Cinco verdades incómodas sobre la fuga masiva de datos de Facebook

Oficinas de Cambridge Analytica
  • El escándalo de Cambridge Analytica ha generado la mayor crisis en la historia de Facebook, con miles de usuarios llamando a dejar de usar la red social bajo el movimiento #DeleteFacebook.
  • Ante la lluvia de críticas y el desplome de las acciones en Bolsa, Mark Zuckerberg ha salido a pedir perdón y anunciar cambios para tratar de impedir que la historia vuelva a repetirse
  • El caso destapa el enorme poder que tienen las grandes compañías tecnológicas, que seducen a los usuarios con servicios "gratuitos" que en realidad tienen importantes contraprestaciones.
  • Facebook, Google o Twitter recopilan todo tipo de datos sobre sus usuarios, pero a menudo resulta complicado saber qué es exactamente lo que hacen con ellos.

La fuga masiva de datos de Facebook protagonizada por Cambridge Analytica pone encima de la mesa unas cuantas verdades incómodas sobre el actual papel de grandes empresas tecnológicas en nuestra sociedad.

Por mucho que Mark Zuckerberg aparezca en las cadenas televisivas estadounidenses para pedir perdón, el escándalo de Cambridge Analytica no es un caso aislado sino un ejemplo más de los graves problemas que han surgido fruto del inmenso poder que han acaparado empresas como Apple, Google, Amazon, Facebook o Microsoft.

Tim Berners-Lee, considerado como uno de los padres de internet y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, publicaba hace solo unos días una carta abierta en la que mostraba su pesimismo ante las perspectivas de futuro de su creación, fundamentalmente por la concentración de poder en la red en unas pocas manos.

"En la actualidad las amenazas a la web son reales, desde la desinformación y el uso de propaganda política cuestionable hasta la pérdida de control sobre nuestros datos personales", escribía Berners-Lee. "En los últimos años, hemos visto teorías conspirativas volverse tendencia en las plataformas sociales, cuentas falsas en Twitter y Facebook avivar tensiones, actores externos intervenir en las elecciones y a criminales robar valiosos datos personales", añadía.

Unas cuestiones que no parecían preocupar a casi nadie, mucho menos a las propias empresas, durante todos estos años de bonanza en las que han crecido económicamente de manera exponencial. Las tecnológicas no han tenido como objetivo "maximizar el bienestar social" en palabras de Berners-Lee, que reclamaba en su carta abierta un nuevo marco legal o regulatorio que ayude a equilibrar el peso de estas gigantes en nuestra sociedad.

A continuación repasamos 5 conclusiones de escándalo de la fuga masiva de datos de Facebook que ha protagonizado Cambridge Analytica.

#1 - Los gigantes tecnológicos acaparan demasiado poder

Sede de Google en Mountain View

Los números son incontestables. A día de hoy las cinco empresas más valiosas del planeta son compañías tecnológicas, un dato que pone de manifiesto el increíble poder que han amasado Apple, Microsoft, Amazon y Facebook a lo largo de las última década.

De hecho, en el ránking de las empresas más valiosas elaborado por el Financial Times en 2008 apenas aparecían Microsoft, AT&T y China Mobile como representantes del sector tecnológico, pero en todo caso por detrás de las grandes petroleras, con Exxon Mobil y PetroChina al frente de la clasificación.

La grandeza económica de las tecnológicas se traduce en un inmenso poder de influencia en la sociedad, hasta el punto de que hoy juegan un papel trascendental en procesos democráticos. Ahí está el caso de la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2016, o el propio caso de Cambridge Analytica si hacemos caso a sus máximo ejecutivos.

Los tres máximos responsables de Cambridge Analytica aparecen en una serie de grabaciones con cámara oculta realizadas por el canal de televisión británico Channel 4 en las que alardean de haber trabajado en unos 200 procesos electorales, mencionando países como Estados Unidos, República Checa, India, México, Nigeria, Kenia o Argentina.

