Dejé el mundo de la banca para limpiar escenas de crímenes y casas en las que ha muerto gente: a veces es absolutamente horrible

Este artículo se basa en una conversación con Stacey Foyster, una limpiadora de escenas de crimen de 34 años de Kent, Inglaterra. El texto se ha editado por motivos de extensión y claridad. 

Después de 10 años trabajando para el Royal Bank of Scotland en el departamento de análisis de riesgos, me sentía atrapada y que no terminaba de crecer en mi carrera profesional. Había muchas políticas de oficina y microgestión que no terminaban de gustarme.

Un día empecé a seguir a Mrs Hinch, una influencer de Instagram que publica contenidos sobre consejos de limpieza y organización. En uno de sus vídeos explicaba cómo limpiar su habitación le ayudaba con su ansiedad, y fue entonces cuando me di cuenta de que yo también me ponía a limpiar cada vez que tenía un mal día. 

Pensé, ¿por qué estoy en este trabajo que me hace sentir infravalorada y menospreciada cuando podría estar haciendo algo que me da paz mental mientras gano dinero?

Así que en marzo de 2019 dejé mi trabajo, y en abril empecé a trabajar como limpiadora doméstica de forma autónoma en una oficina. Crecí gracias al boca a boca, a la publicidad local y a los folletos que repartía cerca de mi zona. Pasé de tener una oficina que limpiar a tener 25 clientes en 6 semanas. Tuve que contratar a otra persona para que me ayudase.

En enero de 2020 se puso en contacto conmigo un ayuntamiento que alojaba a solicitantes de asilo, jóvenes exreclusos y niños que habían salido de centros de acogida. El ayuntamiento necesitaba limpiar las casas en las que estaban viviendo esas personas. Cuando llegó la pandemia, el ayuntamiento me volvió a llamar para limpiar todas las superficies debido al COVID-19.

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Cuando el ayuntamiento me ofreció un trabajo de limpieza que implicaba agujas, me aterroricé y lo rechacé

Siempre me han dado miedo las inyecciones. Pero pronto me di cuenta de que estaba rechazando un buen trabajo y me estaba poniendo límites a mí misma, así que decidí que tenía que afrontarlo.

En 2021 hice un curso práctico de 3 días sobre descontaminación y limpieza de riesgos biológicos impartido por Ultima, una academia de limpieza. Me enseñaron las normas de salud y seguridad relativas al "control de sustancias peligrosas para la salud" y cómo protegerme de los patógenos transmitidos por la sangre.

Al crecer tan rápido, me lancé a montar mi propia empresa y contratar a personal. Ahora tengo un equipo de 8 personas a las que les doy formación relacionada con estas sustancias. 

Nos dedicamos a la limpieza doméstica y comercial, pero estoy especializada en la limpieza de traumatismos o "escenarios de crimen", que suelen ser muchos más sucios y desagradables.

Si un trabajo es pequeño y urgente, como limpiar una casa después de que alguien haya sido apuñalado, lo hago sola. Cada uno de mis trabajadores tiene una función específica dependiendo del trabajo que haya que desempeñar. Algunos están contratados solo para trabajar en casos de emergencia.

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Hemos limpiado prisiones después de que los presos protestaran y esparcieran heces por todas partes, y una casa tras una huida violenta con sangre. También nos han llamado de funerarias para limpiar infestaciones de gusanos.

El pasado mes de marzo limpiamos una casa de 6 habitaciones que había sido ocupada por traficantes de droga. Era absolutamente horrible: había grafitis por todas las paredes y agujas por todas partes, y las habitaciones estaban llenas de ropa hasta los topes. Tardamos 5 días en dejarlo todo limpio, trabajando unas 8 horas cada día.

Normalmente, trabajamos 3 horas seguidas antes de tomarnos un descanso. Es un trabajo muy físico: te tiras el día levantando camas y utilizando todas las partes del cuerpo para limpiar. La sensación cuando te levantas al día siguiente es la que normalmente sientes cuando has ido al gimnasio.

Nunca te acostumbras a los olores

Llevamos equipos de protección individual, o EPI, que se adaptan a la forma de cada una de nuestras caras, impidiendo que entre ningún olor. Mientras trabajamos, no podemos oler nada, pero cuando salimos y nos quitamos el EPI, nos damos cuenta de que realmente llevamos el olor encima, en el pelo y en la ropa.

En agosto, uno de mis equipos desalojó, limpió y redecoró la casa de una persona que había fallecido. El trabajo incluía el control de plagas de moscas y gusanos que había en la cocina y la descontaminación de restos de roedores. Por ese trabajo cobramos 4.510 libras, es decir, unos 4.200 euros. 

Después de cada trabajo realizado, nos reunimos fuera y llevo ami equipo a tomar algo mientras contamos chistes para acabar el día de la mejor forma.  Solemos tener reuniones semanales y siempre nos centramos en un tema específico, como probar un nuevo producto de limpieza.

Intento que los trabajos que realiza mi equipo no les cause ningún problema 

Este trabajo es duro por muchos factores. Por ejemplo, si alguien tiene un abuelo que acaba de morir, no le enviaría a limpiar una casa en la que ha fallecido alguien.

Tengo mi sede en Kent, en el sureste de Inglaterra, pero aceptamos trabajos en todo el país. También formo parte de la National Academy of Crime Scene Cleaners, una red de limpiadores especializados. Es una comunidad en la que trabajamos juntos y nos pasamos encargos unos a otros.

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Por lo general, nos paga el ayuntamiento o una autoridad pública, como la policía, pero tenemos otros clientes que nos pagan directamente. A veces nos llama la familia de alguien que ha fallecido.

Siempre me esfuerzo por mejorar en lo que hacemos. Tengo formación en primeros auxilios y dedico tiempo a investigar productos para ofrecer el mejor servicio. 

También reciclamos todo lo que nos encontramos que tenga una segunda vida. Limpiamos la casa de una señora que tenía ropa preciosa y nos dijeron que nos la quedásemos, pero la donamos a una residencia de ancianos cercana. Las latas de conservas de las casas que hemos limpiado han ido a los bancos de alimentos locales, y los juguetes han ido a refugios para personas sin hogar en Ucrania.

La gente piensa que soy rara porque me encanta limpiar, pero en realidad, lo que me gusta es marcar la diferencia. Y mi equipo es como una familia.

Siento que me he encontrado a mí misma. Nunca me he sentido tan realizada en mi vida y en mi trabajo.