Todo lo que acariciar a un perro puede hacer por tu cerebro

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Si tienes un perro seguramente ya sepas todo lo que tu amigo de 4 patas puede hacer por ti. Es sin duda una fuente innegable de amor incondicional y compañía

Pero los beneficios de compartir la vida con un animal, van incluso más allá. Sus efectos positivos en la salud pueden llevar a alargar la vida de sus compañeros humanos, por ejemplo, al "obligar" a moverse y socializar. Los dueños de mascotas también muestran en general mejor salud cognitiva.

El simple gesto de acariciar un perro activa la corteza frontal, según un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE. Esta parte del cerebro se encarga de funciones como la atención, la memoria de trabajo y la resolución de problema, pero también de procesos sociales y emocionales.

Tras estudiar cómo el cerebro humano respondía a acariciar a un perro real frente a un peluche, esta región cognitiva mostró mayor actividad.

Puede parecer un estudio ingenuo, pero en realidad este hallazgo brinda evidencia nueva a cómo las interacciones terapéuticas entre humanos y animales vivos pueden impulsar la actividad cognitiva y emocional en el cerebro, explica en la cadena CNN Rahel Marti, estudiante de doctorado en la división de psicología clínica e intervenciones asistidas por animales de la Universidad de Basilea en Suiza.

7 lecciones de felicidad que deberías aprender de tu perro

“Si los pacientes con déficits en la motivación, la atención y el funcionamiento socioemocional muestran una mayor implicación emocional en actividades relacionadas con un perro, entonces dichas actividades podrían aumentar las posibilidades de aprendizaje y de lograr objetivos terapéuticos”, matiza Marti, autora principal del estudio.

Se trata sin embargo de una pequeña investigación, ya que solo involucró a 21 personas sanas. 

Cada uno participó en 6 sesiones: en 3 sesiones, los participantes tuvieron contacto con un perro y en 3 sesiones de control interactuaron con un animal de peluche. Cada sesión tenía cinco fases de dos minutos con una intensidad creciente de contacto con el perro o el animal de peluche desde la primera hasta la cuarta fase. 

Los investigadores utilizaron un escáner cerebral para medir la actividad cerebral a través de la saturación de oxígeno de la sangre en el cerebro. Cada participante interactuó con un Jack Russell terrier, un goldendoodle y un golden retriever. Primero, observaron al perro desde el otro lado de la habitación, después el animal se sentó junto a ellos. Finalmente, se le permitió acariciarlo. 

En otras sesiones, cada persona repetía la misma secuencia con un animal de peluche que llevaba una botella de agua caliente para simular la temperatura corporal de un ser vivo. EEn ambos escenarios, la estimulación cerebral aumentó a medida que el perro o el animal de peluche se acercaban.

Sin embargo, el aumento de la actividad cerebral fue más pronunciado cuando la persona acariciaba un perro real en comparación con un peluche.

“Creemos que la participación emocional podría ser un mecanismo subyacente central de la activación cerebral en las interacciones entre humanos y animales”, puntualiza Marti. El peluche, como era de esperar, genera menos afecto.

 

Mejor memoria y menor deterioro cognitivo

Los resultados coinciden con los hallazgos de otros investigadores, que han descubierto efectos positivos en la memoria y la función cognitiva en los dueños de mascotas.

Un estudio presentado ante la Academia Estadounidense de Neurología el pasado mes de julio constató que vivir con un animal conllevó a una tasa más lenta de deterioro cognitivo en comparación con quienes no viven con animales. A largo plazo se beneficiaron de un retraso promedio de 1,2 puntos en el deterioro cognitivo

Aunque los efectos fueron más pronunciados con perros, también se registraron en personas que cuidaban conejos, hámsteres, pájaros, peces y reptiles.

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