Irene Gómez, CEO de Keybotic: "A un chico no le harían las preguntas que muchas veces me hacen a mí"

Irene Gómez

Keybotic

  • Irene Gómez es CEO de Keybotic, una empresa que fabrica robots cuadrúpedos que sirven para llevar a cabo revisiones de alto riesgo en instalaciones industriales.
  • "A un chico no le harían las preguntas que muchas veces me hacen a mí", cuenta a Business Insider España.
  • Esta entrevista forma parte del espacio que Business Insider España dedica al liderazgo de las mujeres. Puedes leer más en Fundadoras.

Hay emprendedores que, por más que presentan una y otra vez su startup, nunca aprenden a explicarla.

En un intento de simplificar los procesos que ellos conocen como la palma de su mano, se enredan, se traban, son incapaces, como mandan los cánones de la buena comunicación y como se dice siempre en todas las redacciones de los periódicos, de que lo que dicen lo pueda entender su abuela.

No es, ni mucho menos, el caso de Irene Gómez, CEO de Keybotic. "El futuro de la robótica industrial tendrá cuatro patas", resume, a modo de eslogan, sobre la startup que dirige. Keybotic fabrica un robot cuadrúpedo que hace las veces de revisor en entornos peligrosos como las fábricas químicas. 

Provistos de sensores, estas máquinas de Keybotic son capaces de vigilar sucesos como fugas químicas en entornos que hoy son supervisados por seres humanos, a pesar de que existe para un evidente riesgo físico para ellos.

Estos robots, lejos de tener que ser operados remotamente por un ser humano, se mueven de manera completamente autónoma gracias a una tecnología que les permite interactuar con el entorno.

Para las empresas que puedan requerir de estos servicios, hay dos maneras de adquirir las máquinas de Keybotic. La primera consiste en pagar una suscripción de 3.400 euros mensuales durante 12 meses como mínimo, una cantidad base a la que se le pueden añadir costes adicionales dependiendo de la tecnología específica que requiera la empresa en cuestión.

La segunda consiste en pagar para hacerse con el robot, que tiene un coste total de unos 90.000 euros.

Tras ver la luz en 2020 y sacar adelante los primeros diseños en 2021, Keybotic comercializa sus robots desde hace por lo menos un par de años. Para Gómez, lo que proponen es todo un cambio de paradigma: "Hasta ahora, la robótica ha necesitado espacios planos. Hay que pensar, por ejemplo, en los brazos robóticos de una cadena de montaje de coches".

Como respuesta, Keybotic ofrece, entre otras soluciones, a Keyper, un robot con cuatro patas que es capaz de subir y descender niveles y que absorbe la fuerza de los impactos cada vez que camina o cada vez que se choca con un obstáculo: "Nos adaptamos a cada planta. Si no, el robot no funcionaría".

El origen de Keybotic hay que buscarlo en el interés que la propia Gómez ha sentido siempre por la tecnología. Abogada y economista de formación, su trabajo como consultora poco a poco la fue acercando al ámbito de la robótica aplicada a la seguridad, sobre todo en el ámbito industrial.

"La vida te lleva. Algo te gusta y lo vas explorando. Preguntas a la gente, les pides que te expliquen lo que hacen, qué hay detrás. Como consultora estratégica, terminas aprendiendo un montón sobre tecnologías diferentes hasta que un día sientes que te llega a ti el turno de intentarlo", relata Gómez.

Irene Gómez junto con Keyper, el robot de Keybotic.
Irene Gómez junto con Keyper, el robot de Keybotic.

Keybotic

Fue el origen de una startup que empezó a trabajar con bomberos y policías y militares. Sin embargo, para Gómez los robots tardarán en generalizarse en situaciones tan complejas como las catástrofes naturales.

Por otra parte, los robots vigilantes de Keybotic lograron levantar tres millones de euros de los inversores en mitad del desierto que el ecosistema vivió el año pasado. Fue la confirmación de que la startup ha despertado la curiosidad de inversores y empresarios: "De las 140 empresas con las que hemos hablado en 2023, el 93% de ellas estaban interesadas al menos en saber lo que hacemos".

Aunque todas se han aproximado a Keybotic con la misma fe. A sus 36 años, Gómez reconoce que el hecho de ser mujer y joven ha dado lugar de cuando en cuando a más de un malentendido: "Les extraña que sea la CEO de la empresa. Me hacen que preguntas sobre si de verdad dirijo la empresa que sé que nunca le harían a un hombre".

Con todo, la CEO de Keybotic tiene una profunda fe en su startup: "Estamos en el momento adecuado con la tecnología adecuada. La robótica en almacenes ya está aquí desde hace mucho, mucho tiempo. Es por esto que la tecnología industrial funciona ya a precios asequibles".

Se trata de una cuestión tecnológica, pero también económica: "En lo que hemos puesto más interés es en hacer que el robot sea muy efectivo a nivel de coste para poder llegar a muchos clientes. Tenemos unos actuadores que en realidad son las articulaciones de las patas que justo estamos patentando".

No son los únicos planes de futuro de Keybotic. Lejos de perderse en complicados planes de expansión, el futuro inmediato de la empresa pasa por controlar bien el mercado español.

"Vamos a estar aquí, muy cerca de España, muy cerca de los clientes para saber qué es lo que están usando, cómo lo están usando, qué es lo que les funciona y qué es lo que no. Qué es lo que tienen y no tenemos y, por tanto, qué es lo que queremos desarrollar. Pues esto, necesitamos estar muy cerca".

¿Y después? "No sé dónde iremos, pero, por querer, Alemania sea el primer país de Europa en industria química Ojo, España es el segundo. El año pasado tuvimos muchas solicitudes desde EEUU, y desde ese punto de vista es un mercado interesante, como lo puede llegar a ser Asia".

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