Por qué no debes tomar relajantes musculares sin la supervisión de un médico: usos y contraindicaciones

Mujer con dolor de espalda

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Recurrir a los medicamentos por tu cuenta no debe ser la primera opción a la hora de tratar una dolencia. Automedicarse no es la mejor solución. Y es que, aunque son seguros, también pueden desembocar en efectos secundarios dañinos si se consumen mal. Por eso, lo mejor es tomarlos solo cuando un médico los receta, y así asegurarse de que uno lo hace correctamente.

Incluso fármacos tan populares como el Ibuprofeno o el Paracetamol pueden derivar en posibles riesgos. Es importante que se tengan en cuenta si los beneficios de consumir determinado fármaco son mayores que las adversidades que puede desarrollar.

Uno de los fármacos con los que más cuidado hay que tener son los relajantes musculares. Muchas personas recurren a estos sabiendo que el dolor se les va a ir, pero ellos desconocen que no les va a resolver el problema, según ha dicho el doctor Francisco Marín a Saber Vivir.

Qué son los relajantes musculares

Los relajantes musculares son fármacos empleados normalmente para tratar dolencias musculares. Actúan directamente sobre el sistema nervioso. Es por ello que consiguen disminuir el dolor. Los relajantes musculares más comunes son el baclofeno, el diazepam, la tizanidina y la ciclobenzaprina.

Sirven para tratar espasmos musculares, calambres repentinos o la espasticidad muscular. Esta última a veces impide a la persona moverse correctamente, caminar, e incluso hablar. Los relajantes musculares pueden aliviar el dolor que producen estas patologías, pero no curarlas, y es importante ser consciente de ello.

Otro de los usos de los relajantes musculares es disminuir el insomnio. En este caso suele utilizarse diazepam. Aunque no se recomienda prolongar su uso durante mucho tiempo para evitar problemas de dependencia.

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Contraindicaciones de los relajantes musculares

Cuáles son los efectos secundarios más comunes

Es importante no olvidar que el consumo de cualquier medicamento ha de estar supervisado por un profesional de la salud para evitar efectos adversos, intoxicaciones, etc. Cuando se abusa de los relajantes musculares se aumenta el riesgo de padecer complicaciones respiratorias.

Un consumo descontrolado de estos fármacos también puede afectar a la vista. Entre los efectos secundarios más comunes está la pérdida de enfoque, la visión borrosa, e incluso el glaucoma, que se ha relacionado con el consumo de ciclobenzaprina.

Como tienen efectos sedantes, algunos pacientes han desarrollado cierta adicción a los efectos que tienen los relajantes musculares, por lo que hay que tener especial cuidado para no caer en ello.

Combinarlos con otros fármacos es peligroso

Mezclar medicamentos entre sí, sin que un médico te lo haya permitido, normalmente suele ser peligroso. Automedicarse es arriesgado porque no se tienen en cuenta otros fármacos que se están tomando al mismo tiempo. 

Una de las combinaciones más peligrosas es la que mezcla relajantes musculares con ansiolíticos o analgésicos. Tampoco se recomienda que los tomen personas mayores de 65 años, aquellas con problemas cardíacos, enfermedades del hígado, y otros.

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