¿No te gustan los cruceros? Es probable que hayas elegido uno en la masa de agua equivocada

Malika Bowling,
Ya tengo reservado mi próximo crucero fluvial.
Ya tengo reservado mi próximo crucero fluvial.

AP Photo/Glenn Adams

  • No me gustan mucho los cruceros marítimos pero me enamoré de los fluviales desde mi primer viaje.
  • En un crucero fluvial me siento más cerca de los lugares que visitamos.
  • Me gusta la tranquilidad y la poca gente que hay en los cruceros fluviales; y no marearse es una ventaja.

Cuando hace más de una década reservé con entusiasmo un camarote para un crucero marítimo, mi intención era enamorarme de este tipo de viajes, ya que me parecía algo que hacían todas las personas modernas.

Navegar en un barco tan grande tiene muchos problemas, desde colas larguísimas para embarcar, hasta las cortas escalas y los días de mar que hacían casi imposible sumergirme en la cultura local. Me parecía más una excusa para salir de fiesta en un barco que para conocer un país diferente.

Como no estaba dispuesta a renunciar a los cruceros hace poco probé mi primer fluvial. Después de haber hecho solo uno puedo decir que estoy enamorada. El crucero fluvial que hice tenía todo lo que en un crucero por el océano me fallaba.

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Los cruceros fluviales son más pequeños que los buques marítimos (eso tiene sus ventajas)

Los cruceros fluviales suelen tener solo tres cubiertas y una capacidad para hasta 250 personas, a veces incluso menos. Los cruceros marítimos suelen ser, por el contrario, buques gigantescos con al menos una docena de cubiertas y capacidad para miles de personas.

Me encantó la experiencia de estar en un barco tan pequeño durante mi crucero fluvial porque podía ir rápidamente de mi habitación a la cubierta superior o a un restaurante o incluso a la orilla. Esto es especialmente práctico cuando olvidas el teléfono en la habitación y quieres volver a buscarlo, por ejemplo.

En un crucero marítimo más grande, volver a la habitación y tener que atravesar enormes cubiertas puede ser una pérdida de tiempo.

El río estaba tranquilo así que no nos mareamos.
El río estaba tranquilo así que no nos mareamos.

Malika Bowling

También he comprobado que un barco más pequeño reduce el tiempo de espera para embarcar. Se debe claramente al hecho de que hay menos personas. Es algo que agradezco porque me considero una persona introvertida en la escala de socialización.

El crucero fluvial es ideal para mí porque me llena de energía estar en un espacio tranquilo. Con las miles de personas que hay en un crucero marítimo, y los días de viaje sobre el mar en los que no hay nada que hacer salvo estar en el barco, es raro encontrar muchos lugares para disfrutar de la soledad.

Con los cruceros fluviales, también puedes despedirte de los mareos y los camarotes interiores

La preocupación por marearse disuade a muchas personas de hacer cruceros, pero en uno fluvial no tienes por qué preocuparte, ya que las probabilidades de marearte son mínimas cuando se navega por río (no hay olas)

El agua está en calma. La única razón por la que me di cuenta de que el barco se movía fue cuando empezó a cambiar el paisaje: aparecieron viñedos y casas señoriales deslizándose desde nuestro balcón.

Hablando de balcones, no hay camarotes interiores en los cruceros fluviales, aunque no todas tienen balcón. Esas al menos disponen de una ventana. Esto no ocurre en los grandes buques oceánicos.

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Lo mejor de todo es que los cruceros fluviales me han dado la oportunidad de ser un viajero (no solo un turista)

Algunos aprovechan los cruceros para tachar destinos de su lista de viajes, pero yo prefiero explorar un lugar en lugar de limitarme a pisarlo durante unas horas y comprar souvenirs. Uno de mis mayores problemas con los cruceros oceánicos es que, al intentar abarcar muchos lugares a través de los mares, acabas pasando días solo en el agua y no mucho tiempo en un puerto.

Afortunadamente, los cruceros fluviales son intensivos en puertos (a menudo paran en centros urbanos bastante accesibles a pie) y suelen eliminar días enteros de viaje por agua. En un crucero fluvial, lo más probable es que los viajeros no pasen mucho tiempo a bordo bebiendo y de fiesta: están demasiado ocupados en excursiones fuera del barco, desde catas de vino a visitas históricas.

Por ejemplo, nuestro crucero por el río Ródano, en el sur de Francia, incluía visitas guiadas por expertos que nos permitieron conocer a fondo la historia y la cultura de cada ciudad.

Me encantó poder explorar los puertos a pie.
Me encantó poder explorar los puertos a pie.

Malika Bowling

También podíamos explorar los lugares por nuestra cuenta, ya que muchas ciudades portuarias son accesibles a pie y cuentan con multitud de tiendas y cafeterías. Me encantaba pasear y explorar cuando parábamos.

Es cierto que los cruceros marítimos suelen tener más juegos, actividades y espectáculos en directo a bordo, pero mi objetivo cuando viajo es explorar. En un crucero fluvial, sentí que realmente podía adentrarme en un nuevo país, pudiendo regresar a mi "hotel flotante" al final de la noche.

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