Verde, amarillo, rojo... y blanco: qué significa el cuarto color que podría llegar a los semáforos

Semáforo

Jonny Rogers/Unsplash

  • De toda la vida, 3 colores son los encargados de regular el tráfico: el rojo, el naranja y el verde.
  • Sin embargo, un cuarto color podría formar parte de los semáforos en el futuro. Es el blanco y estaría destinado a los vehículos autónomos.

En un futuro no tan lejano, no te sorprenderás al ver un cuarto color en los semáforos. 

Al menos esa es la propuesta de un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, cuyo propósito es instalar un semáforo blanco adicional destinado a los vehículos autónomos. La gestión inteligente del tráfico tendría así un doble beneficio: reducir la congestión en la carretera y también el consumo general de combustible.

Los coches y camiones autónomos no tendrán que mirar este semáforo blanco, ya que se comunicarán con él de forma inalámbrica. Sin embargo, esta señal luminosa servirá para que pasajeros y conductores humanos sepan que deben seguir a los vehículos autónomos que circulan por la intersección, recoge Science Alert.

Los investigadores proponen un cuarto color blanco para los semáforos.
Los investigadores proponen un cuarto color blanco para los semáforos.

Niroumand et al., IEEE Transactions on Intelligent Transportation Systems

Según el estudio —publicado en IEEE Transactions on Intelligent Transportation Systems—, el resto de colores tradicionales del semáforo conservarían su significado de siempre, mientras que las luces blancas mandarán el mensaje a los conductores humanos para que sigan al vehículo autónomo que tienen delante.

"Este concepto que proponemos para los cruces de tráfico, que llamamos "fase blanca", aprovecha la potencia de cálculo de los vehículos autónomos", explica el ingeniero civil Ali Hajbabaie. La comunicación en las intersecciones coordinará de un modo más eficiente el flujo de tráfico, aconsejando una velocidad óptima y priorizando a las vías convergentes con más vehículos.

Dicho de otro modo, el semáforo blanco servirá para que los pilotos humanos sigan el ejemplo del vehículo que tienen delante, y en cuanto el número de vehículos autónomos en una intersección descienda por debajo de un umbral determinado, los semáforos volverán a las opciones normales de rojo, ámbar y verde.

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Los modelos de simulación elaborados por estos expertos demostraron que su invento tiene consecuencias positivas para reducir carburante y mejorar el tráfico fluido. De hecho, cuanto mayor era el porcentaje de vehículos autónomos en una intersección, más rápido se movía el tráfico, con mejoras de entre el 40% y el 99% en términos de reducción total de retrasos.

El modelo se denomina paradigma de control móvil. 

A partir del 30% de proporción de vehículos autónomos en una intersección, la mejora es significativa, mientras que a partir del 70%, la intersección puede funcionar en su mayor parte como un modo automático completo de fase blanca.

El siguiente paso sería realizar pruebas en zonas concretas, ya que la tecnología necesaria para la implantación de este procedimiento está todavía lejos de hacerse realidad.

"Los puertos tienen un gran volumen de tráfico de vehículos comerciales, para los que la fluidez del tráfico es especialmente importante", dice Hajbabaie. "Los vehículos comerciales parecen tener tasas más altas de adopción de vehículos autónomos, por lo que podría haber una oportunidad para implementar un proyecto piloto en ese entorno", concluye. 

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