Epicuro, María Zambrano, Maslow, Camus y Platón: las 5 teorías que cambiarán tu forma de pensar

Cómo ser feliz a través de la filosofía
  • Probablemente lo que te preocupa ya se lo han preguntado otros antes. Filósofos como Epicuro predican que el sentido de nuestra vida es ser feliz y nos explica cómo conseguirlo.
  • Otros, como Maslow, afirman que la felicidad parte del privilegio de tener las necesidades básicas cubiertas y poder desarrollarnos en sociedad. 

¿Qué sentido tiene la vida?, ¿cómo debo sentirme ante una calamidad? Los profesionales de pensar, los filósofos, probablemente ya se lo han preguntado antes y han formulado teorías que nos ayudan a relativizar y a encontrar una nueva dimensión con la que forjar nuestros pensamientos. Toma nota de estas 5 teorías para pensar mejor y encontrar la forma de vivir plenamente tu día a día.

Epicuro y la búsqueda de la felicidad a través del sosiego

Este filósofo griego del siglo III a.c. considera que la felicidad es el objetivo fundamental de la existencia humana. Probablemente nos encontremos en el momento histórico que mejor se fusiona con esta teoría; los individuos perseguimos la felicidad constantemente en todas los ámbitos, desde las relaciones personales hasta el trabajo.

Sin embargo, la teoría de Epicuro distaba mucho del constante dispendio y hedonismo que practicamos hoy en día. 

Para él, la felicidad era encontrar el sosiego y este se entiende como la verdadera felicidad, más allá de las emociones exaltadas de alegría. Para encontrar ese sosiego, es preciso eliminar el miedo a la muerte y, por consiguiente, al futuro. Solo así, se elimina el dolor, que es el principal enemigo de la felicidad.

María Zambrano y la salida de la ignorancia en busca de respuestas

La filósofa María Zambrano, nacida en Málaga en el siglo XX, predicaba que el ser humano debía salir de la ignorancia y hacerse preguntas, convertir sus sentimientos en pensamientos racionales y participar en una búsqueda activa de respuestas.

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Solo así se desarrollaría la conciencia y entraría en la creación filosófica. Una vez despertada su inquietud por pensar, evolucionaría en su pensamiento para alcanzar la razón poética, que se basa en encontrar el propio camino vital de cada persona.

En este sentido, la malagueña afirma que cada individuo nace incompleto y desarraigado del mundo, sin encontrar una conexión real con el entorno que le rodea. Sin embargo, a través de la búsqueda de su propio camino su existencia se hace más completa y su entendimiento del mundo es más perfecto.

En otras palabras, vivir en sí es el sentido de la vida. Para hacerlo de forma óptima, la filósofa admite que es preciso tener en cuenta el raciocinio, nuestra capacidad de pensar y de hacerse preguntas, pero también los sentimientos, las emociones, nuestros sueños, las metáforas y todo aquello sutil que denomina la poesía. 

El objetivo último del ser humano, explica en su obra Filosofía y poesía, es descubrir su propia verdad, salir de su desarraigo y alcanzar la libertad a través de la transformación continua.

Camus y el sentido de la vida a partir de lo absurda que es la existencia

Este filósofo lidió con la cercanía de la muerte desde temprana edad; primero por tuberculosis y más adelante por su participación en la Segunda Guerra Mundial.

Camus lidera una corriente del existencialismo, que se pregunta cuál es el sentido de la vida y concluye que nuestra existencia es absurda. Esto se debe a que el ser humano trata de encontrar sentido y propósito a la vida, frente a un universo al que le resulta indiferente.

A través de una perspectiva pesimista, Camus extrae, sin embargo, una enseñanza positiva. Si nuestra existencia es absurda, en lugar de plantear preguntas al universo, es mejor centrarse en sacarle un propósito a cada vida individualmente. 

Para vivir una vida que merezca la vida, el filósofo determina en varias obras, como El Extranjero, que es preciso centrarse en la vida presenta y no la eterna, luchar contra las vicisitudes y vivir con pasión, amando lo que hacemos. 

Platón y la reflexión para alcanzar el Mundo de las Ideas

Platón es uno de los grandes filósofos de la Historia. Una de sus enseñanzas relativas a cómo vivir una vida plena la acuñó a través de la fábula Fedro. En ella, un jinete tiene que domar a dos caballos, uno salvaje que se deja impulsar por sus instintos y placeres, y a otro que es noble y vive una vida virtuosa.

Esa dicotomía es la que rige la existencia humana, pero solo encontrando el equilibrio entre la vida virtuosa y la emocional se conseguiría llegar a un estado de satisfacción y felicidad, según el filósofo.

Para ello destaca cuatro habilidades que se han de seguir, la templanza para encontrar el equilibrio, el coraje para afrontar las dificultades, la prudencia, para aprender de los errores y la justicia, pues una persona solo es feliz si sus acciones contribuyen a mejorar la vida de los demás.

El griego también destaca que, para ser felices, debemos esforzarnos por salir del mundo que percibimos, el mundo sensible, para alcanzar el Mundo de las Ideas, o el Bien, una realidad inmutable y única para todos. 

Esta búsqueda del Bien, que explica en el mito de la Caverna, que publica en su obra La República, nos ayudaría a sentirnos realizados y felices y escapar de las cadenas de nuestras limitaciones humanas. 

Maslow y la vida próspera para ser feliz

Satisfacer el hambre, la sed o resistir el frío juegan un importante papel en la búsqueda de la felicidad y solo una vez se resuelven las necesidades básicas, el humano puede atender asuntos más existenciales.

Según el filósofo contemporáneo estadounidense de principios del siglo XX, Abraham Maslow, existe una pirámide de necesidades que se van “desbloqueando” a medida que la situación personal de cada uno evoluciona favorablemente.

Esta, publicada en Teoría de la Motivación Humana, se clasifica en cinco niveles, a saber: el primer nivel es el de la fisiología y atiende a cubrir las necesidades básicas como el hambre, la higiene o el sueño. Una vez cumplidos, el ser humano acudiría al nivel de la seguridad personal, esto es, buscar las estrategias para que ni él ni su familia ni sus propiedades sean violentadas.

El tercer nivel es el de la afiliación, ya que el ser humano tiene una condición eminentemente social y precisa del afecto y de la intimidad con otros. El cuarto nivel es el del reconocimiento social; la búsqueda del éxito, de sentirse admirado y realizado. 

Por último, el quinto nivel es el de la autorrealización, que implica el desarrollo de la mente abstracta, donde nos hacemos preguntas, nos inclinamos por la moral, abrimos nuestra mente ante los prejuicios y alcanzamos una conciencia social más justa.

La filosofía de Maslow refleja la desigualdad del mundo; los humanos no podemos desarrollarnos plenamente en la pobreza y solo el entorno privilegiado puede acceder a los niveles más altos de satisfacción. Una vez alcanzado cada nivel, sin embargo, se consigue el bienestar, ya que no conocemos otra cosa y está limitado a nuestras posibilidades.

Así, uno no es más feliz que otro que se encuentra en otro estadio de la pirámide, siempre y cuando no haya sufrido un descenso. Para el filósofo, el camino a la felicidad es lineal y puede obtenerse tratando de vivir una vida próspera con una ética humanista. 

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