La Universidad de Oxford reanuda las pruebas de la vacuna de AstraZeneca

Una científica trabaja en la vacuna de la Universidad de Oxford
  • La Universidad de Oxford ha reanudado las pruebas de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca, detenidas esta semana debido a un incidente con un paciente.
  • Los estudios permanecieron paralizados durante tres días debido a que uno de los 18.000 sujetos sometidos a las dosis desarrolló una desconocida enfermedad, aunque no se ha confirmado que fuera debido a la vacuna.
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La Universidad de Oxford, principal desarrolladora de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca, ha reanudado las pruebas de su fase 3 en Reino Unido después de su cancelación esta misma semana, a raíz de que varias dosis de la prueba produjeron una misteriosa enfermedad a uno de los más de 10.000 voluntarios

Así lo ha comunicado la universidad en un comunicado este sábado, tres días después del incidente al que, ya en su revelación, se refirieron como "una acción de rutina que tiene que suceder siempre que haya una enfermedad potencialmente inexplicable en uno de los ensayos, mientras se investiga, asegurando que se mantiene la integridad de los ensayos", según señaló la portavoz de AstraZeneca Michele Meixell, al STAT.

Aún así, la reanudación de las pruebas ha tenido que esperar al visto bueno del regulador independiente de Reino Unido, la Autoridad Reguladora de la Salud de los Medicamentos (MHRA, por sus siglas en inglés), que se ha negado a revelar cualquier detalle relacionado con la enfermedad del paciente.

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Así, aunque las cancelaciones y paradas puntuales son relativamente normales en los procesos de fabricación de vacunas, la interrupción de este estudio ha supuesto un shock para la comunidad científica, tanto por la reverencia a las instituciones como por las expectativas suscitadas por su vacuna, una de las más prometedoras de cara a nutrir el mercado europeo a principios de 2021.

El director ejecutivo de AstraZeneca, Pascal Soriot, aseguró el pasado jueves que una junta independiente de revisión de seguridad estaba evaluando si la enfermedad del participante había sido causada por la vacuna o no estaba relacionada con la dosis, un dato todavía por confirmar. Hasta el momento, la fase 3 de los ensayos de Oxford ha tratado alrededor de 18.000 personas.

"No podemos revelar información médica sobre la enfermedad por razones de confidencialidad del paciente", precisó Soriot durante la cancelación de las pruebas esta semana. "Estamos comprometidos con la seguridad de nuestros participantes y los más altos estándares de conducta en nuestros estudios y continuaremos monitoreando la seguridad de cerca".

Entonces, la paralización de la fase 3 supuso la caída en bolsa de las acciones de la compañía hasta un 8,3%, según Bloomberg, mientras subían las de Moderna y BioNTech, también en la carrera por conseguir la primera vacuna. Habrá que ver qué la respuesta de los mercados a la reanudación de las pruebas por parte de AstraZeneca.

La urgencia por la vacuna podría empeorar la pandemia

"Existe el peligro de que las presiones políticas y económicas para la obtención rápida de una vacuna contra el COVID-19 puedan llevar al despliegue generalizado de una dosis poco efectiva, debido a un resultado engañosamente prometedor de un ensayo con poca potencia", advirtió un grupo de expertos en ensayos de vacunas solidarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un artículo conjunto publicado en The Lancet.

De hecho, según el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ésta podría estar lista antes de las elecciones estadounidenses —noviembre de 2020—.

Por su parte, como recoge Cinco Días, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó que España podría empezar a vacunar a 3 millones de personas en diciembre, de la que España ha reservado 30 millones

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Sin embargo, según la OMS, esta podría no ser siquiera suficiente para contener la pandemia, un hecho que no que no ha frenado a Estados Unidos y Comisión Europea para apostar por ellas con reservas millonarias sin garantías de que puedan autorizar su venta en el futuro. 

Por ello, intentando asegurar la eficiencia de la candidata que ha de estar, como mínimo entre el 30% y el 50%, los fabricantes de medicamentos se han comprometido con evitar los atajos de seguridad. 

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