"Si estás recolectando datos sobre usuarios y realizas un perfil sobre ellos, eso te va a dar más conocimiento que luego puedes utilizar para saber cómo segmentar la población con el objetivo de ofrecerles mensajes sobre los temas que más les importan y utilizar un lenguaje e imágenes con los que sea más probable que se involucren", aseguraba ante la cámara oculta el jefe de datos de Cambridge Analytica, Alex Tayler.

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La segmentación publicitaria es una de las claves del modelo de negocio de Facebook, que incluso se vende como "un verdadero medio para ganar votos" y cuenta como caso de éxito el triunfo del Partido Conservador en las últimas elecciones británicas. 

"El nivel de segmentación que tuvimos disponible en Facebook, junto con los datos e investigaciones que elaboramos internamente, nos permite afirmar que, por primera vez en unas elecciones en el Reino Unido, los medios digitales han supuesto una diferencia demostrable en el resultado final", explica Carig Elder, director de medios digitales del Partido Conservador.

"En Facebook, la segmentación del público tiene más del doble de precisión que en la mayoría de las redes publicitarias en internet", explica la propia red social. La segmentación permite mostrar mensajes diferentes a cada grupo de usuarios en función de sus gustos e intereses, algo que en el universo político puede llegar a ser muy peligroso al bordear la frontera de la manipulación política.

La cuestión es hasta qué punto toma el ciudadano sus propias decisiones, también a nivel político, en un universo donde las técnicas psicológicas para manipularnos, no solo en términos políticos sino también para captar nuestra atención, son cada vez más profundas.

#2 - Alguien debería controlar qué están haciendo con nuestros datos personales

Protección de datos Europa

Las declaraciones de Mark Zuckerberg en las últimas horas por el escándalo de Cambridge Analytica intentan transmitir el mensaje que desde la red social han intentado hacer todo lo posible por impedir la fuga masiva de datos y ya han puesto en marcha medidas para evitar que se vuelvan a ocurrir. Pero las palabras del CEO de Facebook esconden también otras cosas.

"Si me hubieras dicho en 2004 cuando puse en marcha Facebook que una gran parte de mi responsabilidad sería proteger la integridad de las elecciones frente a las interferencias de otros gobiernos, no hubiera llegado a creer que eso sería algo en lo que tendría que trabajar 14 años después", ha explicado Mark Zuckerberg durante una entrevista con la CNN en la que ha pedido perdón por el papel de Facebook en la fuga masiva de datos protagonizada por Cambridge Analytica.

Esas palabras demuestran cómo el monstruo de Facebook se ha hecho mucho más grande de lo que pudo llegar a imaginar nunca el propio Zuckerberg

La fuga de datos producida en Facebook es un ejemplo más de los problemas que tienen estas grandes compañías tecnológicas —y en particular las redes sociales— para controlar de qué manera se utilizan sus plataformas ya que en los últimos meses varias investigaciones han detectado la falta de control en los contenidos, un problema que por ejemplo resulta especialmente preocupante en el caso de los menores.

Como respuesta a todas estas investigaciones las tecnológicas han ido plagando sus discursos con promesas de cambios que, solo en los últimos meses, han comenzado a activarse. Pero la realidad demuestra que todavía queda mucho camino por recorrer, y que alguien debería supervisar o controlar el papel de estas plataformas.

Y no se antoja una cuestión sencilla, entre otras cosas porque estas gigantes tecnológicas han aglutinado tanto poder que cualquier decisión que puedan tomar tiene el potencial de afectar directamente a los derechos fundamentales de los ciudadanos, como por ejemplo la libertad de expresión.

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A raíz de los últimos escándalos varios gobiernos occidentales han comenzado a mover ficha y, por ejemplo, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea ya han llamado a la puerta de Zuckerberg para pedir explicaciones. Y va a tener que profundizar mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora, tanto en por qué la red social no hizo lo suficiente para evitar la fuga de datos y qué pasa ahora con todos esos datos robados, que pueden estar además en manos de otras empresas.

