Me he montado en un coche volador de 750.000 euros y he experimentado lo que podría ser el futuro de la movilidad
- Aska, una startup fundada en 2018, está trabajando para sacar al mercado un coche volador y Business Insider ha probado el primer prototipo del modelo.
- El A5 ya tiene un valor de 749.000 euros y tendrá una velocidad de crucero de 240 km/h, según afirma la compañía.
Cuando estoy atrapado en un atasco especialmente agobiante, suelo fantasear con la idea de poder pulsar un interruptor, encender unos motores a reacción y despegar hacia el cielo.
"¡Nos vemos, mamones!" les gritaría a los perdedores de los coches que se quedan en tierra. Pero lo único que oirían sería el ensordecedor rugido de mi llegada antes que ellos al concierto de Taylor Swift.
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No soy el único. La idea de un coche capaz de volar lleva décadas obsesionando a los humanos. Pero, a pesar de los numerosos intentos, aún no se ha materializado. Sin embargo, una empresa emergente quiere cambiar esta situación con un ambicioso plan para aterrizar coches voladores en las casas de sus clientes en 2026.
Aska, con sede en California, lleva desarrollando su primer modelo desde 2018, el A5, y yo he tenido el privilegio de poder probarlo y dar una vuelta en su primer prototipo. ¿Cambiará el A5 la forma en que nos desplazamos? Es imposible saberlo después de un breve paseo en un vehículo volador que no se acerca ni de lejos a lo que podrían experimentar los futuros compradores.
Además, estuvimos dando vueltas en tierra por el asfalto de un aeropuerto durante unos 10 minutos a baja velocidad, por lo que aún queda mucho camino por recorrer. La startup acaba de obtener el permiso del gobierno para realizar vuelos de prueba, y de momento solo ha hecho algunos planeos.
Pero Guy Kaplinsky, cofundador y consejero delegado de Aska, afirma a Business Insider que su objetivo es revolucionar los desplazamientos matutinos al trabajo. Según él, los coches voladores ofrecerán a la gente el lujo de vivir más lejos de sus oficinas, sin necesidad de pasarse horas al volante o en atascos.
Propulsado por motores eléctricos y un generador de gas de autonomía extendida, el A5 puede surcar los aires a 240 km/h y recorrer 400 kilómetros entre paradas para repostar, según Aska. Sus 6 hélices le permiten despegar y aterrizar verticalmente, como un dron gigante, u horizontalmente, como un avión convencional. La versión final tendrá capacidad para 4 personas, pero el vehículo en el que yo viajé solo tenía 2 asientos.
¿Y la parte de conducción? Eso es lo que diferencia a Aska de otras empresas emergentes que trabajan en aeronaves eléctricas. Joby y Lilium, por ejemplo, imaginan cielos urbanos repletos de taxis aéreos. Jetson y Doroni tienen la vista puesta en máquinas voladoras personales. La mayoría de las empresas del sector no están pensando en conducir por tierra.
Antes de salir a la carretera, sus alas se pliegan hacia dentro, lo que en teoría facilita las maniobras alrededor de otros coches. Pero, como cabría esperar de un vehículo que parece ser un 95% helicóptero y un 5% coche, el A5 se siente más a gusto en el cielo. Kaplinsky afirma que está diseñado para recorrer 15 km o menos entre el domicilio o el lugar de trabajo de un cliente y una pista de aterrizaje.
Aun así, Aska quiere que el A5 también sea cómodo en tierra. Actualmente, tiene el tamaño de una camioneta Ford F-350 (muy, muy grande), y Kaplinsky quiere reducirlo hasta que ocupe el espacio de una F-150 (todavía muy grande). En un principio, Aska quiere homologar el A5 para carreteras locales de baja velocidad. Por ahí también puede circular el prototipo.
Para empezar, tener un A5 en propiedad costará 749.000 euros, pero Kaplinsky también tiene grandes planes para un servicio de coche compartido a un precio más asequible.
Aunque el tiempo que pasé en el Aska me dio cierta esperanza en que se cumpla la imagen de ciencia ficción que todos tenemos al pensar en coches voladores, también me dejó descorazonado.
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Kaplinsky me aseguró que saltar por encima del tráfico en un coche volador no es realista, al menos con nuestros conocimientos actuales de física. Mientras el vuelo requiera empujar grandes cantidades de aire, despegar tan cerca de otros coches sería demasiado peligroso. Se necesitaría un sistema de propulsión silencioso, como el de los ovnis, para que funcionara.
Así que, a cualquiera que haya compartido mis ensoñaciones al volante inducidas por el aburrimiento, no me queda otra que decirle que siga soñando.
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