Adiós a El Niño, hola a La Niña (pero el cambio climático nos seguirá abrasando)

La Niña

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  • La Organización Meteorológica Mundial estima probable que las condiciones de La Niña vuelvan a final de verano de 2024: el fenómeno se traduce en un enfriamiento del océano Pacífico oriental de uno a tres años. 
  • Sin embargo, el fin de El Niño no significa una pausa en el cambio climático a largo plazo, "ya que nuestro planeta seguirá calentándose debido a los gases de efecto invernadero que atrapan el calor", avisa la OMM.
  • Los últimos nueve años han sido los más cálidos jamás registrados, incluso con la influencia refrescante de La Niña.

El verano meteorológico ya está aquí, y las predicciones de modelos y expertos meteorológicos apuntan a que las temperaturas seguirán por encima de la media. De hecho, llevamos doce meses con récord de calor global. Según Copernicus, la temperatura media mundial del aire en superficie este mes de mayo estuvo 0,65 grados por encima de la media entre 1991 y 2020.

En medio de este calor abrasador, un fenómeno se está marchando de puntillas: se trata de El Niño, caracterizado por temperaturas de la superficie del mar más cálidas que la media en el centro y el este del Océano Pacífico, cerca del ecuador. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha avisado esta semana de que es probable que las condiciones de La Niña vuelvan a final de año.

El mapa con todas las playas con bandera azul de España en 2024

"El fenómeno de El Niño de 2023/24, que contribuyó a impulsar un aumento de las temperaturas globales y el clima extremo en todo el mundo, está dando sus últimos coletazos, hasta su próxima reaparición".

Los últimos pronósticos de la OMM otorgan iguales posibilidades (50%) de condiciones neutrales o de una transición a La Niña durante junio-agosto de 2024. Las papeletas para La Niña ascienden al 60% entre julio-septiembre y al 70% al período comprendido entre agosto-noviembre. 

¿Qué supondrá La Niña para el clima?

Sequía en Argentina

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La Niña se refiere al enfriamiento a gran escala de las temperaturas de la superficie del océano en el Océano Pacífico ecuatorial central y oriental, junto con cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, vientos, presión y precipitaciones. En muchos lugares, especialmente en los trópicos, La Niña produce impactos climáticos opuestos a los de El Niño.

El fenómeno de la Niña suele implicar temperaturas más frescas y fuertes sequías en las zonas costeras del Pacífico, así como una intensificación de la temporada de huracanes en el Atlántico.  La agencia estadounidense NOAA anticipa una temporada 2024 excepcional, con entre cuatro y siete huracanes de categoría 3 o superior.

Sin embargo, el contexto de cambio climático actual atenúa las condiciones de La Niña, cuyo efecto de enfriamiento será muy débil, según advierten los climatólogos. “Nuestro clima seguirá siendo más extremo debido al calor y la humedad adicionales en nuestra atmósfera", afirma el Secretario General Adjunto de la OMM, Ko Barret.

Anomalía negativa que muestra la formación de La Niña en el Pacífico ecuatorial el día 3 de junio.
Anomalía negativa que muestra la formación de La Niña en el Pacífico ecuatorial el día 3 de junio.

NOAA

"Cada mes desde junio de 2023 se ha establecido un nuevo récord de temperatura, y 2023 fue, con diferencia, el año más cálido registrado. El fin de El Niño no significa una pausa en el cambio climático a largo plazo, ya que nuestro planeta seguirá calentándose", señala el experto, que recalca las temperaturas excepcionalmente altas del mar.

Los últimos nueve años han sido los más cálidos jamás registrados, incluso con la influencia refrescante de La Niña durante varios años desde 2020 hasta principios de 2023. El Niño alcanzó su punto máximo en diciembre de 2023 como uno de los cinco eventos más fuertes registrados. Según los últimos datos disponibles, La Niña de este año se extenderá hasta el invierno de 2024/2025.

En España, el impacto de La Niña es todavía incierto, aunque se suele asociar a inviernos más húmedos y veranos más frescos en el norte —Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco—, enfriamiento moderado de las temperaturas en norte e interior —más sutil que el incremento de las lluvias—, condiciones de sequía prolongada en sur y este de España, y mayor riesgo de inundaciones en el norte.

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