El Reglamento General de Protección de Datos europeo que entrará en vigor esta primavera exigirá a las tecnológicas obtener el consentimiento explícito de los usuarios para almacenar cualquier información y cookie cada vez que se utilicen, una medida que en teoría va a servir para proteger mejor los datos de los usuarios pero que en la práctica probablemente dificulte la navegación por internet de manera exponencial al inundar las webs con formularios de consentimiento.

"No hay normativa europea e internacional que acote y delimite el uso de los datos de una manera aceptada por todo el mundo. Estamos en un mundo nuevo y surgen nuevas necesidades de regulación", ha reconocido el ministro de Energía y Agenda Digital, Álvaro Nadal, este miércoles en el Congreso de los Diputados.

España, por ejemplo, tiene una ley de protección de datos con la que en teoría no podría suceder un caso como el de Cambridge Analytica. El problema es que la protección no acaba en la ley, ya que incluso la propia Facebook ha sido sancionada por saltársela al gestionar indebidamente los datos de los usuarios de WhatsApp.

Por todo esto a lo largo de los próximos meses vamos a enfrentarnos a un intenso debate sobre quiénes deben asumir el control y supervisión del papel que tienen estas grandes compañías tecnológicas a la hora de utilizar nuestros datos personales.

#3 - Los usuarios necesitamos herramientas más claras y transparentes sobre qué se hace con nuestros datos

Adiccion moviles

El escándalo de la fuga masiva de datos de Facebook ha tenido un efecto rebote con miles de llamadas públicas desde todas partes, incluida la del fundador de WhatsApp, para darse de baja, desinstalar o abandonar la red social que dirige Mark Zuckerberg.

La preocupación social responde a la falta de transparencia alrededor del uso de los datos privados por parte de estas grandes tecnológicas: casi nadie es consciente de la cantidad de datos que Facebook recopila sobre su actividad y, todavía son menos los usuarios que controlan con qué otras empresas han compartido sus datos.

Por supuesto el problema no es ni mucho menos exclusivo de Facebook. Los usuarios deberían tener un acceso más visible e intuitivo sobre de qué manera se están utilizando (y monetizando) sus datos también en Google, Twitter, Instagram, WhatsApp, YouTube o incluso qué hacen con la información privada los fabricantes de smarpthones.

"Estamos entrando rápidamente en la era de la inexistencia de la privacidad, en la que todo el mundo está vigilado constantemente y en la que no existen los secretos". Esta frase de William O. Douglas, que trabajó como juez asociado de la Corte Suprema de Estados Unidos, tiene más de 50 años y a pesar de situarse en el contexto histórico de la guerra fría puede trasladarse perfectamente a la sociedad actual.

#4 - El escándalo debe servir a modo de recordatorio: Facebook y Google no son completamente gratuitas

Facebook Dislike

Las compañías tecnológicas han transformado para siempre nuestras vidas, pero en muchos casos no somos conscientes del precio que hemos pagado a cambio. Por mucho que lo parezca, ni Facebook ni Google son completamente gratuitas. Y no es casualidad que se sitúen entre las empresas más rentables del planeta.

Buena parte de su negocio gira alrededor de los datos y la publicidad. Facebook es una plataforma en la que los usuarios comparten sus recuerdos y hablan con sus amigos y familiares, pero al mismo tiempo es una enorme oportunidad publicitaria, ya que al fin y al cabo es un medio con una audiencia millonaria que conoce perfectamente al dedillo los gustos e intereses de los usuarios.

Para estas grandes plataformas en lugar de clientes los usuarios se parecen más a los recursos naturales de los que se extrae la riqueza, tal y como apunta Jeff Spross en The Week. "Si Google y Facebook fueran compañías petroleras o mineras, nosotros seríamos las formaciones geológicas y las montañas que están perforando", explica.

