• El contexto económico parece ser el menos indicado para pensar en profundidad la relación que cada uno tiene con su dinero.
• Lo más rentable suele ser que en los momentos álgidos se hacen evidentes las debilidades y conviene replantearse las estrategias para establecer nuevos objetivos para conseguir un cambio verdadero internamente para que tenga repercusión externa. 
• Por eso es vital analizar el vínculo con el dinero a partir los puntos clave.
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Tipos de interés, inflación, incertidumbres globales... El contexto económico parece ser el menos indicado para pensar en profundidad la relación que cada uno tiene con su dinero. Más de uno podría pensar que son tiempos para pensar en el conjunto, pero la realidad es que hay que preguntarse y reflexionar sobre cómo te relacionas con lo material.

Aquel que quiera esperar el final del temporal para sentarse a pensar, es lícito. Sin embargo, lo más rentable suele ser que en los momentos álgidos se hacen evidentes las debilidades y conviene replantearse las estrategias para establecer nuevos objetivos para conseguir un cambio verdadero internamente para que tenga repercusión externa. 

Por eso es vital analizar el vínculo con el dinero a partir los puntos clave. En este sentido, la autocrítica, la honestidad y las ganas de aprender son elementos esenciales para sacar el máximo provecho a tu capital.

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1. El dinero que ingresas

Aquellos que no controlan su dinero, piensan que este es el único ítem que sirve. Por el contrario, los que tienen alguna noción, consideran que es el punto más importante. 

La clave está en el equilibrio: el dinero que percibes es una variable más, pero “ganar de forma sostenible”, o lo que es lo mismo, más que la media, no garantiza en absoluto “tener un vínculo saludable con lo material”, resaltan los expertos de RBC.

Los ingresos son un torrente que va en una dirección. Mientras más dinero entra, mayor velocidad tendrá; pero, a la vez, hay “otros afluentes que van en dirección contraria”, añade la firma de inversión. Así, podemos mencionar gastos, deudas, malas inversiones, etc. Estas variables pueden lapidar el dinero entrante.
 

2. El dinero que gastas

Se puede tener cierta habilidad para generar ingresos y luego ser muy desorganizado a la hora de controlar los gastos. Gastar de manera inteligente no tiene que ver con ser excesivamente austero, sino más bien “saber diferenciar gasto de inversión y evitar la tentación del consumismo actual”, resaltan los expertos. 

Si se contabiliza, cuida y se entiende el flujo de gastos se ganará más porque podrás “generar excedentes que luego podrás invertir para conseguir ingresos pasivos que aumenten tus ingresos globales”, repasan desde RBC.
 

3. Cuánto disfrutas lo que gastas

Así, si con los gastos estás constantemente apagando fuegos y centrándolo en determinadas obligaciones, tu relación con el dinero claramente “no es satisfactoria, por más que ganes”, describen estos analistas.

Es recomendable tener un máximo disfrute con “mínimo gasto posible”. Es decir, esa es la fórmula que hace que mejore especialmente “el vínculo que tienes con tu capital”. Es fundamental conocerse a uno mismo para escapar a los estereotipos.

De este modo, el posmodernismo vinculado a lo material tiene la particularidad de que el gasto produce una “gran ansiedad en los momentos previos a producirse”, un pico de supuesta felicidad al momento de concretarse y una “fuerte sensación de vacío acto seguido”.
 

4. Cómo ganas lo que ganas

En el caso de que el concepto “sacrifico” esté altamente presente cuando obtebemos ingresos, ganes lo que ganes y lo gastes como lo gastes, es muy posible que tu vínculo con el dinero diste mucho de ser el adecuado.

Las tecnologías novedosas generar la facilidad de “extrer ventajas” a la generación de ingresos, logrando que te paguen por lo que conocer y no por el tiempo empleado. 
 

5. Qué ponderación tiene el dinero en tu rutina diaria

Quieras o no, diariamente realizas cientos de operaciones económicas, muchas veces sin caer en ellas. Si el dinero tiene una alta ponderación en nuestra toma de decisiones, difícilmente podemos tener un vínculo saludable con él.

En este sentido, si en cambio automatizas parte de tus hábitos y, “fumigas” gran parte de tus “gastos hormiga“, podrás dejar de estar tan pendientes de cuánto dinero gastas o cuánto ahorras con cada actividad que hagas.