El turbio origen de las procesiones de Semana Santa

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Procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro en Málaga.
Procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro en Málaga.

REUTERS/Jon Nazca

  • De las autoflagelaciones prohibidas por Carlos III, pasando por la Contrarreforma a la actualidad: esto es todo lo que ha cambiado.
  • Conforma el principal atractivo cultural de la Semana Santa y su origen se remonta a la Edad Media.

La Semana Santa es una festividad religiosa que se vive con gran intensidad por su fuerte arraigo. Una de sus costumbres más características y en torno al que gira la celebración son las procesiones en las que se portan imágenes religiosas y que recorrerán en pocos días toda España. Pero, ¿cuál es el origen de estas procesiones?

Hay que remontarse a la Edad Media, con el nacimiento de las Hermandades y Cofradías, que nacieron a raíz de los gremios. En estos grupos, las personas de una misma profesión se unían para compartir tiempo y darse apoyo.

Una de las actividades que comenzaron a llevar a cabo fue la experimentación de la Pasión de Cristo, así que empezaron a salir a la calle a representar los últimos días de Jesús.

Empezaron, de algún modo, como representaciones teatrales en las que acababan llevando imágenes de la crucifixión, pero también existían autoflagelaciones a modo de penitencia y castigo. Y es que desde las Hermandades creían que era la forma de ponerse en la piel de Jesucristo.

Paralelamente, es necesario entender que, por aquella época, las misas eran difíciles de comprender, ya que se daban en latín. Por lo que, de algún modo, estas primeras representaciones acercaban las liturgias y su mensaje a la gente de a pie.

 

Las procesiones sufren un gran cambio en el siglo XVI con la Reforma Protestante de Martín Lutero. La iglesia católica contestó con la Contrarreforma y vio en ellas una buena forma de acercar y exteriorizar a fe a la sociedad.

Así se fue pasando de la teatralización a la procesión de imágenes como tal. Uno de los cambios más grandes vino en el siglo XVIII, de la mano de Carlos III, que prohibió las autoflagelaciones por la crudeza de la violencia. Esas flagelaciones son el origen de los actuales penitentes, sin cometer, claro está, castigos tan dolorosos.

Fue evolucionando y las imágenes se llevaban en pequeñas procesiones por las calles de las ciudades y pueblos, adquiriendo un carácter más festivo y popular.

La imaginería

Obviamente, las tallas se convirtieron en una parte fundamental de las procesiones. Esta arte era conocido como la imaginería que representaba escenas y personajes religiosos de una forma muy realista.

Las primeras obras en España llegan a datar de la época del Románico, entre los siglos XI y XII. Un arte que impulsó especialmente la Contrarreforma y su afán por atraer a los fieles a través de estas representaciones.

Con el paso del tiempo, las procesiones, se fueron incorporando elementos como música, convirtiendo a las procesiones en un elemento central en la vida religiosa y cultural de muchas ciudades.

Uno de los elementos más característicos de las procesiones de Semana Santa son los pasos, grandes estructuras de madera o metal que representan escenas de la Pasión de Cristo. Actualmente, son una forma de mostrar la fe y la devoción de los creyentes, así como de recordar la importancia de la penitencia y el sacrificio en la vida cristiana, pero también un espectáculo cultural y turístico.

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