Del "todo gratis" en internet al milagro del 'streaming' en España, refugio para Netflix: ¿qué ha pasado con la piratería en el sector audiovisual en la última década?

Netflix eligiendo pelicula

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  • Hace apenas una década España era el paraíso de la piratería audiovisual; en el año 2008 se descargaron de manera ilegal 350 millones de películas en nuestro país y los grandes estudios de Hollywood presionaban para que se regulase.
  • Hoy, España es una suerte de oasis para el streaming que ha vivido un auténtico boom en nuestro país. Varios expertos analizan cómo han evolucionado los hábitos de consumo y se ha desarrollado la legislación en España.
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"Picasso y los toros son referentes culturales en España. Ahora añade la piratería en Internet"

Así arrancaba un artículo escrito por el periodista Ben Fritz en marzo de 2010 en el diario Los Ángeles Times. En esa información, una joven estudiante de Cáceres llamada Mercedes confesaba que se bajaba de internet 2 películas a la semana. 

Otro español, Juan, un ingeniero de 41 años, apuntaba lo siguiente: "No creo que descargar películas para uso privado perjudique a nadie. Es como intercambiar un libro con los amigos".

Han pasado 12 años exactamente desde la publicación de ese reportaje, en el que también había hueco para la entonces ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde: "Tradicionalmente, en los países mediterráneos, a la gente le cuesta entender que las cosas inmateriales pueden valer tanto como las materiales".

Hoy, casi la mitad de los españoles (49%) pagan por contenido audiovisual bajo demanda (VOD en inglés) y es probable que continúen suscribiéndose (a una plataforma) el próximo año, según un reciente estudio elaborado por la consultora YouGov.

Este dato casa con las cifras más recientes de la CNMC y su último Panel de Hogares, que recoge que el 53% de los hogares españoles con acceso a internet consumían al menos una plataforma de streaming el año pasado. De hecho, la tasa de crecimiento interanual es del 8%. 

El eslogan Netflix and chill se ha convertido en un mantra en nuestro país en apenas 7 años, ¿cómo hemos pasado de ocupar la lista negra de los estudios de Hollywood debido a la piratería, a aspirar a ser el hub audiovisual de Europa?

Hollywood presiona a España: año 2010

Michael Lynton, exdirector general de Sony Entertainment y exdirector general y presidente de Sony Pictures Entertainment en una foto de 2014.
Michael Lynton, exdirector general de Sony Entertainment y exdirector general y presidente de Sony Pictures Entertainment en una foto de 2014.

Hace apenas 10 años, el fenómeno de la piratería en el mundo audiovisual era tal en España, que los grandes estudios de Hollywood amenazaron con abandonar nuestro país hartos de ver como millones y millones de euros se iban por el desagüe por culpa de las descargas ilegales.

Hollywood presionaba a España, incluso, según se destapó tras la filtración masiva de datos de Wikileaks, las majors norteamericanas y altos cargos del Gobierno de Estados Unidos habrían estado detrás del Gobierno de España para que este llevara a cabo una Ley antidescargas.

España vivía sumida en la cultura del "todo gratis" en internet, y Megaupload, una famosa página web que alojaba miles de títulos audiovisuales tanto para ver en streaming como para descargar de manera gratuita, recibía 50 millones de usuarios diarios en todo el mundo. 

De hecho, esta página albergaba alrededor del 4% de todo el tráfico de internet por entonces.

En el año 2008 se descargaron de manera ilegal 350 millones de películas en España, según datos de Media-Control GfK. 

"La gente está bajando películas en cantidades tan grandes en España que estamos a un paso de considerar que el negocio del entretenimiento ya no sea viable para nosotros", llegó a afirmar Michael Lynton, presidente por aquel entonces de Sony Pictures. 

Sin embargo, Sony no se llegó a ir nunca. España endureció la regulación, internet se volvió algo cotidiano en casi todos los rincones del país y los gigantes del streaming como Netflix poco a poco empezaron a desembarcar en España.

Piratería por las nubes, la Ley Sinde y juicios millonarios

ley sinde

La Ley de Propiedad Intelectual o Ley Sinde, en alusión a la ministra Ángeles González Sinde, ministra de Cultura en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2006 y 2009, entró en vigor el 1 de marzo de 2012 tras un largo y polémico recorrido. 

Con la nueva ley se intentaba poner fin a un largo tira y afloja entre la industria cultural, y los partidarios por "el internet libre y la cultura abierta y gratuita".

Hoy ese debate ha perdido mucho fuelle en el discurso público, pero en aquel momento tuvo una gran importancia, ya que defendía la idea de internet como una herramienta para democratizar el acceso a la cultura, y criticaba que la nueva ley permitiera cerrar páginas webs sin la orden de un juez.