Leer más: El éxito económico de las grandes tecnológicas en 2017 desnuda algunas de sus mayores vergüenzas

Esta perspectiva arroja una conclusión preocupante. Los usuarios no pagamos a Facebook o Google por utilizar su servicio, de manera que las plataformas tienen menos incentivos para proteger nuestros datos de la manera más adecuada: enfadar a los usuarios es mucho menos peligroso en este caso que enfadar a los clientes, que en este caso son los anunciantes. Así, se puede llegar a entender que la privacidad es un lastre para la rentabilidad de estas compañías.

Las tecnológicas lo saben todo sobre nosotros y, en cambio, los usuarios apenas sabemos nada sobre cómo funcionan realmente por dentro estas plataformas. Los complejos algoritmos que se esconden detrás del buscador de Google o de los feeds de Instagram y Facebook son un enorme secreto. E incluso cambian continuamente sin que nadie nos avise, casi siempre para intentar aumentar la rentabilidad, no para mejorar el servicio a los usuarios.

"Vivimos en una era de total opacidad en la que no sabes por qué ves las noticias que ves. No sabes si es la misma noticia que ve el resto de la gente", resumía hace unos meses Jaron Lanier, una de las voces más respetadas del Silicon Valley y uno de los pioneros en el mundo de la realidad virtual, en un reportaje del New York Times.

Nada es gratis. Ni siquiera lo que se vende como tal. En ese caso simplemente significa que es más complicado saber el coste que estás pagando realmente por ello.

#5 - Ni Facebook es intocable ni el resto del sector tecnológico es inocente

Desarrollador de Facebook

El escándalo de Cambridge Analytica ha venido a demostrar también que a pesar de los números ninguna empresa es intocable. Ni para la sociedad ni por supuesto para los inversores: las acciones de Facebook se han desplomado a raíz de las revelaciones publicadas hasta bajar la cotización a niveles del pasado mes de septiembre, frenando un ascenso que hasta ahora parecía inagotable.

La presión mediática y las malas noticias desde Wall Street han terminado obligando a Mark Zuckerberg a salir a dar explicaciones después de guardar silencio durante casi cuatro días. La magnitud de la crisis ha llevado al CEO de Facebook a elevar su presencia en los medios para intentar transmitir el mensaje de que la red social se ha puesto manos a la obra para impedir nuevos casos, hasta el punto de conceder inusuales entrevistas a diversos medios de comunicación estadounidenses.

Toda esta situación llega en un momento en el que diversos informes apuntaban ya a un cierto agotamiento por parte de una parte del público alrededor de la red social. Facebook reconoció en sus últimos resultados que sus usuarios pasaban menos tiempo en la plataforma y dejaba entrever la pérdida de usuarios diarios en Estados Unidos, algo a lo que apuntan ya diversos estudios con predicciones preocupantes para la compañía.

Facebook CB Insights

La percepción de la red social también ha girado drásticamente a lo largo de los últimos años, algo que ha sido clave para que el propio Zuckerberg se tome como reto para este 2018 "arreglar Facebook". Una encuesta de la consultora CB Insights realizada en diciembre del año pasado ya mostraba que un gran porcentaje de la población pensaba que Facebook tendría un impacto negativo en la sociedad en los próximos diez años. Y esa tendencia seguramente se haya agudizado con los últimos acontecimientos. 

El caso de Cambridge Analytica ha puesto a Facebook en el ojo del huracán, pero eso no quiere decir que haya sido el primer caso ni que sea la única plataforma en la que nuestros datos se estén gestionando de la manera más segura. Sin ir más lejos, Google fue multada el pasado mes de noviembre por la Agencia de Protección de Datos por recolectar datos de redes WiFi a través de Street View

La privacidad total en internet es imposible, pero debería ser una de las principales prioridades tanto para los usuarios como para los gobiernos y, sin duda, también para las propias empresas tecnológicas.

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