Qué es la inversión pasiva y cómo se puede llevar a cabo para obtener una buena rentabilidad

Un trader de la Bolsa de Nueva York mira con preocupación las pantallas que muestran la información de los mercados

Reuters

Invertir en los mercados se puede hacer de diferentes maneras. El objetivo siempre es el mismo: obtener las rentabilidades más sólidas posibles y preservar capital.

En los últimos años se ha consolidado un estilo que cada vez logra más adeptos. Se trata de la inversión pasiva. Es una estrategia que no requiere de grandes conocimientos sobre los mercados y que, de forma generalizada, proporciona interesantes rendimientos en el largo plazo. 

Pero… ¿Qué es la inversión pasiva (o gestión pasiva/indexada) y cómo se puede llevar a cabo?

En resumidas cuentas, esta metodología consiste en invertir en bolsa utilizando ETFs o fondos indexados, fondos que replican el comportamiento de cualquier índice bursátil. Por ejemplo, un producto que replique el comportamiento del S&P 500 en Estados Unidos o del Ibex 35 en España. 

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En contraposición, quien apuesta por una inversión activa opta por seleccionar valores cotizados de manera individual con la pretensión de batir el rendimiento medio del mercado. En contraposición, la gestión indexada se centra en igualar el retorno que proporciona la bolsa. Son distintas alternativas. 

Por tanto, la principal diferencia de esta manera de adentrarse en los mercados con respecto a otras es que no se eligen acciones de forma concreta para tratar de batir al mercado. La inversión pasiva utiliza fondos indexados que te ofrecen la rentabilidad media de las bolsas, que, a largo plazo, es muy difícilmente superada por parte de los gestores de fondos activos.

Cuáles son las ventajas que tiene la inversión pasiva

Una vez que conoces el concepto, el siguiente paso es centrarse en cuáles pueden ser las ventajas que tiene la gestión pasiva.

¿Por qué deberías apostar por esta táctica a la hora de invertir? En primer lugar, por su bajo coste.

Los fondos indexados y ETFs cobran comisiones bajas y no suele haber recargos de custodia ni de compraventa. Al no tener que pagar a personas que se encarguen de gestionar a tu inversión, las comisiones son mucho más reducidas.

A ello hay que sumarle que la inversión pasiva tiene una gran diversificación. Comprando un simple fondo indexado adquirir más de 1.500 empresas de todo el planeta. Igualmente, con un solo producto puedes estar invertido en diferentes regiones y en distintas clases de activos. El nivel de riesgo se reduce enormemente. Los ETFs o fondos indexados engloban grandes cantidades de compañías, diferentes sectores y diferentes áreas geográficas.

Asimismo, en el capítulo de las ventajas hay que reseñar la poca dedicación que tienes que aplicar para este tipo de inversión. Esta es uno de los beneficios más importantes de la gestión indexada.

Ganar dinero en bolsa sin gastar mucho tiempo es más que viable utilizando este método y apostando por estos vehículos. Apenas hay que dedicarle unas horas al año.

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La inversión pasiva está pensada para el largo plazo, ya que a corto plazo la bolsa sufre oscilaciones. Sin embargo, en un horizonte temporal más amplio se impone la media del mercado. Es en ese momento en el que la inversión pasiva bate al resto de opciones en las que invertir

Si tu estrategia de inversión está orientada a años vista, la gestión indexada es una estrategia de inversión que se puede ajustar muy bien a tu perfil. 

Por último, otra de sus ventajas son los beneficios fiscales que ofrece. Este tipo de inversión en fondos indexados permite diferir el pago de impuestos, por lo que es un concepto para tener presente. 

Métodos para aplicar esta estrategia de inversión

Hay múltiples maneras de invertir de forma pasiva. De hecho, se podría abrir un debate sobre cuál es la mejor estrategia. No obstante, como suele ocurrir en otros ámbitos, no existen unas alternativas que sean claramente ganadoras en comparación con otras. 

Una posibilidad es centrarse en el denominado como método de Warren Buffet. El oráculo de Omaha habla de una forma muy sencilla de invertir, un 90% de la cartera indexada a un ETF del S&P 500 y el 10% restante en renta fija a corto plazo. Una estrategia orientada a capitalizar los ahorros de cara a varios años vista.

Por otro lado, está el método de la edad, que consiste en restar a 120 tu edad actual. Por ejemplo, si tienes 28 años, restas 120 menos 28 y el resultado es 92. Así, el 92% debería ser la cantidad de la cartera dedicada a la Indexación en fondos índice o ETF de bolsa, mientras que la cantidad restante, un 8% en este caso, se debería dedicar a la inversión pasiva en renta fija.

Esta opción se va convirtiendo en más conservadora a medida que vas cumpliendo años. Es una forma de proteger el patrimonio de una caída de los mercados, que resulta más volátil, al final de tu vida como inversor.

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