Las enfermedades del corazón matan a más mujeres que hombres, pero ellos reciben mejores diagnósticos y tratamientos más efectivos

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  • Las enfermedades del corazón matan a más mujeres que hombres, pero la evidencia científica revela que ellas tienen más probabilidades de recibir un diagnóstico erróneo, y es menos probable que consigan un tratamiento rápido y adecuado.
  • El sesgo de género lo explica en parte: los diagnósticos basados en patrones de síntomas masculinos y una visión estereotipada provocan que los síntomas cardiovasculares se pasen por alto o sean confundidos con ansiedad en el caso de muchas mujeres.
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La brecha de género también impregna la salud. Las mujeres mueren de afecciones del corazón en mayor medida que los hombres, pero tienen más probabilidades de recibir un diagnóstico erróneo y es menos probable que logren un tratamiento rápido y adecuado.

Según el reciente informe Defunciones según causa de la muerte del Instituto Nacional de Estadística (INE), las enfermedades del sistema circulatorio fueron la primera causa de mortalidad femenina en España en 2020, con un total de 63.907 víctimas mortales. En el caso de los hombres murieron ese mismo año 55.946 personas, por lo que fue la segunda causa de muerte. 

Si se amplía la radiografía el resultado no cambia. La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en mujeres en Europa y en todo el mundo. Los ataques cardíacos en mujeres, que representan un tercio de todas las muertes en este género a nivel global, tienen peores resultados y una mortalidad más alta que en los hombres, como remarca la Sociedad Europea de Cardiología.

"Las enfermedades cardiovasculares en las mujeres siguen estando poco estudiadas, mal reconocidas, mal diagnosticadas y maltratadas", señaló este mismo año un informe de la Comisión de la revista The Lanceten un llamamiento a la comunidad científica para reducir la carga mundial que supone este problema de salud para 2030.

El incremento de factores de riesgo, como el tabaquismo y el sedentarismo entre mujeres, explican parte de estos datos. Pero hay también razones que beben de los viejos estereotipos.

"Ni la propia mujer ni en ocasiones las instituciones ni los propios profesionales tienen una conciencia real de lo que representa esta enfermedad en la población femenina", señala en un comunicado de la Fundación Española del Corazón la doctora Nieves Tarín, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardióloga del Hospital Universitario de Móstoles.

Un diagnóstico basado en patrones de síntomas masculinos

Las mujeres sufren un diagnóstico más lento que los hombres en al menos 700 enfermedades, con las osteoporosis como única excepción en una muestra del sesgo que existe en la medicina actual. 

El sesgo diagnóstico que supone para las mujeres utilizar patrones de síntomas masculinos provoca que se tiendan a pasar por alto ciertos síntomas que en realidad pueden reflejar la existencia de un problema de salud grave.  

Sucede, por ejemplo, con el síndrome coronario agudo, en particular del infarto. Su síntoma más frecuente es el dolor torácico, que puede irradiarse hacia la mandíbula, el hombro, el brazo o la parte superior de la espalda. También puede haber dificultad para respirar, sudoración o sudor frío, fatiga, náuseas y mareos

Estos últimos, sin embargo, suelen considerarse "atípicos" en el caso de las mujeres, en gran medida por la ausencia de mujeres en los ensayos clínicos de los que se derivaron las listas de síntomas, según renunció recientemente la Asociación Americana del Corazón.

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Síntomas de que estás sufriendo un infarto: ¿sabías que son distintos en mujeres y hombres?

Un estudio de 2019 del hospital Vall d'Hebron concluyó que las mujeres tienen más riesgo que los hombres de morir al sufrir un ataque al corazón, entre otras razones, porque sus síntomas son confundidos muchas veces con ansiedad. 

“Las diferencias en el riesgo de mortalidad tras un infarto entre mujeres y hombres no se deben básicamente a causas biológicas, sino a factores sociales”, apuntó entonces la cardióloga Antonia Sambola, autora del estudio.

Los datos también revelan que queda mucho camino por recorrer no solo en el diagnóstico, sino también en la administración de los tratamientos.

Es menos probable además que los médicos se ciñan a las pautas cuando tratan a las mujeres, por lo que a veces se marchan a casa con analgésicos recetados que no siempre se prescriben para los hombres. Un estudio sobre más de 100.000 pacientes hospitalizados llegó a la conclusión que los hombres tienen un 20 % más de tratamientos efectivos que las mujeres, y casi el doble de probabilidades de sobrevivir mientras ingresados en el hospital.

