Nostalgia millennial: 11 recuerdos que te transportarán a tu juventud, más allá de Tuenti y los Nokia indestructibles

Generación perdida, grandiosa, silenciosa, boomers, X, Y, Z, T... La cantidad de vocablos para referirse a los diferentes grupos demográficos, según el año de nacimiento, cada vez se hace más extensa y, con ello, las dudas sobre la generación que nos ha tocado vivir. Incluso ya existen los pandemials.

Ni siquiera los sociólogos se ponen de acuerdo, ya que, dependiendo del estudio y organización encargada, los años de nacimiento oscilan desde principios de los 80 hasta inicios de los 2000.

Por este motivo, puede que muchas cosas de las que aparezcan en esta lista te suenen extrañas; sin embargo, también pertenecen a la generación millennial, la cual, a diferencia de la generación T actual, abarca más de una veintena de años.

Si sientes que alguno de estos recuerdos te genera un sentimiento irrefrenable de nostalgia; si has utilizado Tuenti o MySpace, o si has tenido en tu casa un disco de Caribe Mix, esta lista te transportará a las maravillosa décadas de los 80 y los 90. 

Las redes sociales

Millennial o no, las redes sociales han sido las protagonistas de reunir a generaciones muy diversas en su seno. Aun así, al principio, estos lugares de encuentro virtual eran utilizados mayormente por los adolescentes de aquel entonces.

¿Quién no ha recargado la página de inicio de Tuenti por si aparecía una notificación nueva? ¿Quién no ha enviado zumbidos en MSN para llamar la atención –pesadamente– de otra persona? Seguro que si eres millennial, utilizaste alguna de estas redes sociales, que aparecieron junto a otras más secundarias como Fotolog o MySpace.

La nueva generación T de TikTok jamás sabrá lo que supuso la etapa Tuenti, el lugar donde la vergüenza desaparecía. ¡Qué peligro tenía Tuenti!

El P2P o cómo sortear la velocidad lenta de Internet

Había un tiempo en que las conexiones a Internet eran verdaderamente lentas. En aquellos tiempos, que ya parecen la Prehistoria, Ares y Emule eran alternativas, más o menos confiables, con las que podías descargar archivos a través del P2P o red entre pares, evidentemente, aquellos que fueran legales.

Aunque no lo creas, esta tecnología nacida con la generación millennial es la que utiliza Skype, Steam e, incluso, los metaversos construidos para el tráfico de monedas virtuales como el bitcoin.  

Actualmente, con velocidades de descarga y transferencia mucho más rápidas, estas aplicaciones siguen siendo utilizadas sobre todo por millennials que se resisten a que mueran.

"La música ya no es lo que era"

Cuántas veces la gente joven, independientemente del año en el que nazca, ha tenido que escuchar la frase, repetida hasta la saciedad, "la música ya no es lo que era". Todas las generaciones miran a la posterior, desde la creencia de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.

Bueno, y eso es cierto en cuanto a los millennials, quienes han visto, probablemente, la mejor época de la MTV y crecieron con las recopilaciones de Caribe Mix, compilaciones de música latina para bailar que, en más de una casa, han solucionado la tarea colectiva de limpiar los sábados por la mañana.

Los reproductores arcaicos de música y vídeo

Mucho ha pasado ya desde que las cintas VHS, que comenzaron a triunfar a finales de los años 80 hasta entrado el siglo XXI, tuvieran que ser devueltas rebobinadas al videoclub. Así, los bolis se convertían en el aliado imprescindible que tener al lado si se llegaba al final de una cinta de vídeo o una creación musical.

Con la aparición del Discman, además, se extendió la música a la calle, ya que se podía escuchar mientras se caminaba. Eso sí, tenías que tener bolsillos grandes o llevar una funda para el aparato, que de pequeño no tenía nada.

Más tarde, con la digitalización y la proliferación de plataformas como Spotify, aquellos tiempos quedaron atrás, en un breve destello de melancolía y nostalgia, aunque aún hay quien no quiere abandonar los aparatos con los que creció y colecciona este tipo de objetos. La cinta VHS de Titanic que algunos guardan en el cajón de la televisión es un claro ejemplo de lo que muchos se niegan a olvidar.

Móviles indestructibles

Curiosamente, con el mejoramiento de la tecnología, los móviles se han transformado en posesiones frágiles y fácilmente rompibles. Los nuevos smartphones distan mucho de aquellos Nokia con los que podías abrir nueces e, incluso, utilizar de martillo.

Al famoso Nokia 3310 se unieron otros modelos como el Alcatel One Touch Easy, el cual parecía un móvil de juguete, dando más tarde lugar a la aparición de las primeras PDA y los primeros iPods de Apple.

Actualmente, si tu smartphone impacta al suelo, con mucha probabilidad, la pantalla se romperá en cachitos; si tirabas un móvil millennial contra el suelo, las más perjudicadas siempre eran las baldosas.

