Un estudio revela la terrorífica consecuencia de calentar envases de plástico en el microondas

Microondas

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  • Una nueva investigación de la Universidad de Nebraska-Lincoln ha averiguado que se liberan una gran cantidad de microplásticos al calentar envases de comida de bebés en el microondas.
  • Además, el 75% de las células renales cultivadas en laboratorio murieron después de estar expuestas durante 48 horas a las partículas de estos recipientes.

El ser humano atiborra al planeta de microplásticos: están por todas partes, y se han encontrado en lugares tan preocupantes como la placenta, la parte más profunda de los pulmones, en la leche materna o en la sangre

Hay plásticos diminutos en el agua de la lluvia, y en la cadena alimentaria, especialmente en aquellos de alimentos de origen marino, como pescados, crustáceos, moluscos y harinas de pescado, mientras que también se han detectado en menor medida en la sal de mesa, la cerveza o la miel.

Un electrodoméstico podría contribuir a la liberación de estas partículas sobre cuyos peligros pesan todavía muchas incógnitas —y hay muchos estudios pendientes—: el microondas. Un nuevo estudio ha descubierto que los recipientes de plástico para alimentos que se calientan en el microondas liberan microplásticos tóxicos, los cuales implican riesgos para el organismo.

El estudio de la Universidad de Nebraska-Lincoln, publicado en la revista Environmental Science & Technology y realizado por el investigador Kazi Albab Hussain sobre envases infantiles, muestra que al calentar plástico en el microondas se liberan millones y millones de trocitos de polímero, tal y como recoge Wired.

El microondas ofrece un triple golpe: calor, radiación ultravioleta e hidrólisis, una reacción química a través de la cual las moléculas de agua rompen los enlaces. Todo esto puede hacer que los envases de comida se agrieten y se desprendan pequeños fragmentos en forma de microplásticos, nanoplásticos y lixiviados, componentes químicos tóxicos del plástico.

“Los bebés corren un mayor riesgo de esos contaminantes que las personas adultas”, dice explica  Hussain.

"Me aterrorizó ver tanta cantidad de microplásticos bajo el microscopio"

Reemplazaron el contenido original de cada contenedor con dos líquidos diferentes: agua desionizada y ácido acético. Respectivamente, estos simulan alimentos acuosos como el yogur y alimentos ácidos como las naranjas.

A continuación, siguieron las pautas de la FDA para simular tres escenarios cotidianos utilizando los tres recipientes: almacenar alimentos a temperatura ambiente, almacenarlos en el refrigerador y dejarlos en una habitación caliente. También calentaron en el microondas los dos recipientes de los frascos de polipropileno durante tres minutos a temperatura alta.

 

El siguiente paso fue liofilizar el líquido restante y extraer las partículas que quedaron.

Para ambos tipos de fluidos y recipientes de polipropileno, la mayoría de los microplásticos y nanoplásticos —hasta 4,2 millones y 1,2 mil millones de partículas por centímetro cuadrado de plástico, respectivamente— se desprendieron al calentarse en el microondas, muchísimo más que con las otras condiciones de almacenamiento.

En general, descubrieron que las temperaturas de almacenamiento más altas hacen que se filtren más partículas de plástico en los alimentos. Por ejemplo, un contenedor de polipropileno liberó más de 400 000 microplásticos por centímetro cuadrado tras dejarlo en una habitación caliente en comparación con almacenarlo en la nevera. 

Daño renal

Para probar lo que estos plásticos le hacen a nuestros cuerpos una vez que se consumen, el equipo bañó células de riñón embrionario humano en la capa de plástico.

En la investigación, los autores averiguaron que el 75% de las células renales cultivadas murieron después de estar expuestas durante 48 horas a las partículas de los envases de comida para bebés calentados en el microondas.

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Uno de los principales problemas revelados por la investigación, es que el microondas parece liberar nanoplásticos —que tienen aproximadamente un tamaño de 1 a 100 nm (0,001 a 0,1 μm)—, los cuales son tan diminutos que los riñones no pueden filtrarlos, como sí sucede con los microplásticos. Pueden colarse a través de las membranas celulares y liberar su toxicidad a los órganos.

Una solución futura sería fabricar plásticos a través de otro tipo de polímeros. "Tengo la esperanza de que llegue el día en que estos productos exhiban etiquetas en las que se lea 'sin microplásticos' o 'sin nanoplásticos'", dice Hussain. Mientras tanto, mucho cuidado con el microondas.

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