10 errores que cometes cuando teletrabajas

Teletrabajo con gato
  • ¿Cómo llevas estos primeros meses de teletrabajo? ¿Notas que sigues sin producir lo mismo trabajando a distancia que cuando trabajabas en la oficina? Eso puede deberse a una serie de errores muy comunes.
  • Un error muy común es teletrabajar en la habitación o la zona en la que sueles relajarte. La mente asocia ese lugar a emociones como el estrés o a conceptos como la productividad; por eso cuando te pones a ver Netflix empiezas a pensar en los objetivos trimestrales y no descansas.
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El teletrabajo llegó en 2020 para prácticamente quedarse a lo largo del 2021. Pese a que ya llevarás meses (seguidos o intermitentes) trabajando desde casa, seguro que sigues cometiendo errores que dificultan tu productividad, tu relación con tus compañeros, tus superiores o con la gente con la que convives. Muchos de estos problemas o errores son resultado de a) no adaptarse correctamente al nuevo interno y b) distanciarse tanto del espacio del trabajo que te olvidas que estás trabajando. Pero ya verás que todos estos casos tienen solución, solo hay que ponerse manos a la obra.

1. Estás trabajando todo el tiempo

Hombre desconcentrado durante el teletrabajo.

Getty Images

El primer gran problema de trabajar desde casa es no dejar de teletrabajar. Aunque es casi imposible "llegar" tarde al trabajo porque te ahorras el transporte, existe el peligro de que "salgas" tarde del trabajo. Como ya estás en casa, es muy fácil que pienses que no pasa nada si te quedas un ratito más redactando informes. Pero de repente son las nueve de la noche, no has cenado, no has descansado...

Esto puede pasar un día. Pero si se convierte en rutina, sentirás agotamiento y quemazón mental. Tomarás peores decisiones, producirás a más lentitud, cometerás más errores… y además tendrás menos tiempo y energía para tu vida privada. 

Esto se arregla creando límites concretos. Si te toca trabajar ocho horas diarias, planifica cuándo empezarás y cuándo terminarás. Si empiezas muy pronto porque precisamente no tienes que viajar para ir a las oficinas, entonces recuerda terminar también más pronto.

2. No te estás tomando descansos

Descanso

Dentro de ambiente de oficinas o en un espacio laboral, es fácil tomarse un descanso porque tienes a compañeros a tu alrededor. Alguien tarde o temprano te tocará el hombro para echar un café y hablar del último episodio de vuestra serie preferida. O puede que seas tú el que proponga un kit-kat.

En el teletrabajo, lo normal es que no tengas compañeros cerca. Así que es fácil decidir que no realizarás descansos y que trabajarás sin parar hasta la hora de comer o hasta que hagas tus horas. Craso error: descansar también es trabajar.

Cuando descansas, repones fuerzas, recuperar el buen humor, avivas tu creatividad… así que no olvides darte al menos un respiro de tanto en cuanto. Ah, y todavía te puedes tomar un café con los compis, ¡para eso están las videollamadas!

3. Has abandonado tu rutina de trabajo

Teletrabajo

Carlina Teteris/Getty Images

Es muy fácil y tentador saltar de la cama a la silla y ponerse a trabajar en pijama. El problema es que tu mente es la fan n.º 1 de los rituales, y necesita que sigas una serie de hábitos para que entienda que ha llegado la hora de trabajar. Levántate, haz la cama, aséate, desayuna, vístete, adecenta tu zona de trabajo y, ahora sí, a currar. Verás que no es una pérdida de tiempo: tu cerebro estará más activo y conectará mejor las tareas.

4. Te has aislado de tus compañeros y de tu jefe

jefe, reunión, compañeros de trabajo

En el mundo de la psicología existe un concepto llamado "prejuicio en la distancia" que puede afectarte en el teletrabajo. A nivel general, cuanto más alejado estés de alguien, más facilidad tendrás a infravalorar o restar importancia todo lo que haga ese alguien. Muchas veces este prejuicio es inconsciente y automático; si te ocurre no significa que seas mala persona.

En el contexto del teletrabajo, este prejuicio puede provocar que dejes de comunicarte con tus compañeros de equipo, o que dejes de informar regularmente a tu jefe. A un nivel más peligroso, puede hacer que desdeñes el feedback de tus superiores o que no valores la nueva propuesta de tus compañeros.

Para evitar este error, es importante planificar reuniones virtuales con tus compañeros más cercanos, preferiblemente mediante videollamada, aunque el chateo o el intercambio de emails también puede ayudar. En cuanto a tu superior, comprométete a realizar chequeos diarios, semanales y mensuales; y acordad de qué se debe hablar en cada una de estas revisiones.

Recuerda aplicar esto también con el resto de trabajadores de otros departamentos con los que debes colaborar. Lo mismo con el resto de profesionales de tu industria, ¡que no se deterioren las relaciones!

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5. Te distraes con demasiada facilidad

Procrastinar

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Trabajar desde casa tiene sus ventajas: te ahorras el transporte, puedes tomarte tu café preferido en cualquier momento, cuando terminas la jornada ya estás en casa… Pero también hay desventajas. En concreto, trabajar desde casa tiene el peligro de que tu vida privada aparezca de repente mientras curras para distraerte.