Los Yavoy, las melodías personalizadas

Movistar y, más tarde, Orange y Vodafone ofrecían un tono de espera para quien llamara y tuviera que esperar, en lugar de los clásicos pitidos. La primera de estas compañías fue la encargada de introducir un servicio de pago novedoso, los Yavoy, melodías que sonaban cuando intentabas contactar con alguien.

A pesar de que la moda ya pasó hace mucho tiempo, seguro que recuerdas las canciones que habían elegido familiares y amigos, algunos de los cuales se olvidaban de desactivar el servicio cuando no lo querían, con el consiguiente susto en la factura.

En una especie de reproducción forzada, la persona a la que llamabas te obligaba a escuchar una canción de Estopa o David Bisbal sin poder hacer nada. Por suerte, el servicio desapareció. ¿Te imaginas esto con canciones de Maluma?

El ligoteo virtual

Aunque la generación millennial está compuesto por edades muy diferentes, una de sus características principales fue la democratización del acceso a Internet, lo que permitió la aparición de redes sociales, como las ya mencionadas Tuenti o MySpace, aparte de otras cuyo objetivo era conocer otras personas.

Ya en la década de los 2000, muchos usuarios utilizaban el Internet Relay Chat (IRC) para comunicarse con otras personas que no conocían absolutamente de nada. Podría decirse que estos chats se utilizaban para ligar, algo parecido a un precedente de Tinder o Badoo.

Aunque IRC ayudó a que las personas estuvieran más conectadas, aquí comenzaron los problemas de privacidad en Internet o la proliferación de perfiles falsos que suplantan la identidad de otras personas. Un riesgo que muchos millennials quisieron correr en aquel momento en que Internet era un terreno ampliamente desconocido.

Las chucherías de los millennials

Aunque parezca mentira, existió un tiempo en el que los jóvenes en España podían comprar chucherías con los míticos 5 duros –los del agujero–, que al cambio a euro solo suponen 15 céntimos. Los padres boomers más generosos ofrecían a sus hijos una moneda de 100 pesetas para gastar en golosina.

Aun así, estas monedas son recordadas por los millennials más mayores, quienes pudieron comprar productos como los Panini y sus míticos cromos; el chicle maxiroll de Boomer –valga el juego de palabras–; los tazos, o las conocidas bolsas de Matutano precio joven.

Los millennials fueron afortunados durante su infancia, ya que un niño de la generación T, si recibe una moneda de un euro, probablemente, no pueda comprar ni siquiera una bolsa.

Los recreativos, el arcade y los primeros gamers

Durante la década de los 80, en la cual nacieron muchos millennials, las máquinas recreativas comenzaron a extenderse por toda España, un fenómeno que duró hasta la aparición de las primeras consolas, en 1992, e incluso ya casi acabada la década de los 90.

Como en una especie de Stranger Things patrio, los jóvenes quedaban con sus amigos en los conocidos como recreativos, lugares donde los amantes del arcade podían pasar horas y horas.

La gran importancia de estos lugares se puede observar con la posición de España como segundo país productor de videojuegos en Europa, en aquella época. Los millennials nacidos en los 80 pudieron gastarse la paga en el Metal Slug, el Street Fighter o el juego de X-Men. Con el arcade, nació una generación que ahora se ha reconvertido en la comunidad gamer de Twitch.

Además, los gamers más atraídos por los juegos en PC, pudieron disfrutar del PC Fútbol, en el cual tenías que dirigir un club. En cuanto a las maquinitas para llevar encima, los millennials más jóvenes también habrán crecido con los Tamagotchi, una mascota virtual que se creó en 1996, ya casi en la generación posterior a la millennial.

Las series de animación que marcaron una época

Durante la etapa educativa de la generación millennial, no fueron pocas las series de animación que se quedaron grabadas en la memoria colectiva. Hablamos de la introducción del anime en España, desde Japón, el cual ya estaba pisando fuerte con las aventuras de Goku, el guerrero saiyajin que visitó muchos hogares españoles.

Aun así, esta no fue la única serie de anime japonés que triunfó; otras como Pokémon, Detective Conan o Digimon también fueron las encargadas de educar a los niños mayormente nacidos en los 90, es decir, los millennials más tardíos.

Estos también vieron aparecer el Megatrix, de Antena 3, el cual emitía series como Spider-Man –la serie de la que salen los conocidos memes del hombre araña– o El príncipe de Bel-Air.

Aunque pase el tiempo, los millennials siempre pensarán que los dibujos que vieron son mejores que los actuales, que utilizan el 3D de manera un poco extraña.

La prensa rosa de los millennials

Aunque no lo creas, la prensa rosa millennial nació allá por el año 1977 en España, con el lanzamiento de la revista Súper Pop, la cual en aquel entonces utilizaba para sus portadas a Miguel Bosé o Camilo Sesto, entre otros.

Más tarde, apareció la competencia, la revista BRAVO, que rivalizó directamente con la primera, creando una duradera batalla entre millennials, mucho peor que el eterno debate entre sincebollistas y concebollistas.

Ambas revistas ya han desaparecido, a causa de la proliferación de las redes sociales y la llegada del mundo digital, como muchas de las cosas que ya guardan un rinconcito en la memoria de la generación millennial.