El hotel de fiesta más conocido de Dubái encontró hace tan solo un año un nuevo hogar a los pies del monte Uetliberg, a tan solo 20 minutos del centro de Zúrich (Suiza).

El establecimiento, que saltó a la fama por aceptar pagos mediante criptomonedas–los huéspedes que se registren pueden pagar con Bitcoin y Ethereum–, es el primer hotel europeo de FIVE Hotels and Resorts, la cadena que dirige Aloki Batra.

El mismo edificio que albergó anteriormente el hotel Atlantis de la ciudad es ahora el punto de encuentro de una nueva generación que busca vivir nuevas experiencias y que prioriza la diversión y la gastronomía por encima del descanso o el turismo. 

Con 45 lujosas suites, 42 habitaciones lifestyle tamaño suite, 62 habitaciones amazing, 7 restaurantes, discoteca, un spa con piscina climatizada y otra exterior para los meses de verano, el tercer hotel FIVE no está cerca del bullicio del centro de la ciudad, pese a querer convertirse en el punto de encuentro de los más fiesteros. 

Me alojé en una habitación de 2.000 euros la noche en el hotel de 'The White Lotus', en Sicilia: aunque es el lugar más bonito que he visitado nunca, no vale lo que cuesta

Con tan solo poner un pie dentro del hotel, sabes que está orientado a un tipo de viajero joven a quien le gusta la fiesta, la moda y la buena gastronomía. En palabras de Markus Rapatz, director general de Five Zúrich, para Business Insider España, se dirige a viajeros exigentes de todo el mundo.

"FIVE es siempre the place to be. No nos limitamos a proporcionar a los huéspedes habitaciones de hotel de lujo, sino que creamos una oferta experiencial de 360º a medida de cada huésped para excitar todos los sentidos", afirma Rapatz.

El pasado mayo pude alojarme durante un fin de semana en este particular hotel donde descubrí que la clave era ver y ser visto. Esta fue mi expericia.

Pasé 2 noches en el hotel FIVE Zúrich y aluciné con su mezcla de estilos.

Business Insider España recibió una invitación de prensa por parte del hotel, pero el precio de la habitación para ese fin de semana y esa habitación según la web era de 580 francos suizos (600 euros) la noche.

El edificio conserva el inconfundible exterior de los años 60 pese a rediseñar por completo sus habitaciones y zonas interiores, lo que brinda al hotel una mezcla de estilos muy peculiar que se aprecia desde que llegas.

El arte contemporáneo y el diseño estridente con un toque retro de este hotel no pasan desapercibidos y convierten cada esquina en un lugar instagrameable.

Otra de las cosas que más destaca de FIVE Zúrich son sus piezas de arte.

Nada más llegar al hotel te recibe una gran escultura de 14 metros de colores creada por Alphorn de Franz Koster. 

También destaca el mural del artista REDL con retratos de Rihanna, Freddie Mercury, Muhammad Ali y Elton John, entre otros, que se distribuye desde el exterior hasta el interior de la recepción.

El vestíbulo también tiene su propia personalidad, y defiende la historia musical del edificio.

La araña de cristal soplado de la escalera que se extiende desde la planta baja hasta el ático tampoco es una decoración aleatoria: está diseñada como una ilustración visual de cómo reacciona el cerebro humano a la música. 

Al llegar, noté que no me sentía identificada con la clientela general muy orientada al lujo, pero me mentalicé para experimentar esas 2 noches como si esa fuese mi vida habitual.

Mucha de la gente que encontré ni siquiera se alojaba allí, como el grupo de amantes de los coches de lujo que luego aprovecharon para cenar en la azotea.

Al llegar con mi pequeño y viejo coche me di de bruces con una colección de coches de lujo y un grupo de unos 40 jóvenes que luego descubrí que eran los dueños. 