Las mujeres, relata otro estudio, fueron trasladadas al laboratorio de catéteres significativamente menos rápido que los hombres, lo que se traduce en una mayor tasa de mortalidad. Sin embargo, la estadística más impactante del estudio es que esto solo ocurría si el médico era hombre.

La importancia del género en la enfermedad cardiovascular

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La doctora Sian Harding, profesora emérita de farmacología cardíaca en el Imperial College de Londres, se preguntaba recientemente en The Guardian,qué provoca que los médicos traten a las pacientes de manera diferente. Reconoce haber experimentado un "viaje frustrante" a lo largo de sus 40 años de experiencia hasta llegar a la verdadera causa del problema: "Una combinación de sesgos profesionales, sistémicos y técnicos". 

El género cuenta más de lo que debería.

Harding cita el mayor estudio realizado sobre el sexo y el tratamiento de los médicos basado en la experiencia de 1,3 millones de residentes de Florida (Estados Unidos) ingresados entre 1991 y 2010 por un ataque al corazón. Según esa investigación, las tasas de supervivencia fueron de 2 a 3 veces más altas para las mujeres tratadas por médicas en comparación con las tratadas por médicos. Eso sí, los médicos varones que contaban con experiencia previa en el tratamiento de mujeres mejoraron su tasa de éxito. 

Aún más interesante: la cantidad de mujeres médicas en el equipo marcó una gran diferencia para los hombres con los que trabajaron. Una mayor proporción de doctoras mejoró tanto el éxito del equipo en general como la competencia de ellos a la hora de tratar mujeres. Mejorar la atención de las pacientes femeninas pasa por tener un equipo equilibrado en género.

"Cada uno de nosotros, independientemente de nuestro sexo biológico, tiene una variedad de atributos de género que tradicionalmente se consideran masculinos o femeninos y, lo que es más importante, que pueden ser valorados de manera diferente si los muestra un hombre o una mujer. ¿Eres tímido, amable y compasivo o asertivo e individualista?", explica Harding.

Así, cuando se comparó el género y el sexo biológico en relación a cómo influyeron en el tratamiento, fue el género percibido (la fuerza de la puntuación "femenina" en comparación con la "puntuación masculina") lo que marcó la diferencia en el tratamiento y el resultado.

 

"Comportarse de una manera percibida como tradicionalmente femenina te degrada a los ojos de un médico varón", señala la especialista. "Existe una mayor probabilidad de que tu angustia sea vista como exagerada, imprecisa o histérica"

Se trata de una cuestión que también describe la médica estadounidense Alyson McGregor en su libro Sex Matters, dondenarra cómo las mujeres que sienten dolor a menudo tienen problemas para convencer al médico de la gravedad de su malestar.

A principios del 2000  el estudioThe Girl Who Cried Pain: A Bias Against Women in the Treatment of Painya llamó la atención sobre este problema: a pesar de quelas mujeres reportan niveles más severos de dolor, incidencias más frecuentes de dolor y dolor de mayor duración que los hombres, son tratadas para combatirlo de forma menos agresiva.

Una década antes, una investigación ya puso sobre la mesa la cuestión al evidenciar cómo los profesionales de la salud en general tienen visiones estereotipadas de que las mujeres son emocionalmente inestables y más propensas a exagerar las quejas de dolor que los hombres.

Los hallazgos de ese estudio demostraron que los pacientes masculinos tras una operación de arteria coronaria recibían medicación para el dolor con una frecuencia significativamente mayor que las pacientes femeninas. A ellas, en cambio, se les administró sedantes en una mayor proporción que a ellos.

Las cifras reflejan que enfermedades cardiovasculares matan a más mujeres que hombres. Incluso en menores de 65 años, más del doble de mujeres mueren de enfermedades cardiovasculares que de cáncer de mama. Desafortunadamente, la mortalidad cardiovascular —a diferencia del cáncer— no está disminuyendo, sino que se ha estancado, subraya los datos de la Sociedad Europea de Cardiología.

"Se necesita más investigación, una mayor participación de las mujeres en los ensayos clínicos y más atención política a las enfermedades cardiovasculares en las mujeres si nuestro objetivo es lograr la igualdad de género”, señala los expertos. También, una mayor conciencia entre las propias mujeres de que se trata de una enfermedad que las concierne.

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