Desde que se inventó el microondas el siglo pasado, más concretamente en los años 40, se ha especulado sobre los peligros que tiene pararse cerca de este electrodoméstico: desde la aparición de cáncer, pasando por la muerte de células cerebrales, hasta la infertilidad. ¿Es cierto que ponerse delante del microondas en dañino para la salud?

Antes de nada es importante entender cómo funcionan los microondas. Según Percy Lee, oncólogo de radiación de City of Hope, "Los microondas producen ondas de radiación electromagnética que hacen vibrar las moléculas de agua para cocinar la comida".

La fricción causada por estas mismas moléculas vibrantes crea ese calor necesario para calentar alimentos, ha explicado la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), según ha recogido Livestrong. Esto no quiere decir que la comida se vuelva radiactiva ni mucho menos.

¿Es seguro ponerse frente al microondas?

La respuesta es sí. Al menos los microondas que funcionan correctamente siguiendo las pautas de calidad. De hecho, la cantidad de radiación que emiten los microondas está regulada para que pueda usarse diariamente en los hogares sin que suponga un riesgo para la salud de las personas.

Entre las normas implantadas por la FDA se encuentra la que exige que los microondas posean un par de sistemas para detener la emisión de estas ondas en cuanto se abre la puerta. Además, la cantidad de fuga de radiación está restringida, a unos niveles por debajo de lo que podría ser peligroso.

"Aún así, es mejor mantener una distancia segura respecto al microondas mientras está encendido, por si acaso el aparato funciona mal", ha comentado Lee. "Si, por ejemplo, el sello, el blindaje o la puerta del microondas están dañados, la radiación podría filtrarse".

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Incluso si hay un pequeño escape, no es motivo para asustarse, ya que los microondas producen radiación no ionizante. Esto significa que su energía no es lo suficientemente fuerte como para dañar las células directamente. Según ha especificado Livestrong, la luz visible, las ondas de radio y el wifi también son ejemplos de radiación no ionizante de baja energía.

Lo más peligroso que puede provocar un microondas son quemaduras por recipientes demasiado calientes, alimentos que comienzan a chisporrotear o líquidos que terminan hirviendo. En casos más extremos, en los que una persona presiona de forma repetida su rostro contra el aparato, se pueden desarrollar cataratas.

Aunque creas que tu microondas se encuentra en perfecto estado, y no sufre ningún tipo de fugas, lo recomendable es situarse al menos de dos pasos cuando está en funcionamiento.