4 causas por las que sufres inflamación o hinchazón que no tienen que ver con la comida

mujer con dolor abdominal

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Comes y te sientes muy hinchado, pero no solo en ese momento, sino que pasan más de 2 horas y sientes que esa inflamación no baja. 

Lo primero que debes saber es que sentirse algo hinchado después de comer es normal ya que, en primer lugar, estás llenando un espacio, es decir tu estómago aumenta su volumen porque estás ingiriendo alimentos y además tu sistema inmune se pone en marcha. 

Sí, cada vez que comes, estás activando a tu sistema inmune porque estás metiendo alimentos que proceden del exterior a tu cuerpo y por tanto él, con su misión de mantenerte sano, se pone en alerta para identificar qué ocurre y qué debe hacer con ellos. 

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Cuando las digestiones son normales, a las pocas horas, te sentirás bien de nuevo, peor hay factores, más allá de problemas digestivos que pueden hacer esa inflamación abdominal y esa pesadez no desaparezcan: 

1. Tienes mucho estrés

Una de las causas de la inflamación crónica es el estrés, pero no de cualquier tipo, sino un estrés mantenido en el tiempo. 

Esto ocurre porque tu cuerpo quiere tener energía, recibe ese estrés y esa necesidad de reacción que no cesa, por lo que se elevan los niveles de cortisol en sangre (cuyos recepotores mayoritarios se encuentran en la zona abdominal).

Esta situación mantenida en el tiempo modifica una nueva orden: liberar el neuropéptido Y (encargado de sentir hambre), es decir, comes más y además puede que lo digieras peor. 

Y es que otra alteración derivada del estrés es la disminución del ácido clorhídrico en el estómago. "Cuando esto ocurre, hay nutrientes que no se digieren, que fermentan y que generan una proliferación bacteriana", explica Jesús Snachis, nutricionista e investigador para Soy Como Como. 

Esto se traduce en gases, distensión abdominal e incluso dolor. Y es que, aunque parezca muy lejano, la conexión intestino cerebro es constante. El estrés genera cambios en las bacterias del intestino y a su vez la microbiota afecta a los neurotransmisores del cerebro. 

2. No te mueves, no caminas

El sedentarismo además además de ser un factor determinante en la ganancia de peso, hace que seas más débil, que pierdas masa muscular, que tus huesos se debiliten. 

Si no te mueves puede que tengas problemas para sintetizar algunas proteínas ya que tu metabolismo se verá afectado. Además, no moverte dificulta la circulación sanguínea y debilita tu sistema inmune. 

Todo ello conlleva a la inflamación, ya que estos aspectos repercuten en la regulación hormonal y como has visto en el punto anterior, es determinante para sentirte hinchado.

3. No duermes bien

Numerosos estudios relacionan la falta de sueño, aunque sea de unas pocas horas, con un mecanismo celular que produce inflamación en los tejidos. 

Qué ocurre con esto, que todo está interconectado, de hecho ni siquiera se llega a percibir una causa 100% segura en el caso de dormir y padecer inflamación o hinchazón, pero es claro que si tus niveles de estrés son altos, es posible que no puedas conciliar bien el sueño. 

Del mismo modo que si no gastas energía, porque no te mueves, no tendrás tanta calidad del sueño como cuando se practica deporte, además es importante recordar que el sistema inmune trabaja más por la noche, es decir, cuando los demás órganos descansan, puede actuar.

4. Alteraciones en tus ritmos circadianos

Según un estudio publicado en Frontiers in Immunology, la alteración del ritmo circadiano en los macrófagos (encargados de destruir bacterias y otros organismos dañinos) altera las vías de producción de energía, produciendo citocinas que, a su vez, alimentan la inflamación.

Además de la parte más bioquímica del proceso, los hallazgos se apoyan en otros conocimientos anteriores sobre cómo la alteración del ritmo circadiano (por patrones de alimentación, sueño o trabajo por turnos) puede dar lugar a enfermedades inflamatorias e infecciosas. 

Es decir, en muchas ocasiones, no es necesario poner el foco en qué estamos comiendo, qué nos hace mal, si es posible que tengamos una intolerancia o una patología digestiva, a veces hay que poner en orden estos hábitos para ver si la inflamación se reduce. 

Si tras estos cambios en el estilo de vida no se vieran mejoras, entonces habría que recurrir a un profesional para encontrar la causa.

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