Los cruceros son más que unas vacaciones: son un estilo de vida.

Lo aprendí en abril de 2022, cuando me embarqué por primera vez en uno de los cruceros más grandes del mundo, el Wonder of the Seas de Royal Caribbean.

Varios pasajeros con los que hablé me comentaron que todas sus vacaciones son cruceros. Vuelven a las mismas líneas de cruceros una y otra vez porque es la única forma que tienen de viajar. Estos experimentados viajeros me contaron que han pasado cientos de noches en el mar.

Y no es un grupo pequeño. La Cruise Lines International Association prevé que 35,7 millones de pasajeros zarparán en 2024, según informó Reuters en diciembre de 2023.

Durante mi primer viaje, vi por qué los cruceros son tan populares. Había algo especial en despertarse en medio del océano.

Al mismo tiempo, las noches sin dormir debido a las aguas agitadas, las cubiertas comunes abarrotadas, los niños revoltosos y la falta de actividades que me interesaran me llevaron a la conclusión de que los cruceros simplemente no eran para mí.

Sin embargo, poco más de un año después de mi primer crucero, decidí volver a intentarlo, pero esta vez en un tipo de barco diferente y con un nuevo grupo de cruceristas.

Me embarqué en un crucero de lujo de siete días por el Mediterráneo, solo para adultos, a bordo del Valiant Lady de Virgin Voyages.

Esperaba que un barco con detalles de lujo en el que no hubiera niños y con más actividades orientadas a los adultos me hiciera cambiar de opinión sobre el estilo de vacaciones.

Resultó que tenía razón.

Prefería estar en un barco más pequeño y con menos aglomeraciones

La primera diferencia que noté entre mis dos viajes fue el tamaño de cada barco.

El Wonder of the Seas de Royal Caribbean era el crucero más grande del mundo en 2022. Con 365 metros de eslora y 64 metros de altura, el barco de 235.600 toneladas brutas tiene ocho "barrios", 18 cubiertas y puede albergar hasta 7.000 pasajeros, según la naviera.

En mi crucero con Royal Caribbean, la tripulación me informó de que había unas 5.000 personas a bordo. Aunque el barco no estaba lleno, a mí me lo pareció. Encontrar una silla vacía cerca de una de las tres grandes piscinas era casi imposible después de las 10 de la mañana y, aunque el barco tenía 24 ascensores, a menudo había cola para cogerlos.

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De hecho, había cola para casi todo, desde las actividades hasta el bufé del desayuno. Y los espectáculos requerían reserva, que se llenaba rápidamente.

El tamaño del barco también era desalentador. Moverse era como recorrer un laberinto. Cuando me acostumbré a la enorme distribución, el crucero ya había terminado.

En mi crucero Virgin Voyages, el tamaño más pequeño del Valiant Lady me pareció más manejable. Con 38 metros de altura y 277 metros de eslora, el barco de 110.000 toneladas brutas tenía 17 cubiertas y una capacidad máxima de 2.700 personas, aunque durante mi viaje solo había unas 1.000 a bordo, según explicaron representantes de la compañía de cruceros a Business Insider.

El reducido tamaño del barco implicaba menos actividades, pero no me importó porque navegar por las cubiertas era más fácil. Solo había dos piscinas, pero estaban mucho menos concurridas y me resultó más fácil encontrar sillas de piscina vacías durante todo el día.

Aunque podía reservar mesa para las comidas y los espectáculos en el Valiant Lady, enseguida me di cuenta de que no hacía falta. Los restaurantes solían tener mesas vacías y podía entrar en cualquier local cuando oía música en directo interesante. Esto hizo que mis días fueran más espontáneos y que todo el viaje fuera más relajante, ya que no iba con prisas.

Sin niños a bordo del Valiant Lady, las cubiertas superiores parecían más relajantes

Basándome en las numerosas piscinas, actividades y espectáculos a bordo del Wonder of the Seas, me pareció que el barco estaba muy orientado a las familias. Allá donde iba, veía a muchos niños pequeños.

Los niños se tropezaban conmigo mientras corrían hacia la piscina, pisaba helados que se les caían a la cubierta y los gritos llenaban mis oídos cuando intentaba relajarme en las cubiertas superiores. En conjunto, hizo que mis vacaciones fueran menos relajantes de lo que podrían haber sido.

Mi fastidio habría bastado para descartar los cruceros hasta que me enteré de la existencia de los cruceros solo para adultos.

En el crucero Virgin Voyages, los cruceristas están limitados a huéspedes mayores de 18 años.

Como resultado, experimenté tranquilas cubiertas de piscina, cenas relajantes, y todo el barco se sentía más tranquilo y menos concurrido.

Aunque disfruté del público adulto de Virgin, las actividades a bordo me hicieron sentir como una niña

Piscinas, toboganes y tirolinas llenaban las cubiertas superiores del Wonder of the Seas de Royal Caribbean. Esto hacía que el barco fuera ideal para familias con niños ávidos de emociones, pero a mí no me gustan las emociones fuertes.

Y cada vez que me ponía a la cola para hacer una actividad, me sentía incómoda como viajera adulta sola entre niños. Era muy consciente de mi edad.

Pero con Virgin Voyages, solo estaba con adultos. Me preguntaba si eso crearía un ambiente sofocante, pero los balancines y columpios de aspecto infantil del barco, los sacos de kickboxing y juegos como el futbolín, el baloncesto y un tablero de ajedrez gigante me hicieron sentir joven de nuevo.

Me encantó tener la oportunidad de relajarme y desconectar de una forma lúdica, y sentarme en un columpio con vistas al océano era mucho más divertido que hacer cola para un tobogán de 30 segundos.

Las comodidades de un crucero de lujo hacían que dormir toda la noche fuera más fácil

En mi primer crucero, apenas dormí. Acostumbrarme al balanceo del barco ya era un reto cuando cerraba los ojos por la noche. Pero la incomodidad añadida de mi cama –dos colchones individuales juntos– lo hacía aún más difícil. Y cuando conseguía dormir, me despertaba en el hueco entre las camas.

En el barco de Virgin Voyages tenía una cama de matrimonio, mucho más cómoda que los dos colchones de mi camarote de Royal Caribbean.

Otros detalles reconfortantes hicieron que mi camarote de Virgin Voyages fuera digno de un VIP, como la iluminación ambiental, una tablet con controles inteligentes y un balcón privado donde podía tomar el aire cuando me mareaba.

Estos detalles hicieron que mi estancia fuera acogedora y relajante. Y dormir lo suficiente me facilitó apreciar todo el viaje más que en mi primer crucero.

Ahora que ya he hecho dos cruceros, me doy cuenta de que no todos los viajes son iguales

Para disfrutar del estilo de vida de los cruceros, hay que encontrar un barco que se adapte a tus deseos como viajero.

Me alegro de no haber descartado los cruceros por completo y, en el futuro, puede que me encuentre en uno, siempre que sea un barco pequeño y, a ser posible, solo para adultos.