He probado las gafas de realidad mixta de Meta de 1.800 euros para tener una reunión en el metaverso: la tecnología impresiona, pero fue un alivio quitármelas

Cuando me invitaron a probar el último visor de realidad mixta de Meta en Horizon Workrooms –una oficina virtual en su metaverso–, no dudé en aprovechar la oportunidad. 

Ya había escrito sobre el metaverso y su uso en el lugar de trabajo, pero era bastante escéptica. Me parecía inverosímil ponerme un dispositivo que oscurece la vista solo para reunirme con mis compañeros en realidad virtual, y aún más complicado para quienes tienen niños o mascotas en casa. 

Pero Meta había lanzado en octubre el Meta Quest Pro, con un precio desorbitado de 1.800 euros, y características como visión del entorno y audio espacial.

El dispositivo da a los usuarios acceso a Horizon Worlds, un universo social en el metaverso de Meta. Workrooms es una de las herramientas de ese universo, que puede utilizarse para celebrar reuniones en RV.

"Los mundos virtuales tienen el potencial de recuperar esa misma sensación de unión que muchos de nosotros sentimos que nos falta" en el trabajo a distancia, asegura Steve Hatch, vicepresidente de Meta para el norte de Europa, en un acto al que Business Insider asistió en la oficina de Meta en Kings Cross, Londres.  

No estaba convencida de que estar en un mundo virtual con un avatar de mis compañeros me ayudara a sentirme más cerca de ellos, pero el director de marketing de producto de Meta para Oculus, Yuxi Wang, dijo a Business Insider que el dispositivo "sorprendentemente te hace sentir como si estuvieras en la misma habitación".

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Wang afirmó que Meta quiere que los trabajadores "disfruten de más espacio real" cuando trabajan desde casa, para que tengan más opciones de productividad.  

No era de extrañar que los propios empleados de Meta dijeran que les gustaba el producto de la empresa, así que tenía curiosidad por probar el dispositivo yo misma por primera vez.

La tecnología es muy chula, sin lugar a dudas

Encendí el dispositivo, ligero y de aspecto elegante, y me vi transportada a una gran oficina con ventanas que daban a las montañas y al mar. Me sorprendió lo vívido y realista que se veía todo.

Al ver los avatares de los demás, me impresionó la diversidad de rasgos y opciones de ropa. Había un avatar con patka, otro con pagri (2 tipos de turbante típicos de la India) y otro con bindi (el círculo rojo hindú en la frente). Algunos arqueaban las cejas y otros se reían. Pronto me di cuenta de que las expresiones faciales de mi avatar reflejaban las mías. 

El instructor de la reunión cambió varias veces la ubicación de la oficina, primero a una ciudad futurista con rascacielos y luego a una playa, algo imposible de hacer en el mundo real. La disposición de la mesa también era ajustable y se podía dividir a la gente en salas de descanso, lo que facilitaba la colaboración. 

Había una serie de funciones específicas para el trabajo, como monitores que se veían borrosos para los demás, lo que resultaba útil si se trabajaba con información delicada o confidencial. La gente también podía unirse por videollamada y nosotros podíamos verlos a través de un monitor. 

La opción de pass-through me permitía ver el mundo real con monitores virtuales superpuestos. 

Cuando estaba conectada, podía ver mi escritorio real delante de mí y mi teléfono encima. Según Wang, esto permitiría a la gente ver a sus hijos o mascotas o prepararse un café sin tener que quitarse el dispositivo.

Otra característica llamativa es el audio espacial y el teletransporte. Apuntando con las manos hacia un asiento concreto y pulsando sobre él, podía transportar mi avatar a ese asiento y el volumen y la dirección de la voz de una persona cambiaban según el asiento en el que me encontrara. 

No me veo utilizándolo en el trabajo con regularidad

A mí y a otros periodistas nos impresionó mucho la tecnología, sus funciones específicas para el trabajo y la notable fluidez de movimientos de los avatares, pero no me veo utilizándola en el trabajo de forma habitual.

Meta había hecho hincapié en la sensación de "unión" y conexión que se siente en la realidad virtual, pero yo sentí todo lo contrario. Mirar los avatares de la gente en lugar de sus caras reales no me parecía auténtico y me hacía sentir que no estaba allí con ellos. 

Adi Gaskell, periodista independiente, se mostró de acuerdo: "De momento parece que solo se utiliza como una forma de hacer reuniones, así que me pregunto si un avatar haciendo expresiones faciales es mejor que ver a alguien en persona o a través de Zoom y similares". 

También empecé a notar la presión del dispositivo en la cabeza al cabo de 10 minutos y, aunque era ajustable, me sentí aliviada al quitármelo al cabo de unos 20 minutos. 

Gaskell señaló que la realidad virtual "no aborda" algunas de las principales preocupaciones sobre el trabajo a distancia, como el sesgo de proximidad y la creación de redes de contactos profesionales. 

"Tu avatar está en gran medida atado a un escritorio, así que no tienes los momentos informales de ir a beber agua que tienes en el trabajo, y ni siquiera parece estar orientado a trabajar a tiempo completo 'junto' a tus compañeros. No cambia realmente la desconexión entre los trabajadores presenciales y los remotos, ya que siguen juntándose solo para las reuniones", añade Gaskell.

Hatch afirma que una de las predicciones de Meta para el futuro del trabajo es que las empresas empezarán a invertir en tecnología de RV en lugar de actualizar ordenadores portátiles, pero con su elevado precio y una recesión mundial en el horizonte, tengo mis dudas.