El comportamiento de bitcoin cada vez se parece más al del oro, pero porque las criptomonedas ya no le importan a nadie

Habitualmente se compara al bitcoin con el oro. Los fanáticos han repetido que la criptomoneda más grande se convertiría en el nuevo activo refugio. A tenor del comportamiento del token en los últimos tiempos, ese día podría haber llegado, puesto que es similar al del oro, pero sólo porque a cada vez menos personas les interesan las criptomonedas. 

Según un informe de la firma de investigación en activos digitales K33, del que se hacen eco en Bloomberg, y con datos de un indicador que mide la volatilidad de la divisa digital durante 30 días, bitcoin es actualmente más estable que el índice de referencia S&P 500, que el Nasdaq Composite de tecnología pesada e incluso que el oro.

Pero, paralelamente, el volumen de negociación de bitcoin se ha hundido hasta su nivel más bajo desde noviembre de 2020.

El precio de bitcoin no se recupera tras el criptoinvierno

Tanto los inversores institucionales como los minoristas se alejaron del sector tras el largo criptoinvierno de 2022. Un año de pesadilla, en el que el rápido aumento de las tasas de interés y el colapso espectacular de empresas que teóricamente parecían estables como FTX, hicieron que el precio de bitcoin cayera en picado.

Y mientras que otros activos con más riesgo para los inversores, como las acciones, se han recuperado en 2023, bitcoin aún cotiza por debajo de 30.000 dólares, un precio inferior, en más de un 50%, al pico de casi 69.000 que marcó en noviembre de 2021.

Se recuperó brevemente después de que el administrador de activos más grande del mundo, BlackRock, dijera que quería lanzar un ETF al contado que rastreara el precio del token. Sin embargo, esa leve tendencia alcista se ha cortado en las últimas semanas.

Bitcoin pierde su volatilidad

Esta regularidad y solidez en el precio de bitcoin, es, aunque pudiera parecer lo contrario, una bofetada para todos los que aseguraban que la criptomoneda era algo así como "oro digital". O sea, la versión criptográfica de un activo seguro, al que poder recurrir en tiempos convulsos.

Hasta cierto punto, se ha convertido en un activo de baja volatilidad, pero sólo porque las criptomonedas no le importan a nadie.