En los análisis y encuestas sobre consumo y piratería de aquella época, había una respuesta reina entre las personas que aseguraban descargarse películas, series, discos o videojuegos de internet: "¿Por qué voy a pagar por algo a lo que puedo acceder gratis?". 

El "todo gratis" en campaba a sus anchas en España

"España era el paraíso de la piratería de contenidos" asegura a Business Insider España, Jorge Tuñón, profesor de comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid y autor del informe de OBSPlataformas audiovisuales digitales: ¿Pagando o pirateando en pandemia?.

"En cualquier otro país acceder a contenidos sin pagar por ellos era complicadísimo y en muchas ocasiones prácticamente inviable, mientras que en España ese acceso estaba realmente a dos clics", añade.

La nueva ley endureció las penas por piratería en Internet; cerró páginas webs que compartían contenido de manera ilegal, e incluso llegó a sentar en el banquillo de los acusados a los dueños de plataformas como SeriesYonkis por delitos contra la propiedad intelectual. 

De hecho, a estos últimos se les llegó a exigir 550 millones de euros de multa y penas de prisión de entre 2 y 4 años. Sin embargo, en 2019 los fundadores de la plataforma ganaron el juicio y fueron absueltos. Según dictaminó la Audiencia de Murcia, la actividad a la que se dedicaba SeriesYonkis (compartir enlaces a otras páginas que alojaban películas con derechos de propiedad intelectual) no constituía un delito entre los años que estuvo operativa, de 2009 a 2014.

"Cuando a la audiencia no le das la posibilidad de que pueda consumir fácilmente contenidos de forma ilegal, entonces se plantea la posibilidad de pagar por ellos", opina Tuñón. "Lamentablemente, los consumidores solamente van a pagar por contenidos cuando ese contenido no lo tengan accesible de forma gratuita".

"Esa regulación que afecta a los emisores de contenido sin licencia, es lo que ha supuesto que se modifiquen nuestros hábitos de consumo. Además, el hecho de que se hayan estandarizado la oferta y sobre todo que hayan bajado los precios de las ofertas por consumo audiovisual, también tiene mucha trascendencia", añade el investigador.

"Echando la vista atrás, quizá pecamos de ingenuos al pensar que ciertas industrias no se iban a regir por las leyes del mercado, aunque ahora es muy fácil decir esto. Parece evidente que nos tenemos que acostumbrar a que el contenido tiene un precio", remarca Tuñón.

Netflix aterriza en España: comienza la era del streaming de pago

Campaña de publicidad de 'Narcos' de Netflix organizada por Pixel & Pixel.
Campaña de publicidad de 'Narcos' de Netflix organizada por Pixel & Pixel.

Pixel & Pixel

Año 2015. Se reforma el Código Penal para castigar con mayor dureza la piratería, y Netflix finalmente desembarca en España con un precio del paquete básico a 7,99 euros y un plan premium a 11,99 euros.

Hoy el paquete básico sigue costando lo mismo en nuestro país, pero el premium asciende a los 17,99 euros. Desde que llegó en 2015, ha subido los precios de suscripicón hasta 3 veces.

Según apunta a Business Insider España, José Vicente García Santamaría, también investigador de la Universidad Carlos III de Madrid y experto en medios de comunicación, la compañía californiana tenía previsto haber lanzado nuestro mercado un año y medio antes, pero la situación no era la más idónea, comenta.

En Reino Unido, Irlanda y los países nórdicos la empresa estaba presente desde 2012.

"La piratería lo invadía absolutamente todo aquí. Pero cuando Netflix decide lanzar España, lo hace a la vez que Italia y Portugal, y ofreció un precio muy asequible y barato, lo que hizo que la piratería directamente se fuera", explica.

"Fue una cuestión de precio, pero también de cambio de hábitos de consumo. El fenómeno del streaming no puede entenderse sin esos cambios de hábitos de los consumidores. No solo en España, sino todo el mundo", apunta García Santamaría. "Y no solamente entre la gente joven sino en gente mayor de 40 y 50 años. Ahora el streaming es un fenómeno social".

"Lo que la gente quiere son 2 cosas; que esa plataforma no sea demasiado cara, es decir, que no le suponga un gran esfuerzo económico, y que puedan elegir su menú y consumir el contenido donde quiera y como quiera, en cualquier dispositivo", añade.

Elena Neira, profesora de estudios de comunicación en la Universitat Oberta de Catalunya, autora del libro Streaming Wars: La nueva televisión (Libros Cúpula, 2020) y colaboradora de Business Insider España recoge en este extenso análisis algunas de las claves del aterrizaje de Netflix en nuestro país y cómo cambió el panorama con un modelo que ahora todos copian.

"Netflix consiguió demostrar en tiempo récord que era posible normalizar el pago por contenidos", señala Neira. La compañía californiana había pasado de ser un agregador de películas y series a una productora de contenido propio, y ahí catapultó su éxito.

