La decepción de quien hasta ahora había moderado todos los debates cara a cara en España: "Tenía la esperanza de ver programas y propuestas"

España no celebraba un debate electoral cara a cara como el de este lunes desde hace casi 8 años. El último tuvo lugar entre el hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el entonces presidente, Mariano Rajoy, el 14 de diciembre de 2015, a apenas unos días de las generales de ese mismo año.

El país tuvo que repetir elecciones al no lograrse una mayoría tras aquellos comicios y volvió a votar en 2016. En aquella ocasión no hubo un debate a 2, sino que la Academia de la Televisión acogió un formato que poco después se ha normalizado: a 4, entre el propio Rajoy, Sánchez, y los entonces aspirantes de la nueva política, Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).

Parece que ha pasado una eternidad. Se ha tenido que esperar cerca de una década para volver a ver un careo como el que protagonizaron Sánchez y en este caso el aspirante a La Moncloa del PP, Alberto Núñez Feijóo. Este careo será el único que ambos mandatarios protagonicen en la carrera al 23J.

Este jueves se celebra un segundo debate, esta vez a 7, con los portavoces parlamentarios de PSOE, PP, Vox, Sumar, ERC, PNV y EH-Bildu. Será en la televisión pública, como el que tendrá lugar ya la semana que viene de nuevo a 4, aunque en este caso Núñez Feijóo ha declinado la invitación a departir con Sánchez y en este caso Yolanda Díaz (Sumar) y Santiago Abascal (Vox).

El que fuera un debate cara a cara lo hacía un encuentro muy esperado. Es el quinto debate cara a cara que se celebra en España en la historia de su joven democracia. En los cuatro debates cara a cara anteriores, el moderador fue la misma persona: el periodista Manuel Campo Vidal, hoy presidente de Next International Business School.

A Campo Vidal le parece "un éxito" que se haya vuelto a celebrar un debate cara a cara en España. De hecho, el pasado 24 de mayo, a días de que se celebraran las elecciones municipales y autonómicas, el periodista reivindicaba el regreso de este formato en una tribuna del diario El País: en esa fecha se cumplían 30 años desde ese primer encuentro entre Felipe González y José María Aznar.

En aquel artículo, Campo Vidal ya planteaba la necesidad de que "todo el mundo tenga acceso a los debates", pero sobre todo de que regresaran los cara a cara "porque aquí hay solamente 2 personas que pueden ser presidentes del Gobierno: o Sánchez o Núñez Feijóo". Claro que cuando el periodista escribió aquellas líneas no sabía que días después se convocarían elecciones generales.

Sin embargo, este cara a cara que Sánchez y Feijóo protagonizaron el lunes por la noche en el plató de Atresmedia ha dejado muchos sinsabores. 

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"Teníamos la esperanza de ver programas, propuestas. Desgraciadamente no las vimos. Tuve la sensación de que había mucho monólogo superpuesto, y solo en algunos tramos, como el minuto final, en el que estaba prohibido interrumpir, pudimos entender algo de lo que planteaban", reconoce el moderador por antonomasia de este país en una entrevista telefónica con este medio.

Por eso, horas después de que ese encuentro entre Sánchez y Feijóo se haya producido, el periodista recoge unas líneas que ha publicado uno de sus compañeros, Enric Juliana, en La Vanguardia. "En 30 años se ha producido una pavorosa desarticulación del discurso político", apuntaba el catalán en esta columna. 

"Lo que vimos ayer [por el lunes] fue en cierto modo una expresión de eso", corrobora Campo Vidal.

Ahora el desafío es si esa situación, esa "pavorosa desarticulación del discurso político", todavía es evitable. Si se puede salvar. "Esta es una cuestión mucho más teórica: venimos de una legislatura en la que en lugar del debate habitual lo que ha habido han sido disparos de frases hechas y de eslóganes desde unas trincheras a otras".

Lo constataban, por ejemplo, fotoperiodistas acreditados en el Congreso de los Diputados, que contaron a Business Insider España cómo la crispación también se extiende fuera del Hemiciclo en los pasillos, donde hasta ahora había cierta cordialidad e incluso simpatía más allá de las siglas.

Así, Manuel J. Campo Vidal entiende que es difícil "que se componga algo". "Lo que quiero decir es que tenemos un país mejor del que nosotros mismos reconocemos, que tenemos un país con dificultades y problemas a resolver. Problemas a resolver como el paro juvenil estructural, como la deuda pública excesiva, etc".

Y esos problemas son difíciles de abordar sin grandes pactos. "Todo eso es imposible hacerlo si no hay acuerdos entre los 2 grandes partidos, independientemente de que se sumen otros". En esa lista de desafíos, el periodista también suma una eventual reforma de la Constitución. "No una de forma central, pero sí de algunos artículos... simplemente para actualizarlos".

Y Manuel Campo Vidal, en el debate cara a cara de este lunes, reconoce que no vio "esas rendijas por las que se pudieran producir estos acuerdos de Estado". "Eso es lo que más me preocupa".

Al final, lo que se constató en ese debate cara a cara que produjo Atresmedia es cómo la polarización, "creciente a escala mundial", se representa "también en España". "Dividir las sociedades por la mitad, aproximadamente, conlleva unos presagios malos. No me gusta esa polarización y preferiría que, dentro de la lógica rivalidad política, hubiera espacios para algunos acuerdos".

"Sobre todo para que el país no se pare y para que no pierda prestigio", apunta.

A fin de cuentas, "un debate sirve de mucho", recuerda. "Es como una prueba de selección de personal: no es una esgrima dialéctica como se suele plantear. Viendo estos debates la gente decide si contrata a uno o a otro con su voto para nombrarlo director general de España S.A.".

Tampoco es sencillo dictaminar si uno u otro es vencedor de uno de estos debates. La mayoría de medios y analistas concluyeron este martes que Alberto Núñez Feijóo se podía proclamar ganador del encuentro, teniendo en cuenta que Sánchez habría dejado escapar una oportunidad para seguir movilizando a su electorado.

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A Manuel Campo Vidal no le gustan los análisis de brocha gorda. "Un debate no se puede medir solo por si se ha ganado o perdido en términos de voto, porque eso es muy difícil de calcular. Esto no son ciencias exactas, no son matemáticas".

"A veces en un debate se puede ganar incentivando la participación. Y no estoy seguro de que este favoreciera la participación", lamenta. "Un debate también sirve para crecer un liderazgo o para marchitar un liderazgo. Para activar una campaña o para desactivarla", continúa. "En realidad no hay un único resultado: todo es muy heterogéneo".

Otra de las controversias que han rodeado al debate de este lunes también se han dirigido contra el mismo formato elegido para el mismo. En los debates que Campo Vidal moderó, él siempre estuvo presente en la mesa. En este caso los candidatos estuvieron solos y recibieron elogios por medir sus tiempos, mientras en casa muchos espectadores se desesperaban con las interrupciones.

—No sé si eso puede explicar que existiese tanto solapamiento, si hay cierta responsabilidad de lo que ha pasado en el formato tal y como se diseñó o en los moderadores. ¿Qué opina?

—¿Sabes qué pasa? Es la quinta vez que había un cara a cara en España. Estuve en los 4 anteriores. Entonces, quiero ser respetuoso y no voy a hacer observaciones sobre esta cuestión. No me parece correcto.

El siguiente debate electoral será en RTVE a 7 —con los portavoces parlamentarios— el próximo jueves 13, mañana. El último debate de campaña será a 4, también en la televisión pública, y con, por ahora, Feijóo declinando la invitación. Será el miércoles 19 de julio a las 22:00 horas.