8 cosas que revelan que eres un turista español
- Aunque gran parte de las cualidades que se atribuyen a los españoles gustan fuera de nuestras fronteras, hay otras que asombran a los extranjeros.
- Si viajas este verano fuera de España, estas son algunas de las cosas que pueden revelar que eres un turista español e incluso llegar a molestar a los demás.
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Todos los países están vinculados a estereotipos de los que es casi imposible librarse. Pese a que no todos son ciertos y provienen del desconocimiento acerca de dicha cultura, muchos esconden algo de verdad.
De la misma manera que los españoles nos sorprendemos de la forma de ser de los ciudadanos de los países del norte, tan diferentes a nosotros en muchos aspectos sociales, lo mismo ocurre cuando ellos tratan con nosotros.
Por lo general, se nos conoce por ser alegres, sociales, muy abiertos y charlatanes. Aunque gran parte de las cualidades que se nos atribuyen gustan fuera de nuestras fronteras, hay otras que, cuanto menos, asombran a los extranjeros e incluso no están del todo bien vistas.
Con la llegada del verano, aumentan las excursiones al extranjero y seguro que más de una vez has reconocido fácilmente a algún compatriota cuando cenabas en un restaurante en París, hacías un free tour por Londres o veraneabas en una playa griega.
Aunque con excepciones, no es difícil adivinar que eres español si haces algo que se sale de lo típico en otros lugares y que forma parte de nuestro carácter hispano.
Cabe recordar que, en la mayoría de los casos, se trata únicamente de diferencias culturales que no tienen por qué ser negativas. Y, por supuesto, de generalizaciones con las que tal vez no te sientas identificado.
Así que, si viajas este verano fuera de nuestro país, estas son algunas de las cosas que pueden revelar que eres un turista español.
1. Somos ruidosos por naturaleza
Sin duda, este es uno de los grandes clásicos cuando de estereotipos españoles se habla. Es cierto, no somos especialmente silenciosos.
Los españoles hablamos más alto que los ciudadanos de otros países –a veces incluso a gritos– y eso se nota claramente en bares y restaurantes cuando no hay que hacer ningún esfuerzo por enterarse de la conversación de la mesa de al lado.
2. Nuestro horario es diferente al resto, lo que puede crear problemas cuando acudimos a restaurantes
"¿Cómo podéis comer o cenar tan tarde?". Si has hablado con alguien de otro país alguna vez, seguro que te ha tocado responder a esta pregunta.
Nuestros horarios son mucho más tardíos que los del resto y, aunque no sea ninguna novedad, sí puede suponer un problema cuando queremos encontrar un restaurante abierto a partir de cierta hora, al igual que llegar cuando están a punto de cerrar la cocina.
3. No destacamos por ser los más puntuales
Nuestra cultura y nuestro estilo de vida más relajado hace que, en líneas generales, no le demos al tiempo la importancia que otros países le dan.
Y, aunque no lo hacemos con mala intención, el hecho de llegar 5 minutos tarde puede suponer para otras personas una falta grave de respeto. Por tanto, si estás viajando por el extranjero y tienes una reserva en un restaurante o vas a hacer una excursión en grupo, ten cuidado con esto.
4. No todo el mundo ve con tanta naturalidad practicar el nudismo o hacer 'topless' en la playa
Aunque la mayoría de países europeos estén muy modernizados, muchos siguen viendo con malos ojos hacer topless o practicar el nudismo en la playa –pese a que es algo normalizado en otros lugares como las saunas–.
No es que esté prohibido (aunque asegúrate de dónde vayas a hacerlo antes de quitarte la ropa), pero podrías llevarte más de una mirada extraña.
5. No somos los más generosos dejando propina
En España, es habitual dejar algo de propina si el servicio ha sido de tu agrado, aunque no existe un porcentaje marcado ni está mal visto no dejarla.
En cambio, en otros países, no dejar propina se considera casi una ofensa. Es más, en algunos lugares incluso aparece al final de la cuenta la cantidad que debes dejar.
6. Nuestro inglés no es perfecto
Mientras que los turistas de otros países no tienen ningún problema para comunicarse cuando viajan a otro lugar, los españoles a veces tenemos más dificultades para hacernos entender.
Aunque cada persona tenga su propio nivel, en líneas generales, el inglés que se habla en España dista del que se puede escuchar a ciudadanos de otros países.
7. Se nos puede ir de las manos la sobremesa
Acabar el postre y estar otra hora conversando mientras tomas el café, ¿por qué no? Aunque la sobremesa sea algo muy habitual en España, en otros lugares sería impensable no pedir la cuenta en el momento en que acabas de comer.
A pesar de que pueda parecer algo inofensivo, es posible que no sea de agrado para el dueño del restaurante.
8. No guardamos tanto las distancias personales como otras nacionalidades
La pandemia nos ha distanciado un poco, pero los 2 besos no van a desaparecer tan rápidamente –pese a que más de uno estaría encantado de que así fuese–.
Si estás viajando por el extranjero, lo mejor es que evites presentarte dando 2 besos o que toques inocentemente el brazo de alguien durante una amena conversación. Lo que para nosotros puede ser normal, para otros es una invasión del espacio personal.
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