Por qué es poco probable que la cuarta temporada de 'Stranger Things' consiga desbancar a 'El juego del calamar' como el programa más visto en la historia de Netflix

La cuarta temporada de Stranger Things se estrenó a finales de mayo, coincidiendo con uno de los momentos más delicados que le ha tocado vivir a la compañía. Netflix siempre ha tenido grandes aspiraciones con la serie, pero en esta ocasión un rotundo triunfo era particularmente importante para despejar las dudas sobre el gancho de la producción original y de la marca Netflix entre el público.  

La medición de ese éxito tiene un referente claro, El juego del calamar, la serie coreana que el pasado otoño se convirtió en el original más visto en toda la historia de la compañía, con más 1.650 millones de horas reproducidas en los 28 días siguientes al estreno. La realidad es que, con los dos volúmenes ya estrenados, es bastante difícil que Stranger Things consiga alcanzar esa cifra. 

Sin embargo, ha cumplido el objetivo que tenía encomendado, cimentando todavía más la que ya se puede considerar la propiedad intelectual más valiosa de la compañía. 

El éxito de El juego del calamar se produjo poco después de que Netflix pusiese en marcha su site Netflix top 10, una web en la que publica semanalmente el ranking de programas más populares a partir de las horas acumuladas de visionado que registran sus estrenos. La serie logró un récord apabullante, acumulando más de 1.650 millones de horas en los primeros 28 días, cifra que acabó por convertirse en rasero para el resto de estrenos. 

El registro de El juego del calamar no ha sido superado hasta la fecha, si bien todas las miradas han estado puestas en la cuarta temporada de Stranger Things. ¿Qué mejor que una serie con una base fan potente, esperada con ansia tras los retrasos de la pandemia y con un presupuesto espectacular para lograrlo? La serie de los hermanos Duffer tenía, además, otro as en la manga: una duración de 13 horas frente a las 8,2 que dura El juego del calamar es de 8,2 horas. Esto es algo que, en principio, parecía beneficiarle bajo la óptica de una métrica que cuantifica el número de horas de programa reproducidas.

A Stranger Things le ha ido bien, aunque no tanto. Ya es la serie en habla inglesa más vista en la historia de la plataforma, aunque los registros siguen lejos de la serie coreana. Y dado el actual sistema de recuento, es bastante difícil que lo consiga. 

La explicación está en la forma en la que Netflix contabiliza las horas acumuladas en el caso de programas como Stranger Things, estrenados en dos partes. Como explica en su web Netflix top 10, si los títulos tienen varias fechas de estreno, ya sean semanales o por partes, se cuentan los 28 días "desde el día de estreno de cada episodio en cada país".

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Esto significa que, para La casa de papel (Parte 5), la cantidad total de horas representa 28 días desde el estreno de los episodios 1 al 5, más 28 días desde el estreno de los episodios 6 al 10. Es decir, en las entregas por volúmenes, la cantidad total de horas que se vincula a un programa contabiliza los 28 días desde el estreno de cada volumen por separado. Una vez que la primera parte llega a los 28 días, sus horas de visionado dejan de incluirse en la cifra total. 

A 5 de julio, Stranger Things registraba 1.151.240 millones horas. ¿Qué incluye esta cifra? Las 900.000 horas que acumuló la parte 1 (7 episodios) y cuatro días de la parte dos. Como ya se han cumplido los 28 días desde el estreno del volumen I, la cifra ahora aumenta solo a costa de lo que aporte el volumen II, es decir, los dos capítulos mega extendidos durante los días que tiene por delante hasta llegar al 28 de julio. 

Si tenemos en cuenta que en la semana siguiente (12 de julio) esos dos capítulos añadieron más de 115.000 horas al cómputo total, es poco probable que consiga superar los 1.650 millones de horas. Aunque el volumen II está planteado como una película, haría falta que muchos espectadores la viesen varias veces para lograrlo. 

Netflix ha caído en la trampa de las audiencias que durante años ha tratado de evitar, la de las cifras récord que acaban provocando agravios comparativos. La realidad es que El juego del calamar y Stranger Things no son programas equiparables al completo ni sus éxitos se pueden interpretar sin algo de contexto.

Ambos programas plantean dos situaciones de partida distintas. Uno es novedad. El otro, el regreso de una propiedad intelectual ya conocida con respecto a la que el público tiene enormes expectativas. El contenido nuevo tiene más audiencia potencial que el contenido ya conocido gracias al factor descubrimiento.

Lo novedoso para la audiencia occidental alimentó el alcance de El juego del calamar, superando las barreras del nicho gracias a que la plataforma dio acceso al mismo a sus más de 200 millones de clientes. 

Una serie ya consolidada como Stranger Things, por contra, tiene más dificultades para expandir de manera significativa la masa de espectadores temporada tras temporada. Tal y como han reconocido ejecutivos de la compañía, a partir de la tercera temporada a una serie le resulta más difícil atraer a audiencia nueva, de ahí que muchas series se cancelen en ese momento. En contrapartida, las series fenómeno generan más rewatch, algo muy habitual en fandom ya consolidado.  

Otro factor que conviene tener en cuenta es la eficiencia de programa, en términos del retorno de la inversión que se ha hecho para producirlo y promocionarlo. Las campañas de marketing y de El juego del calamar no son comparables ni en volumen ni en ambiciones. 

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¿Significa que El juego del calamar ha sido más eficiente financieramente que Stranger Things? No necesariamente. Como explica Paul Tassi en Forbes, Stranger Things ha invertido mucho más en promoción pero ha sentado unas bases sólidas para la quinta temporada y nuevos proyectos relacionados con su IP. La segunda temporada de El juego del calamar, sin embargo, difícilmente conseguirá igualar los registros de la primera.  

El éxito de un programa en una plataforma necesita ponderar distintas variables. Sin duda los datos son importantes, pero es preciso abrir la puerta a más parámetros, como el impacto cultural o que la conversación persista en el tiempo. Una dimensión cualitativa ofrece el que probablemente sea el indicador más valioso en el mundo del streaming: la relevancia.