Según me explicó una trabajadora, se trataba de un evento para que amantes de los coches de alta gama pudieran conocerse. Entonces entendí por qué en recepción me invitaron a usar el servicio de aparcacoches en lugar de dejarlo en la entrada, como había hecho en un primer momento.

Nada más entrar a mi habitación, encontré un mensaje de bienvenida e incluso un batín con mi nombre bordado.

La habitación era muy espaciosa y diáfana.

La gran mayoría de habitaciones disponen de 2 estancias: el dormitorio y un salón, además del baño. Todas las habitaciones tienen balcón, algunas con vistas a la ciudad y otras a la montaña o a la piscina exterior, como fue mi caso. 

Si se viaja en grupo, 4 de las suites pueden conectarse para crear un gigantesco apartamento de 4 dormitorios. 

La cama es extragrande y está cubierta con una colcha de piel sintética.

Me sorprendió gratamente el amplio catálogo de almohadas, aunque lo cierto es que con mi facilidad para dormir me adapto a cualquiera y no pedí un cambio. 

De nuevo, la música forma parte de todo y uno de los dulces de bienvenida contenía un código QR que te llevaba a la playlist del hotel.

Encontré mucho espacio de almacenamiento, un minibar con todo lo que puedas imaginar y una cafetera.

La decoración era mucho menos excéntrica que la del resto del hotel.

"Para celebrar el talento emergente de la ciudad, nos asociamos con estudiantes de Bellas Artes del Centro de Economía Creativa de Zúrich (ZCCE) para crear obras de arte personalizadas para cada suite, todas ellas bellamente inspiradas en los momentos conmemorativos más importantes de Zúrich", explica Rapatz.

El baño tenía bañera y ducha, pero mi parte favorita eran todos los productos de Rituals y el amplio surtido de amenities.

Encontré varios productos que no suelo ver en otros hoteles, como una esponja de luffa.

El tiempo no acompañaba, así que no pude disfrutar de la piscina exterior.

La piscina exterior está climatizada y rodeada de tumbonas, lo que la convierte en uno de los puntos más animados del hotel en verano, pero cierra a finales de septiembre. 

Me quedé con las ganas de probarla y conocer ese ambiente del que hablan.

Pero sí que pude relajarme en la piscina cubierta de la zona del spa.

En su lugar, opté por hacer una visita al spa (de 560 metros cuadrados) que cuenta con una piscina interior abierta todo el año, sauna y sala de vapor adyacentes. 

El ambiente era muy relajante, pero la verdad que no podía concentrarme para leer porque me distraía con los improvisados photoshoots de otros huéspedes. Lo dicho, cada rincón merece una foto. 

¿Has estado en FIVE Zúrich si no has subido una foto a Instagram?

También aproveché para probar rápidamente el pequeño gimnasio.

Siendo sincera, ejercicio hice poco y en realidad me entretuve toqueteando la pantalla de la cinta de correr con un sinfín de opciones de entretenimiento (YouTube incluido).

Antes de pasar a las opciones gastronómicas, pude tomar algo en The Vault Bar.

Pregunté al barman cuál era el más popular entre la clientela y no dudó en mencionar su cóctel de autor, el 'Naked Pornstar'. 

Mientras disfrutaba de una tabla de quesos suizos con un poco de vino pude notar cómo todos los camareros están atentos a ti y se dan cuenta del idioma que hablas para acercarse, ya que muchos trabajadores eran internacionales y había pocos suizos. 

"FIVE Zúrich es un destino turístico muy apreciado por visitantes de todos los EAU, Kuwait, Arabia Saudí, Catar, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia y los Países Bajos. También estamos perfectamente situados para el visitante de la ciudad que busca un lugar de reunión local, el viajero de ocio que busca un refugio de lujo o el ejecutivo de negocios en una escala. Por lo tanto, nuestra talentosa y diversa tribu FIVE crea una experiencia a medida para cada huésped, ya sea local o internacional", comenta Rapataz a Business Insider España.

Justo al lado se encontraba el salón de puros, con precios —al igual que en el resto del hotel— inalcanzables para muchos bolsillos.

