Por qué el café puede ser el peor enemigo de tu piel, según la ciencia

Tomar un café nada más levantarte es parte de la rutina de la mayoría de las personas, e incluso las hay que confiesan sentirse dependientes de esta bebida o dicen que su día no empieza hasta que no se han tomado el primero. A eso suelen sumarse algunas tazas más a lo largo del día que, pese a ayudarte a tener más energía, pueden no tener el mejor efecto para tu piel.

Beber café con moderación es saludable y algunas investigaciones señalan que su consumo puede propiciar bienestar, felicidad y energía. Sin embargo, cuando ingieres demasiada cantidad es habitual sentirte inquieto, sufrir migrañas y estar más nervioso.

Como la cafeína no es la mejor amiga del acné, es importante no excederse con su consumo, en especial si sufres de esta alteración del cutis o si tienes la piel grasa. La cafeína es un agente deshidratante, parecido al alcohol, algo que se manifiesta en la dermis. 

No hay estudios que demuestren que el café empeora el acné o no, pero sí hay algunos factores importantes que deben considerarse, como la manera de tomarlo y, por supuesto, la cantidad. 

El café aumenta tu respuesta al estrés, y este activa el acné. Como publica Mui, esta bebida aumenta la producción de glándulas de hiperadremanalismo, las cuales se encargan de reaccionar ante situaciones estresantes. Es decir, las hormonas del estrés, como el cortisol, pueden incrementar la cantidad de grasa producida por las glándulas sebáceas, por lo que te puedes volver más proclive a los brotes.

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Además, cuando tomas una taza antes de comer, esta interfiere con la absorción de minerales de la comida. Según esta publicación, tomar bebidas con cafeína degrada hasta un 72% de la recepción de todos los minerales en el cuerpo.

Otras de las maneras en las que esta bebida afecta a tu piel tiene que ver con la flora intestinal. Esto se debe a que tiene un alto contenido de acidez que provoca alteraciones en la flora intestinal, según un estudio, causando una disbiosis que desencadena la fuga intestinal y aumenta el acné.

Esto no significa que debas de dejar a un lado tu taza diaria, pero sí que debes tener en cuenta que su consumo en exceso provoca daños en la piel, especialmente si ya de por sí no tienes el cutis perfecto.  

Y si además añades leche y azúcar...

Es habitual que el café venga acompañado de un poco (o mucho, según la persona) de leche y azúcar.  Ambos productos aumentan los niveles de azúcar en la sangre aumentando la hinchazón del acné .  

Hay estudios que demuestran que los productos lácteos están relacionados con el acné, sobre todo el que aparece alrededor de la boca y mandíbula.

Por su parte, un exceso de azúcar en el torrente sanguíneo puede causar glicación, una reacción química natural que se da cuando los niveles de azúcar en la sangre rebasan lo que nuestra insulina puede procesar, como explica en su web Olay. Esto perjudica el colágeno y la elastina, los elementos de la piel que la mantienen elástica que cuando se unen al azúcar, pierden fuerza. Cuando estas proteínas se deterioran, los signos de envejecimiento se acentúan; la dermis está más seca y menos elástica, lo que causa arrugas, flacidez y pérdida de luminosidad.