El agua de 2.500 piscinas olímpicas: este es el coste oculto de la IA, según un nuevo estudio

Desde que ChatGPT fue puesto a disposición del público en noviembre, ha habido expertos que han alertado del enorme impacto medioambiental que suponen estas herramientas de inteligencia artificial.

Business Insider España ya informaba en abril de que varios investigadores habían subrayado el inmenso consumo energético que suponía esta tecnología. 

Un informe realizado por empleados de Alphabet —la matriz de Google— y académicos de la Universidad de Berkeley calculó que las emisiones de CO2 que produjo el entrenamiento de la anterior versión de ChatGPT, GPT-3, ascendieron a 550 toneladas. 

Por su parte, un equipo de expertos de las universidades estadounidenses de Colorado y Texas incidía en el agua que había necesitado esa misma tecnología para desarrollarse. En este caso se llegó a la conclusión de que habían sido 700.000 litros, es decir, el equivalente al agua necesaria para refrigerar un reactor nuclear. 

Google tiene sed: el consumo de agua de la tecnológica se dispara y parece que la IA solo va a empeorar las cosas

Esto se debe principalmente a cómo funcionan internamente las instalaciones en las que se entrenan estas tecnologías, los centros de datos. Se trata de edificios que ya han sido cuestionados en el pasado, por el enorme impacto medioambiental que implican las labores de computación que realizan, y que podrían ser todavía más criticados con la llegada de la IA generativa.

Un artículo reciente de Associated Press cita un estudio de la Universidad de California que incide precisamente en esa cuestión. Según la agencia de noticias estadounidense, la inmensa cantidad de agua que OpenAI necesitó para desarrollar ChatGPT fue extraída de la cuenca de los ríos Raccoon y Des Moines, en el centro de Iowa (Estados Unidos). 

Tal y como explica Associated Press, para crear un modelo de inteligencia artificial se necesita analizar patrones en una gran cantidad de texto. Toda esa computación consume mucha electricidad y genera mucho calor. Para refrescar las instalaciones, los centros de datos necesitan bombear agua, a menudo a una torre de refrigeración situada fuera de sus edificios, del tamaño de un almacén.

Según el último informe medioambiental publicado por Microsoft, el consumo global de agua de la tecnológica se disparó un 34% de 2021 a 2022: más de 6.400 millones de litros, lo que supondría llenar más de 2.500 piscinas olímpicas. En comparación con años anteriores, se trata de un fuerte aumento que los investigadores externos han vinculado a la apuesta de la compañía por la IA.

"Es justo decir que la mayor parte del incremento se debe a la inteligencia artificial", incluida "su fuerte inversión en IA generativa y su asociación con OpenAI", ha declarado a la agencia de noticias estadounidense Shaolei Ren, investigador de la Universidad de California en Riverside que ha intentado calcular el impacto medioambiental de herramientas como ChatGPT.

Ren y su equipo esperan publicar un artículo a finales de este año en el que han constatado que generador de texto por inteligencia artificial de OpenAI consume unos 500 mililitros de agua cada vez que se le formulan entre 5 y 50 preguntas. Este intervalo varía en función de la ubicación de sus servidores y de la estación del año. 

"La mayoría de la gente no es consciente del uso de recursos subyacente a ChatGPT", ha afirmado el investigador de la Universidad de California. "Si no son conscientes del uso de los recursos, no podemos ayudarles a conservarlos".