En el pequeño e íntimo salón (que solo visité por encima porque no tenía la intención de probarlo) contaban con todos "los clásicos", según me comentó la encargada.

Primera parada gastronómica: Maiden Shanghai, con platos chinos gourmet ecológicos inspirados en la cocina cantonesa, sichuanesa, de Shanghái y de Pekín.

Aunque la decoración no conseguía trasladarme a China, la comida que probé en Maiden Shanghai me teletransportó al gigante asiático. El menú (que se mostraba, al igual que en todos los restaurantes, en una tablet) era muy extenso.

Como no podía decidirme, pedí las especialidades del galardonado chef Luo Bing, que incluye su famoso pato pekinés o la cesta de dim sum. 

El chef Bing me habló tan apasionadamente de su oficio que no pude evitar colarme en la cocina para verle en acción.

Y del restaurante directa a The Penthouse, la parte más famosa del hotel.

The Penthouse es ese lugar donde la gente llega con un solo objetivo: pasárselo bien rodeado de glamur y buena música. Esta parte del hotel hace las veces de discoteca y restaurante japonés.

La media de edad no pasaba de los 30 y mirases donde mirases veías ropa cara, maquillaje, brillo y flashes de los móviles —de nuevo, si has pasado por FIVE Zúrich tienes que mostrárselo al mundo—.

O yo estoy mayor, o la música me parecía un poco alta como para tener una conversación, pero eso no era ningún problema para toda esa gente con ganas de divertirse en la noche del sábado. 

Menos mal que estaba agotada y pude dormirme pronto, porque el guardia de seguridad me comentó que la fiesta no acabaría antes de las 4 de la madrugada.

Lujo, fiesta y glamur hasta para llegar al baño.

La decoración que encontré a mi salida de The Penthouse gritaba a los 4 vientos lo que puedes encontrar allí: lujo y fiesta en forma de caviar y champán. 

Al llegar a la entrada del baño todo estaba oscuro y vi maniquíes negros delineados con neón que indicaban por dónde estaba el pasillo. Para mi sorpresa, me encontré con The Bathroom bar, un bar semiclandestino al lado del baño, como bien indica su nombre. 

Mi elección para el desayuno estaba clara desde el principio.

A la mañana siguiente, pude probar el desayuno bufé, que puede tomarse en Tune In, la cafetería y bar internacional abierto todo el día, o en Maiden Shanghai.

Por supuesto, no dudé en dejar (casi) sin existencias la tabla de quesos suizos.

También pude probar su fantástico brunch asiático con un postre de lo más curioso.

Intenté no desayunar demasiado porque después probaría el brunch que consistía en un menú japonés de 4 platos con barra libre de bebidas durante 3 horas, todo por 120 francos suizos (125 euros). El plato estrella era el postre, un pato creado por el chef Frederic Faucheux. 

Me comentaron que después del brunch empezaría una fiesta, pero con tanta comida yo solo podía pensar en volver al spa.

Última parada: Soul Street, comida callejera de todos los continentes.

Con paredes cubiertas de coloridos grafitis de artistas callejeros de fama internacional y oportunidades para hacer la foto perfecta para Instagram en cada esquina, Soul Street es el espacio ideal para probar la comida callejera de todos los rincones del mundo.

Cuenta con platos de 5 cocinas —árabe, latina, india, europea y americana— y un chef para cada una de ellas.  

Aunque lo que más me llamó la atención fue el poder cenar dentro de una caravana al más puro estilo hippie. 

De todo, menos Zúrich.

Mi conclusión tras probar FIVE Zúrich es que es el lugar ideal para pasar un fin de semana de buena comida y relax, pero si el objetivo principal de tu viaje es hacer turismo, esta ubicación fuera de la ciudad puede resultarte un poco incómoda. 

De todas maneras, el hotel tiene tanto que ofrecer que te faltará el tiempo para probarlo todo.