Le ha pasado a todo el mundo. Ponerlo todo perdido al abrir una lata que ha sido agitada. 

Esto sucede porque tu refresco o cerveza enlatada contiene en su interior dióxido de carbono. Un gas (que además de ser una de las principales causas del calentamiento global) se incorpora disuelto a ciertas bebidas.  

Se conoce como CO2 alimentario, de ahí el nombre de bebidas carbonatadas, y es el responsable de que las burbujas que tanto te gustan al paladar salgan abruptamente cuando abres una lata que ha sido agitada.

Esto ocurre como resultado de un cambio en la solubilidad y presión del dióxido de carbono. 

Como explica un artículo en The Conversation, cuando abres una lata carbonatada ese característico sonido chispeante es el de las burbujas de gas que escapan del líquido como resultado de un cambio en la solubilidad del dióxido de carbono. Debido a esto, las burbujas aumentan de tamaño, se desprenden del interior de la lata y se elevan hasta la parte superior.

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Al agitar la lata, las burbujas se distribuyen por todo el refresco, colocándose a los lados del envase. Al abrirla salen todas salen a la superficie a la vez arrastrando el líquido a su paso y ocasionando la lluvia espumosa que todo el mundo conoce.

Cómo abrir una lata agitada

La manera de abrir una lata que se ha movido para evitar que salgan las burbujas de forma caótica es más sencilla de lo que crees.

Ahora ya sabes que el movimiento del envase ha ocasionado que el gas se convierta en ácido carbónico y que este se haya "pegado" a las paredes en forma de burbujas. Por lo que golpear la lata antes de abrirla hará que las burbujas se desprendan, suban a la superficie y al abrirse salga el gas sin derramar el líquido.

La forma de hacerlo es, como muestra un artículo de Fundación Aquae, es golpeando con los dedos en 3 puntos de la lata: arriba, en medio y abajo. Ve girando ésta y repitiendo el proceso hasta que hayas dado 2 vueltas completas.

De esta forma, ya no volverás a ponerlo todo perdido cuando intentes abrir una lata que se  ha caído.