4 alimentos que han sido considerados injustamente poco saludables y no lo son

mujer comprando huevos
  • Algunos alimentos que se tienden a etiquetar como poco saludables en realidad podrían no serlo tanto.
  • El avance de la ciencia y el conocimiento en nutrición han borrado la mala reputación con la que cargaban alimentos o nutrientes como el huevo o cierto tipo de grasas. 
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Seguramente que alguna vez has pensado que cosas que ahora son consideradas nocivas antes no lo eran. O viceversa.

Los casos de manual, mientras que antes nadie demonizaba al azúcar, el gran enemigo de la salud lo encarnaban las grasas.

Con el paso del tiempo, y el avance científico se ha visto que la realidad es más bien la contraria. Y que si existen grasas a evitar, también hay otras que son más que saludables. Por ejemplo, todas las que te aportarán el pescado o el aceite de oliva. 

De manera similar ha pasado con algunos alimentos vinculados al colesterol. Si bien estos deben ser consumidos con preocaución por personas con problemas cardiovasculares, para el resto de la población la ciencia ha evidenciado que no todos son tan nocivos como se pensaba.

Basándose en un listado elaborado por Gizmodo, aquí 4 alimentos que fueron señalados como poco saludables que en realidad no son tan malos.

Huevos

Huevos

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No hay que comer más de un huevo al día. Así lo dice la sabiduría popular que habla de no abusar de este alimento para no dispara el colesterol. Pero lo cierto es que hace tiempo que esta recomendación nutricional dejó de tener validez como tal.

Y es que lo de no abusar del huevo no es cosa solo de tu madre, sino que fue recomendación médica desde los años 70. Cuando se pensó que dado que el colesterol es malo y el huevo aporta bastante, pues mejor no comerlo. Por lo que este nutritivo alimento pasó a tener cierta mala fama.

Pero con el tiempo, y el avance de la ciencia, se empezó a ver que la implicación del colesterol aportado por los alimentos no tenía un impacto tan destacado sobre el colesterol sanguíneo. Como puso de manifiesto, por ejemplo, el estudio Egg consumption and risk of coronary heart disease and stroke, publicado en 2013. 

Entre sus conclusiones se recogía que "un mayor consumo de huevos (hasta un huevo por día) no se asocia con un mayor riesgo de enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular". Aunque no ocurría lo mismo sobre pacientes diabéticos, donde sí se apreciaba una relación.

No es la única evidencia que ha apuntado en la misma dirección. Entre otras, el estudio, publicado en 2020 en la revista European Journal of Clinical Nutrition,realizado por expertos de 6 países incluyendo investigadores españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatológica de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN). 

Según las conclusiones obtenidas por dicha investigación ingerir un huevo al día de media no se asoció con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, salvo para la insuficiencia cardiaca y entre quienes ya eran previamente diabéticos. 

Eso sí, “a los diabéticos se les debería recomendar que mantuvieran consumos de hasta 4 huevos a la semana, pero no más”, remarcaron los autores.

El glutamato monosódico

No calientes la comida china en su envase de cartón

El MSG, abreviatura de glutamato monosódico, es un aditivo que se añade comúnmente a los alimentos procesados, sobre todo la comida china para llevar.

Se trata de una versión artificial de un aminoácido, el ácido glutámico, que se encuentra naturalmente en alimentos como las algas, el parmesano, las carnes curadas o los tomates maduros. Fue patentado en 1908 por el químico japonés Kikunae Ikeda creando el umami, el "quinto sabor" después de salado, dulce, agrio y amargo. Pero que no acapara muy buena reputación.

Desde mediados del siglo XX, se ha afirmado que el glutamato monosódico tiene efectos adversos. Lo que con el tiempo dio lugar al "síndrome del restaurante chino".

Sin embargo, ningún estudio hasta el momento ha encontrado vínculo entre el glutamato monosódico y los síntomas que describen algunas personas, entre los que se incluyen dolores de cabeza, náuseas, y dolor en el pecho.

"La forma típica del síndrome del MSG no es una verdadera reacción alérgica, aunque también se han informado verdaderas alergias al MSG. Por esta razón, el glutamato monosódico sigue utilizándose en algunas comidas", declara la Biblioteca de Medicina de EEUU.

En la década de los 90 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU encargó una investigación sobre el asunto. El análisis no encontró evidencia de un vínculo entre el glutamato monosódico y la enfermedad. De manera similar se posicionan investigaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Una revisión de la literatura científica de 2019 en la revista Food Science and Food Safety concluyó de manera similar.

En lo que respecta a los consumidores en Europa, en 2017 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó la seguridad de los aditivos de glutamato y propuso una "ingesta diaria aceptable" de 30 mg por kilogramo de peso corporal de MSG y glutamatos relacionados".

"No se observaron efectos adversos en los estudios disponibles a corto plazo, subcrónicos, crónicos, reproductivos y de desarrollo", afirma el documento. Aunque si detectaron un aumento de ciertos órganos, pero sin que pudiera considerarse un riesgo para la salud.

No obstante, si bien el MSG como tal no se ha relacionado con problemas de salud, no se puede decir lo mismo de los productos procesados (de los cuales a veces forma parte). Mejor evitarlos o comerlos ocasionalmente.

Leche entera

Beneficios de beber leche

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La leche entera se ha considerado durante mucho tiempo inferior a las alternativas bajas en grasa, o descremadas. Por ser más rica en grasas saturadas puede elevar el nivel de colesterol LDL y  aumentar el riesgo de enfermedades crónicas. 

Sin embargo, en los últimos años se ha cuestionado el papel asumido de las grasas saturadas en dieta. Y si bien aún las indicaciones afirman que es necesario limitar la ingesta de estas grasas, la evidencia científica más reciente ha empezado a señalar la posibilidad de que la leche entera sea más saludable que la desnatada.

Ya en 2013 una revisión publicada en el European Journal of Nutrition apuntaba a que aquellas personas que consumen productos lácteos enteros tenían menor probabilidad de sufrir obesidad y no encaraban más riesgos que las personas que tomaban desnatados en relación a enfermedades cardiometabólicas.

Este mismo año un estudio, publicado recientemente en Plos One, analizó a un total de 4.150 pacientes suecos de más de 60 años a los que siguieron durante un periodo de 16 años. Los resultados señalaron que una mayor ingesta de grasa láctea puede conducir a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Aunque se necesita más investigación, los hallazgos podrían apuntar a que es más importante "el tipo de lácteo" que la cantidad de grasa.

Frutas y verduras congeladas

Comida congelada

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La mala fama persigue a los alimentos congelados, tachados de ser menos nutritivos, aportar un menor grado de sabor y estar asociados con una comida poco elaborada o de bajo nivel. 

Estos productos, mitos a parte, no tienen un precio menor porque su calidad sea más baja que los frescos sino porque su proceso de recolección y congelación facilita su manipulación. 

De hecho esta técnica es uno de los mejores métodos de conservación para los alimentos, y uno de los que menos alteraciones provoca, consiguiendo que los productos conserven cerca del 100% de su contenido nutricional.

Y si no te acabas de fiar, la realidad es que numerosos estudios centrados en comparar frutas y verduras frescas con congeladas, no encontraron diferencias nutricionales (mismos minerales y antioxidantes). 

En algunos casos, incluso las segundas pueden ser más nutritivas que las frescas. Es el caso del brócoli, que congelado tiene más riboflavina (vitamina B) que la fresca. También las judías verdes que a bajas temperaturas aumentan su vitamina C. 

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