Es muy tentador dejar de trabajar cinco minutitos para hacer la colada, o para chismorrear un rato con tu pareja, pero son acciones que te quitarán energía y te desconectarán de la tarea que tienes en mente. Volver al mundo laboral será más difícil de lo que creías.

Hay diferentes soluciones para enmendar este problema. El primero es crearte tu pequeña oficina en casa donde te establezcas reglas muy claras: hasta que no salgas de esta zona, es como si aún no estuvieras en casa. Si las distracciones se deben a otros miembros de la familia, déjales claro que, salvo emergencias, no estás disponible de tal a cuál hora. Acuerda dedicar un tiempo después del curro a ellos, cuando estés libre de tareas.

6. Acudes a las videollamadas con el micrófono o la cam encendidos

Videollamada por Zoom.
Videollamada por Zoom.

A no ser que hayas recibido órdenes diferentes de parte de tus superiores, entra en las reuniones con el micro y/o la cam apagadas y solo actívalos cuando te toque hablar o quieras aportar algo.

Hay dos motivos detrás de esta decisión. El primero es evitar que salgas en vídeos virales en donde se ve a una persona que se le ha olvidado apagar el micro, ha ido al baño y toda la oficina le ha escuchado hacer sus necesidades. El segundo motivo es evitar romper la concentración de tus compañeros; si hay obras en tu edificio, por ejemplo, el incesante martilleo puede distraer a algún compañero y provocar que se olvide de aquello que quería decir.

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En casi todos los programas de videollamadas como Zoom existe la opción de entrar en una reunión con micro y cam desactivados. Recuerda apagarlos antes de "entrar" en la meeting virtual.

7. Trabajas y te relajas en el mismo sitio

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La mente es animal de costumbres. Si has convertido tu espacio de relax y ocio de casa en tu nuevo lugar de trabajo, lo tendrás muy complicado para divertirte y desconectar fuera del horario laboral. Eso se debe a que la mente asocia lugares físicos a las emociones y sensaciones más recurrentes que hayas vivido en dichos sitios. Por lo tanto, si en tu comedor llevas meses sintiendo estrés o pensando en productividad, te costará un montón pensar en cosas relajantes o en pasarlo bien mientras miras series en Netflix.

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Es importante que no trabajes y te relajes en el mismo lugar en casa. Si por lo que sea tu hogar es pequeño y careces de rincones para improvisar tu despacho, considera acudir a un espacio de coworking cercano. 

Si eso es imposible, crea al menos un ritual mental que te ayude a separar trabajo de ocio. Por ejemplo, cuando pones la taza de café y tus informes encima de la mesa, esta se convierte en tu despacho; cuando colocas el crucigrama o pones música relajante, la mesa vuelve a ser tu rincón del relax.

8. No dispones del equipo y las herramientas adecuados

Hombre trabajando en su portátil

Es muy fácil decirse "no necesito un portátil nuevo para trabajar en casa; con el que compré en 2014 ya voy tirando" o pensar "en el curro usaba doble pantalla, pero creo que en casa me las puedo apañar con una". La realidad es otra.

El PC que usas para jugar a League of Legends o a Minecraft seguramente no es el adecuado para rellenar plantillas de Excel. La silla de la cocina no está hecha para que te pases ocho horas sentado en ella. Y posiblemente la mesita que usas para desayunar en la cama no ha sido pensada para sostener herramientas de oficina.

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Plantéate actualizar tu equipo e infórmate si tu empresa u organización cubrirá los costes, parcial o totalmente. Puedes creer que es una perdida de tiempo, pero no pienses solo en posible aumento de la productividad: tus ojos, tu cuello, tu espalda… todo tu cuerpo te agradecerá que hayas adquirido un equipo preparado para trabajar.

9. Has dejado de formarte como profesional de tu sector

Profesional ciberseguridad Iron Hack

Idealmente, un profesional no deja de formarse, ya sea ampliando sus conocimientos del sector o bien extendiendo sus miras para dar el salto a otro sector. Cuando se empieza a teletrabajar, es normal que la parte formativa se paralice, ya que primero debes acostumbrarte al nuevo entorno. Pero una vez te has adaptado, hay que actualizarse de nuevo.

En tiempos de confinamiento puede que lo tengas difícil para asistir a clases o seminarios presenciales, pero cuentas con multitud de alternativas y cursos online. Si tu empresa cubre tu formación, reanuda conversaciones con tus superiores para seguir creciendo como profesional.

10. No avisas a los de casa que vas a reunirte

6 aprendizajes sobre el teletrabajo

Reuters

Si tienes una reunión, informa antes de tiempo a los de casa para que sepan que no deben molestarte (a no ser que sea estrictamente necesario) y para evitar malentendidos como ver de repente aparecer en Zoom una persona en ropa interior cruzando el pasillo.

Dejando de lado este tema específico, es importante que te comuniques con los de casa, sobre todo si hay más gente teletrabajando. Si la tensión ha invadido tu cuerpo porque una tarea no te sale ni a tiros, avisa para evitar malentendidos si respondes con aspereza o si estás tan concentrado que directamente ni respondes.

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