Por qué no deberías comprar un Tesla si consideras que tus datos son sagrados

Don Dahlmann
| Traducido por: 
Llanta de un Tesla

REUTERS/Aly Song

  • Investigadores de Estados Unidos han puesto a prueba los sistemas de infoentretenimiento de los fabricantes de automóviles en materia de protección de datos. 
  • El fabricante de coches eléctricos Tesla ha obtenido una puntuación especialmente baja. La UE también tiene algunas lagunas en su regulación y debería tomar nota cuanto antes.
Análisis Faldón

En materia de protección de datos, la UE es implacable. Casi todas las empresas tecnológicas de Europa tienen que cumplir normas estrictas. Los ciudadanos europeos y los alemanes en particular están preocupados por su privacidad. Pero de todos los productos, el hijo predilecto de los alemanes, el automóvil, es un devorador de datos. Los fabricantes se frotan las manos ante la cantidad de datos que reciben de los compradores.

La Fundación Mozilla lo ha comprobado. Ha analizado los sistemas de infoentretenimiento de varios fabricantes y describe así el resultado: "Los coches son la peor categoría de producto en términos de privacidad que hemos analizado". 

La lista de los investigadores es tan impresionante como aterradora: el 84% de los fabricantes analizados comparten o venden datos a terceros. La friolera del 92% ni siquiera da a los clientes el control sobre los datos.

Tesla saca una nota especialmente mala

La peor nota se la lleva Tesla, la empresa pionera en coches eléctricos. La compañía no sólo utiliza las cámaras para recopilar datos, sino que también las utiliza para entrenar sus propias aplicaciones de IA. Otros fabricantes no lo hacen (todavía), pero eso cambiará. Cuantos más vehículos circulen de forma semiautónoma, más datos procesarán y evaluarán los ordenadores de IA. Otra cuestión es si la información es anónima y en qué medida.

Por supuesto, el estudio se refiere a Estados Unidos, donde la protección de datos es más laxa que en la UE. Pero las normas de la UE también tienen lagunas. Es difícil determinar hasta qué punto son anónimos los datos que recogen los fabricantes. En algunos casos, sin embargo, los clientes tienen que poner sus datos totalmente a disposición de una empresa. Es el caso, por ejemplo, de las llamadas "tarifas telemáticas" de las aseguradoras.

En este caso, el conductor instala en el coche la llamada caja negra, un dispositivo que en realidad es una especie de tacógrafo. El programa mide diversos parámetros, como la velocidad en las curvas, el comportamiento de aceleración y frenado, así como la hora y el lugar. Cuanto más seguro sea el asegurado en carretera, más rebaja podrá obtener en su póliza. 

Un ejemplo práctico: si conduces habitualmente demasiado rápido por un tramo de carretera considerado punto negro de accidentes, acabas pagando más.

Cámaras de vigilancia por todos lados.

No está claro qué ocurre con los datos

Algunos de los datos no acaban anonimizados en las compañías de seguros. Algunos sólo llegan a ser evaluados, pero el propietario del vehículo puede, por supuesto, ser identificado. Y la industria automovilística lleva mucho tiempo haciendo lo mismo que las compañías de seguros. La cantidad de datos que se recopilan es impresionante. 

Además de los datos de conducción, se registra cada clic en el sistema de infoentretenimiento, por ejemplo. ¿Qué aplicaciones se utilizan? ¿Para qué y durante cuánto tiempo? ¿En qué situación?

Por supuesto, los fabricantes están fundamentalmente obligados por las directrices de protección de datos de la UE. Sin embargo, sólo están obligados mientras el comprador no firme nada que suprima o al menos restrinja gravemente la protección de datos. Es cierto que los clientes pueden oponerse posteriormente al almacenamiento y uso de sus datos. Sin embargo, esto suele conducir a la inutilización del sistema de infoentretenimiento.

Sólo hay una salida

Tesla señala, por ejemplo, que en caso de objeción, dejarían de funcionar funciones como las actualizaciones del vehículo, el uso de todas las apps que tienen que ver con internet y otras características. Sin embargo, esto no sólo se aplica a Tesla, sino a todos los fabricantes. El uso completamente anónimo de los datos, como se puede ajustar al menos parcialmente en el PC, no es posible en el vehículo.

Conclusión: los compradores deben ser conscientes de que los coches modernos son auténticos tragabolas de datos. Al menos hasta que la UE intervenga con más firmeza. Sería de agradecer que los fabricantes ofrecieran soluciones de forma proactiva. Por ejemplo, para que los propios compradores puedan controlar qué datos quieren compartir. 

De lo contrario, sólo hay una forma de escapar a esta fiebre de recogida de datos: comprar un coche clásico.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.