Esta fue la peor pesadilla del CEO de Uber como repartidor de su propia empresa

Aaron Mok
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Dara Khosrowshahi, CEO de Uber.
Dara Khosrowshahi, CEO de Uber.Aaron Chown/Getty Images
  • Khosrowshahi recuerda que se perdió conduciendo por un "laberinto de urbanizaciones de apartamentos" durante una entrega.
  • Las reflexiones del consejero delegado llegan después de haber trabajado como conductor de Uber para entender por qué ha disminuido la contratación.

Dara Khosrowshahi, el CEO de Uber probó en sus propias carnes lo que es trabajar en su empresa. Lo hizo infiltrándose como repartidor y ahora puede tener una mejor comprensión de lo queconlleva este trabajo.

Cuando le preguntaron cuál había sido su peor experiencia como conductor de Uber, Khosrowshahi lo tuvo claro. No fue que los pasajeros los que le dieran problemas, sino el reparto de comida.

"Intentaba entregar la comida y no encontraba dónde dejarla", cuenta Khosrowshahi a The Wall Street Journal. "Intentar descifrar el laberinto de urbanizaciones de apartamentos era todo un reto".

Y es que precisamente ese ha sido un rompedero de cabeza para la compañía, según explica un portavoz de Uber a Business Insider, señalando que la compañía ha tratado de abordar esto proporcionando a los usuarios ubicaciones de entrega más precisos.

La experiencia en Uber Eats no fue tan mala

"Lo más divertido fue entregar comida en un partido de fútbol", cuenta Khosrowshahi. "Me preguntaba: '¿Dónde está el edificio en el que se supone que tengo que hacer la entrega?' Era un campo. Había un montón de tíos".

Aun así, Khosrowshahi parece ser consciente de que los conductores de Uber se enfrentan a una serie de retos durante sus turnos.

La mejora de las condiciones de trabajo de la empresa para sus conductores empieza porque los empleados corporativos de Uber "utilicen nuestros productos" y "se pongan en la piel de un conductor", añadió.

Khosrowshahi probó lo que es ser conductor de Uber el pasado mes de septiembre para entender por qué la empresa estaba experimentando una ralentización en la contratación de conductores por esas fechas.

El CEO declaró anteriormente al mismo medio que le sorprendió lo que se encontró en el trabajo.

Cuando hacía entregas de comida en bicicleta eléctrica a menudo se enfrentaba a una práctica llamada "tip-baiting": los clientes llamaban la atención de los mensajeros con la promesa de grandes propinas para luego reducirlas una vez realizada la entrega. Las propinas, dicen los conductores, son imprescindibles para ganar un salario digno.

Khosrowshahi recuerda que, cuando llevaba a los pasajeros a sus destinos, a veces hablaban de sus problemas personales, exponían información confidencial de la empresa e incluso le pedían consejo.

Los conductores de Uber también se han quejado de que los pasajeros son ruidosos y desagradables, dan portazos, dejan migas en los asientos y llegan tarde.

En cuanto a los salarios, algunas instituciones han tomado cartas en el asunto. El mes pasado, la ciudad de Nueva York aprobó una ley que obligaría a los conductores de reparto a ganar al menos 18 dólares la hora, y Minneapolis presentó recientemente un proyecto de ley que aumentaría el salario de los conductores de vehículos compartidos.

Aunque Khosrowshahi se ha enfrentado a los problemas de ser conductor, la reciente experiencia de un pasajero le sorprendió. Se quedó estupefacto al enterarse de que un trayecto en Uber de unos cuatro kilómetros y medio desde el centro de Nueva York hasta el West Side de la ciudad costaba 51,69 dólares.

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