Instagram vetó filtros para 'selfies' que "fomentaban la cirugía plástica" hace 3 años, pero ahora el problema se ha multiplicado

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Primero fueron la televisión y las revistas del corazón. Ahora son las redes sociales las que machacan a los jóvenes con unos cánones de belleza imposibles. 

Miles de personas menores de 35 años cada año visitan al cirujano plástico con fotos de sus rostros adulterados mediante filtros de Instagram; ojos rasgados, pieles más bronceadas y suaves, labios carnosos, pómulos prominentes. Todos quieren parecer más guapos. Todos quieren la Cara de Instagram.

Los filtros de la red social han democratizado una clase de belleza edulcorada, efímera y digital. Las y los jóvenes, bombardeados a diario con fotos de influencers y modelos, todos ellos con caras resplandecientes exóticas y cuerpos esculpidos, pasan por las clínicas de cirugía estética con un selfi y su cara estampada para que los médicos obren el milagro.

Pero, ¿qué es la cara de Instagram exactamente? 

Colby Smith, uno de los artistas de maquillaje más reconocido de Hollywood, definía en un artículo del New Yorker, este fenómeno. 

La cara de Instagram sería "un tono de piel excesivamente bronceado, de una influencia sudasiática con las cejas y la forma de los ojos, de una influencia afroamericana en los labios, de una influencia caucásica con la nariz, y de una estructura de las mejillas que es predominantemente nativa americana y de Oriente Medio".

Es decir, una cara de todos lados y a la vez de ningún sitio. Una piel blanca, pero bronceada y lisa, sin imperfecciones, con unos ojos rasgados y unos labios carnosos y exhuberantes. Una nariz fina y delgada, algo puntiaguda, mejillas marcadas y perfil afilado. 

Daniel Betancort, el joven canario que causa sensación entre Kylie Jenner, El Rubius o Chiara Ferragni gracias a sus filtros de belleza en Instagram

En España, en 2020 se realizaron 400.000 intervenciones de cirugía plástica. En concreto, operaciones como el relleno de pómulos y de labios o en el aumento de peticiones de rasgar los ojos, se ha disparado en nuestro país en los últimos años.

"Se ha multiplicado. Es casi imposible de medir. A lo mejor estamos hablando de un aumento de un 3.000% en este tipo de peticiones en los últimos 5 o 6 años", apuntaba Cristopher Oyola, doctor de la clínica Bruselas de Madrid, a Business Insider España hace unos meses.

La obsesión de los adolescentes por los filtros de las redes sociales que modifican su apariencia física se conoce como "dismorfia de Snapchat", la red social que implementó los filtros, desde las orejas de perro hasta los labios gruesos llenos de bótox.

Según los investigadores de la Universidad de Valladolid, Pilar San Pablo, Marta Pacheco y Manuel Canga autores del estudio científico Doctor, quiero parecerme a mi selfi. Distorsiones de la autoimagen: cuestiones para un debate, la dismorfia de Snapchat consiste en "una preocupación excesiva por un defecto percibido en la apariencia física y que muchas veces, incluso, es imperceptible para otro".

"El uso de aplicaciones móviles o redes sociales que, a través de filtros, permiten mejorar o cambiar la propia imagen, podría estar condicionando la percepción entre los jóvenes que utilizan los selfis como referencia para calibrar su autoimagen", explican los investigadores en su estudio.

Las plataformas esto lo saben. Tras la revelación de los Papeles de Facebook salieron a la luz cientos de documentos internos de la compañía en los que se reconocía el impacto en la salud mental de la red social y en como esta afectaba directamente a los adolescentes.

"El 32% de las chicas adolescentes entrevistadas dijeron que cuando se sentían mal con sus cuerpos, Instagram las hacía sentir peor". Esta es la demoledora conclusión de un estudio interno llevado a cabo por la propia compañía en marzo de 2020.

 

Un año antes, la red social había prohibido los filtros dentro de su red social que tuvieran que ver con la cirugía plástica en medio de una creciente preocupación sobre los efectos de la red social en la salud mental de sus usuarios. Sin embargo, levantó la prohibición de nuevo solo un año más tarde.

Ahora, los filtros que tengan algo que ver con la cirugía plástica siguen campando a sus anchas. Desde los que te hinchan los labios, hasta la última tendencia que tiene que ver con las pecas. De hecho, la micropigmentación, que consiste en directamente tatuarse pecas en el rostro, es otro fenómeno en auge entre los más jóvenes.

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