Trabajar como concierge de la vida nocturna en Ibiza es agotador: estas son 9 cosas que aprendí

Cartel DJs Ibiza

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  • Todos los veranos, turistas adinerados de todo el mundo llegan a Ibiza en busca de pasar noches inolvidables.
  • Brandon Presser relata en Bloomberg su agotadora experiencia como concierge organizando las noches y las fiestas de la élite de la isla balear.

Ibiza tiene la reputación de ser uno de los mejores lugares para celebrar fiestas en el mundo, con clubes 24 horas, fiestas en piscinas y hermosas playas.

Cada verano, alrededor de 2 millones de turistas llegan a la isla balear en busca de pasar noches inolvidables y derrochar grandes cantidades de dinero.

Siendo conscientes de ello, muchas personas optan por ir a trabajar a la isla y beneficiarse de las sumas que se dejan en caprichos la élite mundial. 

Brandon Presser escribe en Bloomberg lo que aprendió tras trabajar una temporada estival en el ultracompetitivo sector de los concierge en Ibiza. Presser consiguió un trabajo en Le Collectionist, que cuenta con más de 200 villas de lujo –con alquileres semanales que pueden llegar a los 300.000 euros– y acceso VIP a las mejores discotecas.

En su puesto como "conserje", Presser negociaba el alquiler de tumbonas (casi) imposibles de conseguir, el alquiler de yates a Formentera o las invitaciones a fiestas organizadas por multimillonarios. 

Tras una agotadora semana como concierge, esto es todo lo que aprendió.

Peticiones casi imposibles

Cuando un huésped paga seis cifras por una semana en una de las villas de Le Collectionist espera que organicen para él casi cualquier cosa que pida, aunque no siempre sea posible –si un concierge no puede cumpir con una petición del cliente, trata de ofrecer la mejor alternativa–.

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Presser tuvo que organizar la llegada de aviones y helicópteros privados, organizar el alquiler de yates o contratar niñeras y seguridad. Pero también tuvo que ayudar con la búsqueda del regalo perfecto para la mujer de un cliente u organizar la apertura de una tienda de lujo que estaba cerrada.

Todos los días hay fiesta

Para trabajar en Le Collectionist, uno tiene que conocer a la perfección la dinámica de todas las principales discotecas de Ibiza, desde dónde pinchan los DJs más importantes (Hï o Ushuaïa), dónde van los locales (DC10) o a qué discotecas van los clientes que mueven más dinero (Lío).

Ser concierge significa ser un experto de la vida nocturna y estar disponible las 24 horas del día para los clientes VIP.

Aunque en Ibiza se puede salir de fiesta a cualquier hora del día, según Yann Pissenem, propietario de Hï y Ushuaïa, los DJ principales suelen subir al escenario sobre las 3 de la madrugada, lo que implica que el concierge esté pendiente de que todo va según lo planeado horas antes y después de ese momento.

La noche puede acabar más pronto para algunos si rompen una regla por la que pueden rápidamente echarte: quitarse la ropa. Eso sí, una vez fuera de la discoteca se puede ver de todo.

WhatsApp es un locura

Lograr un pase en alguna de esas discotecas no es tan complicado como uno puede pensar, ya que los aforos son bastante amplios y pueden superar los miles de clientes. 

La entrada puede costar entre 60 y 100 euros en la puerta, explica Presser para Bloomberg, pero también se puede optar por comprar una entrada VIP pagando el servicio de mesa (el precio mínimo por una mesa entera puede ascender a 25.000 euros). 

Los que se consideran parte de la élite de Ibiza no pagan, sino que se inscriben en la lista de invitados contactando por WhatsApp a aquellos que tienen el poder en el mundo de la noche, como Pissenem.

El DJ es la estrella

Las peticiones de los DJs son tan exageradas y extravagantes como uno pueda llegar a imaginar: desde el color de las paredes hasta tener una manicurista de guardia, las estrellas de la noche consiguen todo lo que quieren. 

Sin embargo, explica Pissenem, los DJ residentes tienen los pies en la tierra y no son los fiesteros que todo el mundo piensa.

Que no falte el champán

¿Qué revela más que te sobra el dinero que el hecho de pedir botellas de champán que ni siquiera vas a consumir, sino que las vas a rociar?

Los multimillonarios presumen de su riqueza a través de los precios desorbitados del champán que piden.

En Lío, explica Presser, una botella de Cristal cuesta 1.500 euros, un 500% más que al por menor. En Nassau Beach Club venden tanto bañeras llenas de botellas champán (que cuestan a partir de 4.000 euros) como la botella más grande de la isla (60 litros por 69.000 euros).

Tal es la cantidad de alcohol consumido algunas noches que los clientes de Le Collectionist pueden pedir por la mañana infusiones intravenosas llenas de vitaminas a la compañía Drip Hydration.

La comida no es lo más relevante

Lo que parece claro, según la experiencia de Presser, es que al turista típico amante de la noche le preocupa la fiesta y el alcohol y deja algo de lado la gastronomía.

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Los clientes, incluso los de Le Collectionist, no van en busca de caviar, sino que optan por comida rápida (incluso pizza congelada) que les dé la energía nesaria para seguir con la noche.

Organizar las mesas de los beach clubs de moda es más complicado que en una boda

Una de las peticiones innegociables más frecuentes de los huéspedes de las villas de Le Collectionist es pasar la tarde de fiesta en el club de día Beso Beach.

Según explica a Presser el propietario, Rafael Viar Corrales, desde que abren en febrero no tardan ni dos días en tener ocupadas la mitad de las 60.000 reservas que tienen dispobiles para la temporada de verano.

Beso Beach se llena de personalidades y la estrategia para colocarlos en las mesas es de lo más complicada, por lo que Viar opta por hacer una especie de Tetris con las mesas que llevan a que al final la gente acabe mezclándose para la fiesta.

Ser o no ser invitado a las fiestas privadas de las altas esferas

El objetivo de todo aquel que quiera formar parte de la élite ibicenca es ser invitado a las fiestas privadas que se celebran en las villas.

Una de las más importantes es la fiesta del Bosque Encantado del conde Michel Jean de Liedekerke, con capacidad para 1.000 personas. Si eres uno de los afortunados en conseguir una de las codiciadas invitaciones, no cometas el error de pedir llevar un acompañante, lo que podría causar que perdieras tu acceso al exclusivo evento. 

Benditas propinas

Los empleados del sector turístico en Ibiza confirman que los visitantes más adinerados pueden hacer feliz a más de uno por un simple servicio.

Las propinas que dejan algunos turistas pueden superar el salario mensual promedio de mucha gente. Presser cuenta el caso de un huésped saudí que daba 500 euros a las empleadas del hotel Sir Joan cada vez que las veía sonreír.

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