El contenido de proximidad por el que ha apostado Netflix es "una de las piedras angulares sobre la que están construyendo una audiencia hiperfidelizada", apunta Neira. "Esa que pagará la suscripción cada mes porque ve en Netflix un servicio imprescindible".

Si todo el mundo habla de La Casa de Papel, pero no puedes verlaen otro lado que no sea Netflix, ¿qué haces? Acabas pagando la subscripción.

Sin embargo, esa "hiperfidelización" que señala Neira está empezando a cambiar. El aumento del coste de vida, entre otras cosas, está haciendo que la gente no sea tan fiel como lo era antes a la reina del streming, y sus rivales, y priorice a la hora de decidir en qué se gasta el dinero.

Netflix pierde usuarios y señala a las cuentas compartidas, ¿es una nueva forma de piratería?

El CEO de Netflix, Reed Hastings.
El CEO de Netflix, Reed Hastings.

Durante la pandemia, el streaming vivió un auténtico boom. Los españoles que consumen contenidos de pago tienen contratadas 2,9 plataformas de media. El gasto medio por ciudadano en plataformas digitales fue en 2021 de 39 euros, y en este primer trimestre ya está en torno a los 40 euros, según datos de la consultora Barlovento.

Sin embargo, la vuelta a la normalidad y la actual crisis de hiperinflación que vive el mundo entero está pasando factura a las plataformas, y ha hecho que muchos consumidores se replanteen sus suscripciones.

Así lo señala la consultora Kantar en uno de sus últimos informes sobre el mercado británico, "la proporción de consumidores que planean cancelar los servicios SVoD y que declaran que la razón principal es "querer ahorrar dinero" ha aumentado hasta su nivel más alto, el 38%".

De hecho, Netflix ha anunciado que por primera vez en una década ha perdido usuarios y sus previsiones para el 2022 no son muy positivas en este sentido.

 El propio Reed Hastings, co-CEO de la compañía, ha señalado públicamente a las cuentas compartidas como uno de los principales motivos.

Según una estimación del analista de Citi, Jason Bazinet, Netflix pierde cerca de 6 mil millones de dólares al año al permitir a sus usuarios compartir contraseñas, ya que alrededor de 100 millones de hogares comparten las contraseñas. Aunque, como señala García Santamaría, "es algo que ellos mismos consienten".

El acceso irregular a Netflix va desde las cuentas compartidas, al uso de VPN para conectarse desde países con paquetes de suscripción más baratos, además de que hay en la red todo un mercado negro de compra venta de usuarios y contraseñas.

"En el pasado, el intercambio de credenciales se ha tolerado porque es una forma de hacer crecer tu audiencia, la popularidad de tu marca y tu servicio", señalaba Ken Gerstein, vicepresidente de ventas de NAGRA, una empresa suiza que asesora a las plataformas de streaming sobre medidas antipiratería en un reportaje del LA Times.

"Pero hay un punto en el que la competencia empieza a limitar el crecimiento... Vemos un punto de inflexión que está empezando a tener tal impacto en el crecimiento de los abonados, que está obligando a los streamers a empezar a tomar medidas", añadía.

"El consumidor español no está dispuesto a pagar grandes cantidades"

Hoy en día la gente parece más dispuesta a pagar por ver contenido online. Las descargas ilegales en España no paran de caer en picado. 

El año pasado, el perjuicio de la piratería al sector cultural fue de2.416 millones de euros, según el Observatorio de piratería y hábitos de consumo. De ese total, 322 millones corresponden solo al cine. En 2010, la estimación de ese perjuicio era de 11.000 millones de euros en conjunto.

Pero los expertos consultados por Business Insider España no creen que haya habido realmente un cambio de mentalidad en el consumidor.

"Todavía en los países mediterráneos yo no tengo muy claro que entendamos que debemos pagar por los contenidos, sobre todo por contenidos que tradicionalmente hemos tenido gratis", comenta Jorge Tuñón. 

"El consumidor español no está dispuesto a pagar grandes cantidades, me refiero a 50 euros en adelante", apunta García Santamaría. 

Sobre el futuro de la piatería en el sector audiovisual, cada vez es más difícil acceder a sitios que ofrezcan contenido sin licencia. Ambos expertos señalan que hacen falta 2 cosas para acabar con la piratería; pedagogía y restricciones al acceso.

"Con el acceso gratuito estamos generando una situación muy peligrosa y es algo que les digo a mis alumnos: 'Cuando vosotros entréis al mercado laboral querréis que os paguen por los contenidos que producís'. Es decir, si nosotros nos acostumbramos a consumir gratis, tampoco nos van a pagar a nosotros por nuestros propios contenidos", comenta Tuñón.

"Es un poco la pescadilla que se muerde la cola", concluye.

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