aunque en realidad a mí se me hizo mucho más corta. Después de probarlo puedo afirmar que Cupra cumple a la perfección con su propósito. 

La experiencia va mucho más allá de lo que puedas percibir al jugar en un simulador corriente: realmente sientes lo que es correr en un coche de rallies profesional.

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